Escrutinio a los sándwiches más famosos de A Coruña

SABE BIEN

A los clásicos de toda la vida de El emporio de los Sándwiches y Ferrio se han sumado las versiones de Rodilla, más sofisticadas pero, también, menos saciantes. Parece mentira que uno pueda encontrarse tantas diferencias nadando entre dos panes

03 dic 2020 . Actualizado a las 12:36 h.

Con la llegada de las compañías aéreas de bajo coste a Galicia, muchos comenzaron a revisar franquicias en los aeropuertos donde recaían pensando que eso era la quintaesencia de la existencia urbanita. Objeto de deseo empezó a ser entonces Rodilla, una compañía española especializada en sándwiches que maravillaba por sus ingeniosas combinaciones y las líneas depuradas y elegantes de sus establecimientos, que las alejaban de las habituales casas de comida rápida. Pese a todo, al menos en A Coruña, cuando uno volvía a casa, lo que realmente quería era acercarse a Ferrio y El Emporio y disfrutar de una bomba calórica, cada una en su versión, hecha emparedado. Estos establecimientos, separados por escasos metros de distancia, acumulan todos los piropos de la ciudad cuando hablamos de estas elaboraciones (lo dicen las estampas de cumpleaños, santos o cualquier merendola en el trabajo). Y aunque este producto tardó en calar en la esquina noroeste peninsular, los sándwiches de estos establecimientos son hitos de la gastronomía local. Pero ¿cuál es el rey de reyes?

Responder a esta pregunta, tratándose de criterios tan subjetivos como su aspecto, la combinación de ingredientes o el resultado final, es imposible, sí. Pero es igual de cierto que puede hacerse un examen exhaustivo de su precio, el tipo de pan, el envoltorio o la cantidad de relleno que incluye cada uno. Y a partir de ahí, cada uno puede sacar sus conclusiones. Incluimos en el escrutinio las opciones de Rodilla, precisamente, por la diferencia abismal entre sus piezas y las de sus competidores y porque, quizás, para llevar al trabajo o para consumir en la calle sea la opción ideal. Otro cantar son, spoiler, otras cuestiones.

Ferrio

Al mediodía, la mayoría de sándwiches que quedaban eran de tres pisos, aunque los especialmente valorados son los sencillos. Teniendo en cuenta la altura y el volumen de cada emparedado, la pinta era espectacular porque el sándwich de miga, en este caso de jamón, lechuga, queso, aceitunas, huevo, tomate y (muchísima) mayonesa, se mantenía firme y compacto. Sin cortezas y con un tamaño considerable, si uno se come el sándwich entero puede darse más que por satisfecho; de hecho la argamasa en el que se convierte el mezcladillo puede que pase factura al comensal hasta pasadas unas horas. Quizás no es la opción más recomendable como tentempié en el trabajo y sí, desde luego, después de una noche (cuando existían) de juerga. ¿Su precio? 1,90 euros. La variedad es marca de esta confitería que abrió sus puertas en 1957, aunque es cierto que al mediodía no quedaban demasiadas opciones donde escoger. 

Uno de los sándwiches de tres pisos de la confitería Ferrio
Uno de los sándwiches de tres pisos de la confitería Ferrio

El Emporio de los Sándwiches

Quien no conozca estas piezas debe saber que lo de que la belleza está en el interior no va con esta empresa que lleva casi 50 años sirviendo su emblema a los coruñeses. Dividido en seis porciones y con parte de lo que habitualmente va en el interior luciéndose en paños menores, su aspecto es toda una declaración de intenciones. Aunque la receta de estos bocados es secreta, se intuye bien de grasa, aceite o margarina, pero vamos, no hay duda de que no es apto para guardar la línea. De hecho, conforme pasan las horas menguan como le ocurre a esos productos que han nadado en aceite. Ahora, para un día que queramos lanzarnos al placer de un antojo no hay duda de que, al menos el completo (jamón york, lechuga, tomate y queso) cumple las expectativas. También su precio: 3,95 euros por estas seis mini porciones (entre las muchísimas opciones que uno se encuentra en la carta, la más cara cuesta 4,40 euros)

Rodilla

Lo que sorprende, en primer lugar, es su tamaño de bolsillo. Más pequeño que sus contrincantes, cuál es la sorpresa cuando recibes tan solo uno de los típicos triángulos. Es decir, una única rebanada de pan de molde. Dentro de una cajita de cartón, como si fuese un regalo, puede ganar a los más pulcros. Eso sí, cuando se desvela el misterio, al menos en el caso del sándwich de pollo y mostaza, la cantidad de relleno brillaba por su ausencia, sobre todo en los laterales y esquinas del emparedado. Duele, más por 1,50 euros. Respecto al total de ingredientes que menciona su caja, la mayoría no se aprecian: ni la cebolla crujiente, ni apenas el tomate seco. El pan también era algo más seco que el de los oponentes. En cuanto a la oferta de esta compañía, las versiones son mucho más sofisticadas (entiéndase queso azul con rúcula o pavo con manzana).