«Vine para estar con mi madre, pero la mataron y ahora estoy solo en A Coruña»

C. Devesa A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Minuto de silencio en San Caetano por el crimen machista de Maritza Flores, en A Coruña.
Minuto de silencio en San Caetano por el crimen machista de Maritza Flores, en A Coruña.

El hijo de la mujer asesinada el domingo tramitará su permiso de residencia

22 jun 2025 . Actualizado a las 12:01 h.

«Estoy solo en A Coruña. Me estoy quedando en la casa de unos amigos de la familia». Son las palabras de Sammer Olazábal Flores, el hijo mayor de Maritza Flores, la mujer asesinada el domingo por su pareja en su domicilio en el barrio coruñés de la Sagrada Familia. Todavía en shock, el chico de 29 años, el mayor de los cinco hijos que deja la última víctima de violencia machista en Galicia, relata que llegó al aeropuerto de Alvedro el lunes sobre la una de la tarde, procedente de Madrid. «Volé el domingo desde Lima a España para estar con mi madre. Cuando aterricé en Madrid para coger el otro vuelo a A Coruña, me llamó mi padre. Me dijo que mi madre había tenido un accidente y había fallecido».

Ya en el aeropuerto coruñés, Sammer fue recibido por dos policías nacionales, además de por amigos de su madre en la ciudad. Los agentes lo llevaron directamente a reconocer el cuerpo. «Me prepararon para el reconocimiento en el que estuve acompañado por una psicóloga. No he vuelto a saber de ella ni de nadie», dice el hombre.

Arropado por los conocidos de su familia en A Coruña, Sammer trata de asumir la pérdida de su madre en el medio de una odisea de trámites por hacer y en un país desconocido. Sobre el asesino de Maritza, dice que lo conocía «de verlo en alguna de las videollamadas» que hacía con su progenitora. «Sabía que la había agredido el pasado septiembre, pero nunca me imaginé esto», lamenta el chico, visiblemente afectado. Sammer también era conocedor de que sobre el hombre pesaba desde el pasado mes una orden de alejamiento hacia su madre. «Vine a España para estar con ella. Como sabía lo de la agresión en septiembre también quería hablar con este hombre, pero nunca pensé que esto pudiera pasar», dice el chico.

Sammer explica que su familia es de Ilo, Perú, en el suroeste del país. Allí su madre era ama de casa. Decidió trasladarse a España hace año y medio con el objetivo mejorar económicamente y posteriormente traer a todos sus hijos, dos de ellos todavía pequeños. «Al más chiquito no le hemos contado cómo ha fallecido», explica el hijo de Maritza. «Tengo dos niños. Mi idea es ver si me puedo quedar para trabajar. Allá trabajaba como repartidor», añade.

Sin recursos

De momento, duerme en casa de un compatriota que conoce a su padre y a su tío, con el que estudió en el colegio. «No quiero ir a la casa en la que vivía mi madre», dice antes de romper a llorar. Sería demasiado doloroso para él, ya que en ese domicilio Maritza Flores recibió 70 puñaladas supuestamente de la mano del que era su marido desde el pasado mes de mayo. Las personas que acogen a Sammer explican que la víctima no tenía los papeles en regla. «Estaba indocumentada. No veía la salida y este hombre tenía la nacionalidad española. Era una opción para poder estar legal. Es muy complicado, sin papeles somos invisibles», lamentan.

Los allegados al joven dicen que ningún organismo público se ha puesto en contacto con Sammer. «No sabemos nada. Ni de nuestro Consulado en España. No sabemos qué se hará con el cuerpo de Maritza. Sigue en estudio, al menos hasta el martes. No tenemos dinero ni para su repatriación ni para incinerarla». Precisamente, la comunidad peruana en A Coruña quería realizar hoy sábado una jornada benéfica para recaudar fondos y ayudar al hijo de Maritza. De momento, tendrán que esperar, puesto que la idea era vender alimentos en un espacio público, para lo que es preciso que presenten determinada documentación ante el Ayuntamiento.

El lunes Sammer tiene cita en Extranjería para tramitar su residencia. Para ello han contactado con una abogada especializada. «También vamos a pedir un letrado de oficio para el caso del asesinato de Maritza», apunta una de las compatriotas que está ayudando al hijo de la víctima. «Sigue en estado de shock. Muchas veces se quiebra y rompe a llorar. Está solo y no tiene casa ni recursos. Necesita un seguimiento psicológico».