«El límite de calidad de un vino puede ser infinito»

G. Ximenis

SABE BIEN

En busca de la excelencia. La revista «Decanter» destaca entre los méritos de Álvaro Palacios su «instinto» para encontrar «esos pedazos de tierra con capacidad para entregar vinos excelentes que aún no estaban explotados»
En busca de la excelencia. La revista «Decanter» destaca entre los méritos de Álvaro Palacios su «instinto» para encontrar «esos pedazos de tierra con capacidad para entregar vinos excelentes que aún no estaban explotados»

 El viticultor español Álvaro Palacios, elegido «Hombre del Año 2015» por la prestigiosa revista británica «Decanter», explica como ha recuperado modestos viñedos olvidados del Bierzo y el Priorat para elaborar vinos de culto con altas cotizaciones en el mercado

20 abr 2015 . Actualizado a las 13:39 h.

El límite de calidad de un vino «es infinito», sostiene este productor riojano (Alfaro, 1966), que hace dos décadas comenzó a aplicar su olfato especial para detectar terrenos poco explotados con potencial para producir cortas tiradas de los mejores vinos, aquellos que sobresalen en las subastas internacionales. Su iniciativa ha sido seguida en los últimos años por numerosos bodegueros, que han apostado por la calidad antes que por la cantidad de producción, hasta el punto de que en la actualidad se está produciendo en España un curioso fenómenos: las Denominaciones de Origen están cediendo protagonismo a los bodegueros amantes del terroir  o a que luchan por dotar de una personalidad propia a sus vinos.

«La historia ha ido estrechando el círculo en algunos viñedos concretos. Su producción debe embotellarse aparte, porque es tan buena que no puede mezclarse con el resto. Es algo milagroso, hay una diferencia trascendental en esos vinos», relata Palacios. El enólogo español recibió hace unos días en una ceremonia en Londres un galardón que antes ha distinguido a grandes nombres del mundo del vino como el italiano Angelo Gaja, el estadounidense Robert Mondavi y el libanés Serge Hochar. Mantuvimos esta charla con Palacios en la bodega de la londinense Berry Bros & Rud, la tienda de vinos más antigua del Reino Unido, inaugurada en 1698, que provee oficialmente a la reina Isabel II y su hijo el príncipe de Gales.

«Todavía no me puedo creer que este premio me lo hayan dado a mí. Considero que se debe a la circunstancia histórica que vive mi país. El premio es para España, que merecía el reconocimiento de la revista más importante a nivel mundial para los vinos de élite», argumentó Palacios. Tan solo otros dos españoles aparecen en la exclusiva lista de los 31 productores señalados por Decanter desde que comenzó a entregar su galardón, en 1984: José Ignacio Domecq, reconocido en 1991, y Miguel Torres, en 2002. Tras cerca de 25 años de trabajo, Palacios ha llevado a sus vinos de L?Ermita, que produce en una bodega en Gratallops, en el extremo meridional del Priorat, a precios cercanos a los 1.500 euros por botella, dependiendo de la añada, mientras que los de La Faraona, elaborados en el Bierzo, alcanzan los 800 euros.

«Los precios son altísimos. Si se pagan es porque hay sensaciones que son indescriptibles, algo íntimo. Es difícil de explicar, pero realmente es algo mágico», razona el viticultor.

Para Palacios, los vinos que se fabrican en grandes volúmenes pueden aportar «momentos de satisfacción por sus detalles físicos, por su sabor y su armonía», pero los que llama «grandes vinos», que se fabrican a pequeña escala, con especial perfeccionismo, van más allá.

El milagro del vino

«Es algo milagroso ?explica?. Hay elementos que trascienden de lo físico a lo espiritual. Son rasgos de placer indescriptibles. Las personas que vemos eso en los vinos somos sensibles y románticas. Deseamos ver lo más sensible de la naturaleza, disfrutarlo y apreciarlo».

El productor, parte de la quinta generación de una familia de viticultores de la Rioja, comenzó a explorar el Bierzo en 1999, acompañado por su sobrino Ricardo Pérez, cuando sus tierras en Cataluña ya estaban dando frutos.

«Era una región bastante olvidada también. Recuerdo que incluso la crítica no veía al Bierzo como una zona con posibilidades, pero nosotros entendimos que es una zona milenaria de vinos», relata el bodeguero riojano

«Por allí atraviesa el camino de Santiago, que ha dejado una sedimentación de recursos vitivinícolas provenientes de toda Europa. Los monjes han estado yendo y viniendo, llevándose los sarmientos hacia otras zonas de Europa. Tiene además una variedad de uva, la Mencía, totalmente única», apunta Palacios.

Instinto

La revista Decanter destaca entre los méritos del español su «instinto» para encontrar esos pedazos de tierra con capacidad para entregar vinos excelentes que aún no estaban explotados.

«No es ninguna virtud de magos ni de brujos del vino», dice Palacios, que explica que existe una suma de componentes que le llevan a decidir si explotar una viña.

Y añade: «La región tiene que ser buena. Puedes leer los rasgos del pasado de una región, pero una vez allí hay rasgos físicos, del suelo, de orientación y de luz que te llevan a deducir que un vino será mejor que otro».