Treinta años como un referente en O Ribeiro

SABE BIEN

Veintiocho años al frente de la primera bodega del Ribeiro convierten a Tito Levoso en un referente imprescindible de esta comarca ourensana

03 jul 2016 . Actualizado a las 04:00 h.

Santi M. Amil

Llegó Tito Levoso Touceda (Barbantes Estación, 1959) a la cooperativa vitivinícola Pazo Ribeiro en el lejano 1988. Un gerente manda lo justo, pues, en realidad, es prisionero de una junta rectora. A aquel joven químico, con un master en enología le tocó superar miedos, sortear prejuicios y poner orden dentro de la propia casa para así sobrevivir, con nota, frente a los tiburones que acechaban en el exterior. (Que eran muchos, poderosos y de dientes afilados). De aquella época le viene, probablemente, su afición al submarinismo. Metidos en un nuevo siglo, en este medio perdido 2016, deja atrás la bodega Viña Costeira y un fecundo trabajo forjado vendimia tras vendimia, no pocas veces limitado por la exigencia de convencer primero a los de casa, algo no siempre fácil. El aficionado exigente tendrá razón si censura que una bodega como esta no hubiera sido capaz de elaborar un tinto de alta gama, al mismo nivel ofrecido por el Bradomín que recibió en envenenada herencia para transformarlo en Amadeus y después en Costeira Colección. También echará de menos un mayor atrevimiento para arriesgar un par de años más con el Tinto Sanmartiño, perfil beaujolais, inventado para aprovechar lo que había, que era mucho y pobre. Pero no podrá dejar de aplaudir la evolución de Viña Costeira, cómo poco a poco el gran paquidermo que era esta cooperativa avanzaba en la reconversión de viñedos y pisaba fuerte en la senda de la calidad. La recuperación del tostado, los mimos en la destilación y la importación de barricas con el sello Blue Mountain de Jamaica para hacer el mejor licor café del mundo, marcan hitos en la trayectoria de un gerente que supo navegar entre el objetivo de la rentabilidad, es decir, la paz social interna, y el reconocimiento exterior. Tito Levoso, a estas alturas ex gerente, quiso ver más allá del Miño. Y arriesgó cuando tocaba ampliar gama, aventurándose en el Val do Salnés. Pocos recordarán la ambiciosa aventura de Vía Barrosa, al albariño de la cooperativa do Ribeiro con sello Rías Baixas, que era un gran reto, pero no acabó de cuajar por el temor a lo desconocido que paralizó a buena parte de su propia casa. Sentó las bases que han permitido poner en el mercado el primer tinto de Valdeorras elaborado bajo las directrices de la primera bodega del Ribeiro, que le ha dado su nombre y ahora lo empieza a comercializar. Está siendo una ruptura difícil. Tito Levoso ha dejado veintiocho años en la cooperativa y se asoma a nuevos retos. De burbujas, por cierto, también sabe.