«Este trabajo requiere gran vocación y mucha  paciencia»

José Manuel Orriols

SABE BIEN

Tenía muy claro que quería vivir en el campo y, si podía ser rodeada de viñedos, mucho mejor. Carla González, ingeniera técnica agrícola y especializada en industrias agroalimentarias, es enóloga de Bodegas Valtea y nos cuenta  sus vivencias.

31 may 2015 . Actualizado a las 05:10 h.

En su casa siempre se habló de vinos, viñas y uvas. Su madre es del Ribeiro y sus abuelos tenían fincas con vides en la Ribera del Duero portuguesa. "Eso fue creando una inquietud en mi por un mundo tan apasionante como misterioso -explica Carla-porque muchas veces me pregunto como es posible que, después de un ciclo vegetativo complejo, en el que intervienen tantos factores, en el que participamos durante un año tantas personas, se termine con algo tan excepcional como es una copa de vino como", nos dice levantando la copa que degustamos en la bodega de Crecente "capaz de conseguir que se refuerce la amistad, de acercar posiciones encontradas, de transmitir sentimientos, de difundir la cultura de los pueblos por el mundo".

-Su ilusión era trabajar con y para el del vino, pero ¿ser responsable de la dirección técnica de la bodega le da disgustos o alegrías?

-Desde luego más alegrías que disgustos. Es un reto constante porque siempre hay muchas cosas que hacer, mucho que investigar, aprender de la sabiduría de nuestros antepasados y sobre todo de la Naturaleza. También es cierto que este trabajo no está exento de muchas preocupaciones, porque a lo largo del ciclo hay factores que no puedes cambiar, pero ver las hojas, las yemas, las uvas, los racimos, vivir la vendimia, obtener el mosto, tratar los vinos y ver la botella en la mesa, es una satisfacción que solamente podemos experimentar los que nos dedicamos a esto. Yo me siento muy afortunada.

-Pero un enólogo, además de conocimientos, tiene que tener mucha paciencia.

-Desde luego, gran vocación, dedicación y mucha paciencia, porque estamos hablando de todo un año, en el caso de los vinos jóvenes, pero de muchos años en el caso de los crianzas. De cualquier forma el momento de la vendimia es de muchos nervios, pero también muy bonito. Es un momento único y en el que te lo juegas todo, es un momento crucial  para terminar  tu proyecto.

Por las viñas

Con Carla paseamos por las fincas que Valtea tiene en las riberas del Miño, en una zona de transición entre el Ribeiro y la desembocadura del río. Luce un sol espléndido y las viñas ya presumen de los primeros brotes y de un verde único. Es un día de primavera en aquella privilegiada zona. Nos paramos  para disfrutar de la estampa de una vieja viña, pero que ya muestra también esa vida que sigue habiendo en su interior.

-Hoy es un buen día, aunque no se puede descartar que llueva, porque, para bien o para mal,  Galicia es así. ¿Cuándo mira más veces el parte del tiempo la enóloga?

-Antes de la vendimia y durante la vendimia. Es la fase más crítica, aunque también hay que estar muy atentos en la primavera, cuando aplicas los tratamientos a la viña. En esta zona tenemos un clima excepcional para el cultivo de la vid y por eso nuestros vinos están entre los más apreciados del mundo.  ¡Mira, que lloviera un poco ahora tampoco vendría mal!

-Cepas viejas, vinos tradicionales, procesos de elaboración que, con las nuevas tecnologías, quieren acercarse al pasado. ¿Está de moda esta viticultura?  

-Nos diferencia la tecnología,  higiene y la rigurosidad. Hoy hacemos más análisis, tenemos más medios técnicos para evitar enfermedades, podemos hacer más controles de seguridad alimentaria. Pero,  si es cierto, que se tiende  a los vinos de antes, casi sin tocar, sin filtrar. De cualquier forma creo  que el carácter diferenciador  de un vino va a estar siempre muy ligado a la tierra y a cada parcela, porque cada una es única.

-Crecente, donde está la bodega Valtea, hace frontera con O Ribeiro y, sin embargo, las uvas, tanto Treixadura como Albariño, son distintas.

-Nuestra zona es de grandes contrastes de temperaturas y con más pluviosidad y por lo tanto nuestras cepas tienen un porte más alto y se comportan de un modo distinto, tanto en tamaño como en grado alcohólico. Pero es que, entre los propios albariños que están dentro de la D.O. Rías Baixas, también hay muchas diferencias. Nuestras uvas tienen menos acidez y un poco más de grado alcohólico. Por eso hacemos la vendimia  una semana antes. En O Salnés tienen un clima más templado por la influencia del mar, más humedad y eso retrasa la maduración.  Aquí tenemos  cambios  bruscos de temperatura y más horas de sol.  

-¿Cuál es su estado de ánimo ahora mismo?

-Vivo impaciente. Estamos con los  tratamientos  y la primavera está un poco revuelta. Llueve, baja la temperatura  y de repente  hace calor. Hay que tener mucho cuidado. Por otro lado, estoy intranquila con la experiencia del espumoso, porque hay que controlar  como evoluciona en la fermentación. También porque es un período fuerte de embotellado, ya que el verano está a la puerta.

-Dejamos los viñedos y vamos a recorrer la bodega. En la entrada miles de botellas de espumoso, perfectamente colocadas, nos dan la bienvenida.

-Nuestro espumoso es algo distinto debido a que lo trabajamos desde que sale de las parcelas. Sabemos las viñas que dan mayor acidez y menos grado alcohólico, que son las que elegimos. Otra peculiaridad es que hacemos los pies de cuba para realizar la fermentación en nuestra bodega. Eso implica que cada botella, dentro de un lote, sea siempre única.

-Carla González habla del espumoso con la  admiración que una madre tiene por su hijo

-Es que es así, porque toda la familia pasamos también horas sin dormir y porque es distinto ya que  queremos hacer de el un reserva. Todo es nuevo y estamos mirando la forma de dar vuelta a la botella con  un gyropallet, con lo que obtendremos  mayor extracto y mejor burbuja, más fina, mas delicada y que aguante más tiempo en botella. Vamos, que sea un espumoso único.

Una  gran apuesta

"Es una apuesta", interviene Lázaro Moreno, propietario también de esta bodega familiar, "porque hicimos una  gran inversión en maquinaria, ya que estoy convencido que vamos a tener éxito. Apostamos por un producto que se vendiera todo el año, no solamente en fiestas y navidad, y vemos que no estábamos equivocados. Tiene  una alta capacidad de entrar en los mercados".

-¿El enólogo en el campo o en la bodega?

-Como buena gallega, tengo que decir que depende. Si hablamos del espumoso hay más implicación de la parte técnica en el momento de la elaboración, en la bodega. Con el Valtea joven, el campo es primordial y especialmente con el Finca Garabato elaborado con cepas viejas, que tienen que tener cuidados especiales, sin olvidar tampoco la bodega.

-Nunca se planteó la crianza en madera?

-Nos planteamos la madera hace más de diez años, pero la desestimamos porque en aquel momento no se buscaban esos vinos. Las barricas son ahora unos hermosos maceteros en la finca.

-¿Y un vino tinto aprovechando las fincas portuguesas del Duero?

-No lo descartamos, porque las fincas son magníficas y están en una situación privilegiada, pero ahora mismo pensamos  solamente en nuestros blancos.