El socialismo gallego exhibe unidad y poder municipal en la convención con la que calienta la precampaña gallega, pero Pedro Sánchez erró al irse sin un solo anuncio que capitalice su candidato
16 dic 2023 . Actualizado a las 23:18 h.Inconscientemente, José Ramón Gómez Besteiro empezó hace un año a preparar la conferencia política de este fin de semana en el Gaiás. En diciembre del 2022 se archivó la última causa judicial para él y se allanaba su regreso a la primera línea. Contó este sábado Pedro Sánchez que le ofreció ser ministro y que Besteiro declinó. Porque su empeño está en medirse políticamente en la carrera de la que le apartó una jueza: la presidencia de la Xunta. La convención del PSdeG es la redención pública, con Sánchez exhibiendo el padrinazgo.
Siendo previsible que el presidente del Gobierno y del PSOE asistiera a esa puesta de largo (no se entendería su ausencia), lo que no era tan factible es que un hombre que se borra de todos los actos del partido (su partido) en Galicia hiciera los honores de estrenar la conferencia: Abel Caballero. Si el PSdeG aspira a superar al BNG y ser alternativa real al PP sabe que tienen que estar todos remando en la misma dirección. Y eso implica movilizar al alcalde de Vigo y, consecuentemente, a toda su gente. Y a Caballero se le vio cómodo (lástima que se desenvuelva tan mal en gallego como bien lo hace en inglés).
El acierto en darle el primer micro se acompañó de quien llevó el segundo. Protagonismo a Inés Rey, que goza de todas las simpatías en Ferraz. Con ambos el socialismo gallego demostraba su gran fortaleza: el poder local. Tercer acierto: Valentín González Formoso, que sigue siendo el secretario xeral del PSdeG y que también estaba previsto que participara, fue generoso apartándose para que lucieran otros y el acto no se alargara. Porque ahí estuvo el patinazo: la descompensación de agendas llegando tarde Sánchez, una demora que dejó un largo silencio en el recinto del Gaiás. Anticlímax. El PSdeG revivió uno de esos momentos de montaña rusa emocional que tanto acostumbra: éxito en elecciones locales, fiasco en gallegas. Besteiro está llamado a revertir lo segundo, pero errará si compra la parte mal enfocada del relato que trajo Sánchez a Santiago: el temor a la ultraderecha. Vox es inexistente en Galicia, su discurso le resbala a la sociedad gallega, pero el presidente se empeñó en evocarlo una y otra vez. Y cuando no, sacó a Ayuso y Madrid. Ayuso y Madrid en Galicia. Citó mucho a Feijoo, sí, pero ni una sola vez a Alfonso Rueda. ¿Desconocimiento? ¿Ninguneo premeditado?
Y dejó fríos (¿decepcionados?) a quienes, en su propio partido, esperaban un caramelo en forma de anuncio preelectoral. Ni uno.