Obesidad infantil: la pandemia que no logra empezar su desescalada

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Expertos sanitarios alertan de un problema de salud pública que se ha agravado con el covid

18 ene 2022 . Actualizado a las 13:42 h.

Es el ministerio con menor carga presupuestaria, pero tiene entre manos una misión de relevancia social y económica sin parangón: reducir las elevadísimas tasas de obesidad infantil en España. Porque lejos de ser un ejemplo a seguir, en un país donde las dietas atlántica y mediterránea forman parte del orgullo colectivo, esta asignatura queda año tras año para septiembre.

Con un 17,3 % de menores obesos —cifra que asciende al 23,3 % en niños cuyas familias ingresan menos de 18.000 euros anuales, según el último informe Aladino—, la cartera de Consumo, que lidera Alberto Garzón, lanzó un proyecto piloto con cien escolares para combatir una pandemia que, por otro lado, asola a prácticamente todos los países desarrollados. Se trata de una iniciativa que pretende conocer las percepciones de los chicos sobre sus hábitos alimentarios para identificar los motivos que llevan a una mala alimentación. Dos especialistas explican las causas y nefastas consecuencias de una lacra a la que, ya advierten, «ni las instituciones públicas ni muchas familias quieren prestar atención».

Concretamente, estas palabras las pronuncia Cristina Tejera, endocrina del Hospital Naval de Ferrol, para añadir que «incluso los propios profesionales somos un poco condescendientes con este tema». Difícil, explica, darle la importancia que merece a un problema «que dentro del sistema sanitario ni siquiera tiene consideración de enfermedad, como ocurre por ejemplo con el tabaquismo, que cuenta con terapias financiadas para dejar hábito». Y así empieza un efecto dominó que tumba la última pieza en la mesa cuando al niño con obesidad sus padres le dan una ensalada de lechuga «mientras ellos cenan pizza y coca-cola. De este modo no solo se crea un estigma en el chaval, sino que probablemente estos menús saludables pasen a mejor vida porque estos padres no entienden que es necesario que ellos también coman bien por su propio beneficio», comenta en este caso la endocrinóloga pediátrica Marta Lendoiro.

Si la obesidad afecta a casi dos de cada diez menores en España, el sobrepeso lo sufren ya el 40 % de los niños de entre 6 y 9 años según Aladino, el estudio que periódicamente publica la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). «Estos datos solo refutan que son factores conductuales los que más influyen en que haya tantos niños con sobrepeso y obesidad. Hace años que a los niños se les ofrece comida como recompensa o premio, que la cultura del sofá se ha apoderado de muchas familias y ahora, además, el golpe económico de la pandemia hará que en muchos casos las cestas de la compra se llenen de procesados más baratos que los alimentos frescos de calidad».

La pandemia complica que bajen los casos

Efectivamente, como explica Lendoiro, la incertidumbre provocada por el covid-19 no ayuda a que la curva de la obesidad infantil se doblegue, porque al hachazo a muchos bolsillos se le suma el sedentarismo y los casos de ansiedad. «Hay comida que yo reconozco que es muy cara», puntualiza Tejera, quien insta a las autoridades a esforzarse por garantizar la buena alimentación de los menores con comedores financiados —recuerda la especialista, y se echa las manos a la cabeza, el muy controvertido menú Telepizza que la Comunidad de Madrid facilitó hace unos meses a niños en situación de vulnerabilidad—.

Como apunta Lendoiro, «No hay que dejar de ver ciertos productos como perjudiciales ni minimizar esta enfermedad, que muchos padres creen que sin hacer nada se solucionará con el paso del tiempo». De hecho, enumera las secuelas que deja esta acumulación de grasa en edades tempranas: «Más allá del tema psicológico, los niños corren el riesgo de sufrir alteraciones endocrinas e incluso en casos graves se puede dar la presencia de hígado graso».