Galicia presume de su castaña por el mundo

Mario Beramendi Álvarez
Mario beramendi LA VOZ / REDACCIÓN

SABE BIEN

ROI FERNÁNDEZ

Más de sesenta países consumen este producto que desde hace casi diez años tiene un sello propio de calidad

13 feb 2020 . Actualizado a las 13:05 h.

Hasta la llegada de los cultivos americanos, las castañas fueron una fuente de alimento indispensable en la cocina rural gallega, sobre todo en áreas de montaña. Servían para apaciguar el hambre en los tiempos de escasez. Asadas, cocidas, en el caldo, con leche... Hoy, siglos después, constituyen un producto autóctono cada vez más apreciado gastronómicamente, que cuenta con sello de calidad desde el 2009 y que se consume en más de sesenta países del mundo, desde México o Arabia Saudí hasta Rusia o Japón.

La Indicación Xeográfica Castaña de Galicia (IXP) tiene actualmente 1.224 hectáreas de superficie inscrita, con 149 productores registrados y diez comercializadores y almacenistas en fresco: solo durante el año pasado se certificaron 106.809 kilos de castaña, lo que generó un valor económico estimado de casi 800.000 euros. Este sello está reservado en exclusivo a los frutos obtenidos de los cultivos autóctonos de Galicia.

«Os froitos amparados teñen o pericarpo fino, de cor marrón clara e brillante; un epispermo ou membrana fina que penetra lixeiramente na semente e que se separa facilmente ao pelar a castaña, o sabor é doce e a textura firme non fariñenta», explica Jesús Quintá, presidente de la IXP. El sector de la castaña en Galicia va mucho más allá de la actividad del sello y tiene por delante un enorme potencial de crecimiento para avanzar en los cultivos profesionalizados. De hecho, en Galicia recogen castaña cada otoño unas diez mil personas, muchas de las cuales lo hacen para autoconsumo. El precio del kilogramo del producto, dependiendo de la calidad, suele oscilar entre 1,20 y 2 euros. En la comunidad hay abundantes referencias históricas sobre la antigüedad de este cultivo. Y una de las pruebas es la existencia de castaños de grandes dimensiones, consecuencia de su longevidad. Están los castaños de Catasós, en Lalín; o el de Verea, en Ourense, que tiene nueve troncos talares que salen de una cepa de diez metros. En la parroquia de San Cristovo de Amariz, en el Concello de Nogueira de Ramuín, hay un ejemplar de 16 metros de circunferencia en su cepa basal. Desde la IXP apuntan que en el municipio de Manzaneda se halla el castaño no podado de mayor circunferencia de Galicia. Se le conoce como el castaño de Pombariños; según los responsables del Instituto de Investigaciones Agrobiológicas de Galicia, tiene unos mil años de edad y cuenta con casi 14 metros de circunferencia.

Iniciativas

En una buena temporada de castaña -el otoño de este año y del pasado está siendo especialmente malo, con tiempo seco y escasas lluvias- como la del 2016 se llegaron a recoger 20 millones de kilogramos del producto, lo que supuso un negocio en origen de unos 35 millones de euros.

En Galicia, la totalidad de la provincia de Ourense es zona productora de castaña; en A Coruña destacan la comarca de de Melide y los concellos de Arzúa y Boimorto; en Lugo la actividad se extiende a casi todo el territorio, a excepción de los municipios de O Vicedo, Viveiro, Xove, Cervo, Burela, Foz, Barreiros y Ribadeo. En Pontevedra, la producción se centra en las comarcas de Tabeirós-Terra de Montes y Deza y los municipios de Cotobade, A Lama, Campo Lameiro y Cuntis.

La castaña está ayudando también a la salida de nuevos productos de la industria agroalimentaria, como el caso de Coren, que ha sacado con éxito al mercado unos jamones de cerdos que se alimentan exclusivamente con el producto autóctono. Además, en Galicia se está desarrollando un proyecto de investigación sobre el porco celta. Se lleva a cabo en el Centro de Investigación Forestal de Lourizán, dependiente de la Xunta, y estudia cuál es la carga ideal de este tipo de ganado para mejorar la sostenibilidad de los bosques de castaño. En este tiempo se han abordado diferentes aspectos, como el estudio de la biodiversidad de la flora, el arbolado adulto, los daños causados por los animales, la regeneración de las especies arbóreas, la salud del suelo, la biomasa del sotobosque y, sobre todo, la producción de frutos, fundamentalmente castañas y bellotas.

Medio Rural también acaba de verificar la identidad de cerca de 800 castaños de viveros de la comunidad para garantizar que son variedades tradicionales gallegas. Se trata de una nueva campaña de control iniciada en este sector con el fin de comprobar que la identidad de las plantas cumple con el origen que se anuncia. De este modo, según la Administración gallega, se ofrece mas seguridad al comprador. En Galicia hay hasta 23 variedades de castaños cultivados de forma tradicional.

El horizonte

El sector de la castaña se enfrenta ahora a la amenaza de la plaga de la avispilla, un insecto que afecta a los árboles, originario de China y que entró en España en el 2012, a través de Cataluña. La Administración gallega está intensificando la lucha con medidas biológicas, silvícolas y genéticas. A lo largo de este 2018 está previsto liberar 705.000 individuos del parásito

Torymus Sinesis

, capaz de evitar la proliferación de la avispilla en los soutos.

Clones híbridos

A esto se suman los trabajos del Centro de Investigacións Forestais de Lourizán (CIF), situado en Pontevedra, que ha logrado confirmar mediante ensayos controlados en laboratorios la existencia de clones híbridos de castaños capaces de resistir el envite de la plaga. En este centro se instaló en el 2015 un invernadero con insectos para poder trabajar con plagas y evaluar cuál es la tolerancia de los distintos materiales.