Leonor de Borbón ingresa en la Escuela Naval de Marín e inicia su nueva vida como alumna de la Armada: «Estoy segura de que aquí aprenderé mucho»

Marcos Gago Otero
Marcos Gago MARÍN / LA VOZ

GALICIA

Ramón Leiro

La princesa y heredera al trono llegó a las siete en punto de la tarde vestida con el uniforme blanco que usa el personal de la Armada en verano

05 sep 2024 . Actualizado a las 10:58 h.

Leonor de Borbón y Ortiz llegó con exquisita puntualidad, a las siete de la tarde de ayer, a la Escuela Naval Militar de Marín, institución castrense a la que acude por segunda vez este año, pero en este caso para comenzar sus estudios como guardiamarina en la Academia de la Armada española, antes de embarcarse en el Juan Sebastián Elcano. Ha acudido sola, sin su padre, el rey Felipe VI, y su madre, la reina Letizia. 

El ingreso de Leonor causó un gran revuelo mediático. Hasta 75 periodistas estaban acreditados para cubrir su entrada a la institución castrense. Llegó como princesa de Asturias y como tal fue recibida por el comandante director de la Escuela Naval, Pedro Cardona Suanzes, y los jefes de servicio, que esperaron formados delante del edificio de dirección y a los que saludó uno a uno. Después, Cardona la invitó entrar en el edificio y allí rubricó su firma en el libro de honor.

En una página específica para registrar la efeméride, la futura jefa del Estado dejó constancia de sus sentimientos al acceder a una Academia por la que antes pasaron su abuelo Juan Carlos I y su padre Felipe VI. «Estoy segura de que aquí tendrá la oportunidad de aprender mucho y compartir muchas experiencias importantes», escribió. Aunque permitió que la fotografiasen durante su primera hora en la institución castrense, no hubo declaraciones.

Leonor entró como princesa de Asturias, pero al salir del chalé de dirección ya lo hizo como guardiamarina. Está previsto que, con las salvedades que le imponga su cargo en la Casa Real, su trato en la Escuela Naval sea como un alumno más. Su programa diario de actividades, como lo definió Cardona en la visita de la ministra de Defensa el miércoles, es «un no parar», con ocho horas lectivas cada día y una vida de estudiante perfectamente reglamentada.

A diferencia de su ingreso en la Academia General del Ejército, en Zaragoza, en esta ocasión la princesa Leonor llegó sola. Vestía el uniforme diario de especial relevancia modalidad B con guantes blancos. Es el uniforme de verano. A finales de septiembre le tocará ir durante el otoño y el invierno de color azul oscuro.

En el patio al salir del chalé de dirección le esperaba el que ahora será su mando inmediato, el comandante de la tercera brigada de la Escuela Naval, el teniente de navío Erik Hellman Muñoz. Fue él quien actuó de guía de la princesa en un recorrido por las instalaciones durante una hora y ante la mirada de la prensa.

Cuando Leonor regresó de su primera reunión con su comandante de brigada, un cambio de vestimenta reflejaba su nueva condición profesional. Vestía el uniforme de régimen interior, más comúnmente conocido como de trabajo. En vez del color blanco con el que entró, ahora vestía zapatos oscuros, pantalón azul y camisa blanca.

La visita continuó con una sesión de fotos para la prensa delante del gran mástil que es uno de los símbolos de la Escuela Naval. Su comandante de brigada también le mostró las lanchas de instrucción, con las que se hará al mar cuando tenga que hacer ejercicios prácticos en la ría de Pontevedra. A continuación, la condujo hacia el edificio del patio de aulas, uno de los más reconocidos del recinto, con su gran torre, y se despidió de los periodistas para incorporarse, ahora sí, a la vida normal de un alumno.

La formación en la Escuela Naval Militar de Marín es de cinco cursos. Los alumnos de primero y segundo son aspirantes, mientras que solo aquellos que llegan a tercero adquieren la condición de guardiamarina de primero, que es la que le corresponde a la princesa Leonor.

No ha tenido que pasar por el período de adaptación de quince días como los alumnos que acceden por primera vez a la vida militar, ya que este plazo de tiempo se creó para dar un margen a aquellos que podrían dudar de esta carrera profesional al tener el primer contacto real con la Armada. En el caso de Leonor, ella ya conoce la disciplina militar tras su paso por la Academia de Zaragoza y no hay ninguna duda sobre su intención de realizar este curso.

