Setas ante una lumbre alimentada con leña de carballo autóctono

SABE BIEN

Aún quedan tabernas con lareiras centenarias, como la pontesa O Puxido, que cada noche pone sobre el mostrador, gratis, castañas asadas en el fuego y que cuenta con una de las ofertas más amplias de hongos, que este año es más reducida por las altas temperaturas

06 nov 2016 . Actualizado a las 04:00 h.

Está claro que nunca habrá estudios que lo confirmen, pero ante una lareira encendida casi todas las recetas saben a gloria. En la de O Puxigo, en As Pontes y en la foto, presumen de una como las de hace siglos, aunque reconocen que en diferentes reformas han ido eliminando partes, como el burro, que era una pieza gracias a la que se sacaba el pote de la lumbre. «A lareira era todo, quentaba a casa, facía de cociña e nos bancos que se colocaban o seu redor sentábase a xente da familia para falar polas noites, porque non había televisión», cuenta Xosé Guerreiro, famoso por su conocimientos micológicos.

En este local se pueden probar casi todas especies gallegas preparadas de las formas más variadas, aunque este año la oferta es menor por el calor casi veraniego que se reduce de forma drástica la humedad en los bosques. «Este ano temos boletus, níscalos, línguas de gato e pouco máis», advierte el jefe de una cocina que cada noche regala castañas a sus clientes. «Esas sí que as facemos na lareira e partir de reis teremos feixos feitos no lume, que non teñen nada que ver coas filloas».

de la sal a la brasa

Guerreiro explica que la tradición de las brasas gallegas es relativamente reciente. «Ten 50 anos, antes non se facía carne fresca no lume, botábase todo no salazón e comíase ó longo do ano en cocidos», cuenta un experto en setas que también se atreve a poner algunas especies sobre la plancha, aunque no todas, ya que asegura que, al igual que los pescados, cada variedad tiene unos tiempos y requiere unas temperaturas. Guerreiro prefiere la leña de castaño, siempre las de crecimiento lento tanto para la cocina como para crear un ambiente en su taberna. No desdeña los troncos de abedul y no quiere ni oír hablar del pino por las «fumeiras» que genera. «Xa ninguén traballa no monte como antes, pero outra boa leña é a de toxo e a de xesta», asegura el encargado de alimentar uno de los fuegos más tradicionales de la comarca ferrolana.

No muy lejos, en la casa de turismo rural Casa Lourán -en el lugar de Restrebas, la parroquia de Val de Xestoso y dentro del municipio de Monfero- ha comenzado la temporada de los cocidos y comidas caseras para personas que no tienen por qué estar alojadas en la casa. Eso sí, tienen que reservar una experiencia que comienza con una zorza, continúa con carnes, los clásicos grelos de Monfero y que remata degustando los licores de la casa ante una lareira bien nutrida de piñas, maderas secas y nobles.

castañas

«Nós non cociñamos na lareira, bueno solo asamos castañas e enseñamos a asalas, porque fai pouco tiven a unha familia de Madrid que pasou a fin de semana facendo nelas», cuenta Ana Jove, que lleva 15 años al frente de este establecimiento. Ana tiene dos recursos con los que conquista comensales, los grelos y el fuego. «O lume ten algo especial, dalle un calor o comedor e depois sempre invita as personas sentarse a redor para charlar ou simplemente para facer a dixestión como se debe. Ten o que se necesita para relaxarse despois da comida».

“Non falla, o lume da lareira relaxa á xente despois de comer