Así ha mejorado el sector de la alimentación en las últimas décadas

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Los avances científicos y tecnológicos permiten que la producción de alimentos y bebidas se adapten cada vez mejor a la demanda de los consumidores

18 dic 2019 . Actualizado a las 16:00 h.

Todo influye a la hora de describir cómo ha ido evolucionando el sector alimentario desde mediados del siglo pasado hasta hoy en día. Los hábitos de consumo, la variedad en la dieta o los métodos de conservación de los productos son algunos de los factores que se tienen cada vez más en cuenta a la hora de elaborar alimentos que luego se distribuyen a los diferentes locales de hostelería.

La decisión de “qué comemos” cobra cada vez más importancia, tanto en responsabilidad como en preocupación sobre los alimentos que ingerimos. ¿Cómo influye entonces el avance tecnológico en la nutrición? Hace miles de años se empezó a secar el grano de los cereales para conservarlos mejor, la carse comenzó a asarse para potenciar su sabor y muchos otros alimentos se ponían en salazón para que tuvieran una mayor durabilidad si bien es cierto que todos estos métodos de conservación se aplicaban solo a escala doméstica hasta que a finales del siglo XIX los avances de la ciencia permitieron que la industria artesanal fuera evolucionando poco a poco hacia una más tecnológica.

La industria alimentaria representa casi una quinta parte del total de la producción industrial y las nuevas tendencias de consumo ayudan a que el sector esté en constante desarrollo. Quienes sin duda pueden y deben aprovechar estas nuevas ventajas son los negocios de hostelería. Disponer de productos precocinados y congelados de primerísima calidad que les permitan ahorrar tiempo y costes de cocinado supone para ellos seguir atendiendo la demanda cada vez más exigente de sus clientes sin tener que renunciar ni a la calidad, ni a un precio razonable, ni a la disponibilidad de género en sus despensas. Ese tiempo ganado supone poder destinarlo a otros factores importantes para ganarse a la clientela como los emplatados u otras preparaciones a las que antes no dedicaban esfuerzo por falta de disponibilidad.

El poder del sabor casero

Los sabores caseros, esos que recuerdan a la infancia o que enseguida identificamos con los aromas y matices tradicionales de los alimentos, siguen siendo prioritarios a la hora de contentar a los consumidores y marcar la diferencia. La mayoría de la población prefiere disfrutar de unas buenas hamburguesas de calidad seleccionada antes que ir al típico restaurante de comida rápida de menú con patatas y bebida y, por eso, no les importa invertir algo más si tienen la certeza de que lo que van a comer es sinónimo de calidad.

¿Qué diferencia a una hamburguesa industrial de una artesana aunque ambas sufran procesos de congelación? Claramente, la calidad de la carne y su método de conservación. Compañías como The Cooksters entregan sus hamburguesas a temperatura bajo cero sin perder ni un ápice de sus propiedades. Gracias a sus técnicas de alta cocina garantizan una textura ideal y unos ingredientes frescos y naturales con los que se conserva la totalidad del sabor de todas sus variedades, entre las que destacan sus hamburguesas de Angus, de ternera y foie, de vacuno y cebolla caramelizada, de buey y Kobe, de cerdo ibérico a la reducción de Pedro Ximénez, de ternera ecológica, de lomo de atún y de rabo al guiso tradicional. Porque en la variedad está el gusto y no la pérdida de calidad abjo ningún concepto.

Vaya por delante que el placer de comer bien, de forma variada y equilibrada siguen siendo las prioridades a la hora de disfrutar de la gastronomía y todo lo que ofrece tanto a quienes la consumen -es decir, todos- como a quienes viven de ella.