El Ejecutivo gallego se reunirá este fin de semana en Sober para trazar las líneas estratégicas de la legislatura
27 sep 2024 . Actualizado a las 09:42 h.De los tiempos de Manuel Fraga Iribarne, que ocupó la presidencia de la Xunta de 1989 al 2005, se recordarán los retiros que organizaba con su equipo de gobierno. Solían coincidir en las vísperas de la Semana Santa y se celebraban en un monasterio: Samos, Leiro, Oseira, Sobrado do Monxes, Poio... Imaginar a los conselleiros convertidos en una suerte de monjes, en aquel ambiente silencioso y austero, suscitaba curiosidad al pensar en un Fraga todavía más madrugador y tal vez menos colérico y enérgico. Un sosiego que contrastaba con su ajetreo diario y con aquella agenda fugaz y meteórica. Todo el mundo corría detrás de aquel presidente y de su actividad febril y desmesurada.
Han tenido que pasar casi dos décadas para que vuelvan los encierros. En los 13 años que Alberto Núñez Feijoo estuvo al frente de la Xunta no hubo ni uno. Y eso que acaba de reunirse con los suyos hace poco en Toledo. Rueda recupera ahora los retiros, en una versión laica y más moderna. Será este fin de semana, en el Palacio de Sober, donde el presidente y su equipo reflexionarán sobre las líneas estratégicas de la legislatura. Una reunión que servirá también para apoyar la declaración de la Ribeira Sacra como Patrimonio Mundial.
Rueda ha recuperado la tradición de Fraga, pero no al completo. Porque el que fuera fundador de Alianza Popular reunía a los suyos cuatro cinco o días. Llegaban entrada la semana y salían el sábado. Y había poco tiempo para el esparcimiento. De eso ya se encargaba el expresidente gallego. Cada conselleiro exponía la situación de su departamento, intercambiaban pareceres bajo la atenta mirada de José Antonio Orza, que entonces tenía la llave de la caja como conselleiro de Economía, y de ahí salía la planificación del presupuesto. Por aquel entonces, los monasterios no estaban tan bien acondicionados para el alojamiento: antes del retiro de Fraga y los suyos, se les daba una pasada, y algunos quedaban preparados para abrir al público. Y así ha sido hasta hoy.
Este mismo verano, el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, ha recuperado el encierro que popularizó Fraga. Y lo ha hecho en su versión monacal, en Poblet, manteniendo toda la tradición. También lo hizo este año Pedro Sánchez.
En Galicia, han cambiado muchas cosas desde entonces. De los once miembros del primer equipo de Gobierno de la era Fraga que participó en el primer retiro, solo uno era mujer: Manuela López Besteiro, que llevaba la política de empleo y juventud. Allí estaban enfrente, entre otros, José Manuel Romay Beccaría, que luego sería ministro de Sanidad con Aznar, José Cuíña, Tomás Pérez Vidal, Jesús Pérez Varela, Juan Caamaño, Juan Piñeiro Permuy, Juan Miguel Diz Guedes y, por supuesto, José Antonio Orza, que mandaba mucho; no solo hacía funciones de tesorería. En el Ejecutivo gallego que lidera Alfonso Rueda hay ahora cinco conselleiras. Y al igual que en los tiempos de Feijoo, el liderazgo del presidente se superpone sobre los perfiles de conselleiros y conselleiras, ahora más técnicos. Así ha sido desde el 2009, cuando el PP recuperó la Xunta. Rueda continúa la estela de su antecesor, que ahí si rompió con el modelo que Fraga había instaurado en la Administración gallega.