La firma de Leonor de Borbón al ingresar en la Escuela de la Armada
La firma de Leonor de Borbón al ingresar en la Escuela de la Armada Ramón Leiro

El régimen de vida que tendrá ahora la futura jefa del Estado será «demandante» y «exigente» como lo definió la ministra Margarita Robles. Su objetivo es una formación militar y técnica, así como una educación en valores que la hagan idónea para el liderazgo. Su estancia en Marín seguirá el horario que comienza a las 6.45 con la diana y remata a las 22.30 horas al regresar a su dormitorio. El alojamiento de la princesa será en el cuartel de alumnos, como los demás de su curso, en una habitación compartida con otras tres compañeras. Las habitaciones, con dos literas a los lados, armarios empotrados y mesita de noche, no tienen baño, que es compartido en cada planta.

Las aulas son dependencias modernas, adecuadas a una formación que tiene dos facetas, una militar y otra civil, ya que los futuros oficiales de la Armada también estudian el Grado de Ingeniería Mecánica, gracias a un convenio de Defensa con la Universidade de Vigo.

La Escuela Naval también quiere estar al día en las últimas tecnologías y, junto a un simulador de navegación que se ha ido perfeccionando con los años, en este curso se estrenará el simulador astronómico y de navegación inmersiva con realidad aumentada. 

El precedente y las huellas de Felipe VI en Marín

El actual monarca también se formó en la Escuela Naval de Marín, en el curso 1986-1987, como guardiamarina de primero cuando todavía era príncipe de Asturias. Su padre, Juan Carlos I, lo había hecho mucho antes, pero si la etapa del monarca emérito se percibe como alejada, el recuerdo de la estancia de Felipe VI en la institución castrense es casi omnipresente. Esta circunstancia no se debe solo a la condición de mando supremo de las Fuerzas Armadas que tiene el actual monarca, sino que también hay una serie de objetos que recuerdan el afecto que el rey mantiene con la Escuela Naval.

En todos los despachos, como es previsible, así como en las dependencias oficiales más relevantes, hay fotografías del rey y Letizia. Sin embargo, el recuerdo de su estancia como guardiamarina en Marín se perpetúa en el cuartel de alumnos, precisamente el mismo donde tiene su habitación la princesa Leonor. Allí, a la entrada y en medio de las banderas de los países amigos de España que tienen estudiantes en el recinto militar, se encuentra un busto del monarca cuando todavía era el heredero al trono.

Este busto fue un regalo que le realizó el Ayuntamiento de Pontevedra como forma de rememorar su paso por la Escuela Naval y el especial vínculo que Felipe de Borbón y Grecia mantuvo en aquel tiempo con la ciudad. El alcalde de Pontevedra en aquel momento, José Rivas Fontán (Alianza Popular), impulsó el encargo de este busto al escultor Alfonso Villar. La escultura exhibe el siguiente lema: «Busto de Su Alteza Real don Felipe de Borbón, en recuerdo de su estancia entre nosotros».

En el casino de alumnos también se encuentra otro recuerdo del entonces príncipe de Asturias. Un gran cuadro del actual monarca preside uno de los salones, decorados con otros cuadros de carácter más histórico y donde se representan grandes nombres de la historia naval española.

Felipe VI ha repetido en numerosas ocasiones sus visitas a la Escuela Naval Militar, principalmente para los actos solemnes del día del Carmen —la última ocasión el 16 de julio de este año—. Desde la finalización de su etapa formativa en Marín en 1987, presidió los actos como príncipe de Asturias y como monarca reinante.

Una de las ocasiones más simbólicas se produjo en septiembre del 2014, cuando los reyes Felipe VI y Letizia acudieron a Marín para asistir al 25 aniversario de la promoción de la que el monarca formó parte. Coincidía con sus primeros cien días de reinado.

En su reciente visita en julio a Marín, el rey no solo presidió los actos de jura de bandera de los nuevos alumnos y entrega de reales despachos a los nuevos oficiales de la Armada. También actuó como guía por el recinto de su hija, que visitó por primera vez la villa ese día.