Pesadilla por el corte de la A-52: «Salimos de Ourense a las 11.30 y llegamos a Madrid once horas después»
GALICIA
Los atascos no se levantaron hasta este lunes, y alargaron el regreso desde la mañana del domingo porque el desvío por la N-525 también se colapsó
28 ago 2023 . Actualizado a las 22:44 h.El retorno a la Meseta tras pasar las vacaciones o el fin de semana en el sur de Galicia se convirtió en una pesadilla para miles de automovilistas que iniciaban el regreso por el incendio de un camión que acabó por cerrar la vía. El suceso se produjo en un punto de la A-52 en la provincia de Zamora, el viaducto de Hermisende, que estaba en obras. En ese tramo, los trabajos de reparación ya obligaban a que los dos sentidos de la circulación discurrieran por una misma calzada.
El incidente del vehículo articulado bloqueó la vía en un punto, el kilómetro 107, que ya era un embudo por las obras, y ocurrió en uno de los días de más tráfico dentro de la operación retorno de las vacaciones. El problema con el camión ocurrió a las 6.45 horas del domingo y hasta ayer lunes, a las 14 horas, no se restableció por completo la circulación en ambos sentidos en la autovía A-52. Pasadas las nueve de la noche del domingo, el Centro Operativo de Servicio de Guardia Civil de Zamora informó de que se restablecía la circulación en sentido Benavente, pero seguía cortada entre los puntos kilómetros 107 y 117 en sentido Vigo. El corte de la vía se produjo a la salida de Galicia, en los primeros kilómetros en los que la autovía de las Rías Baixas discurre por la provincia de Zamora, entre los túneles de A Canda y del Padornelo.
El subsector de Tráfico de la Guardia Civil de Ourense movilizó a sus patrullas de toda la provincia para ayudar a desatascar la situación. Lo primero que se hizo fue canalizar la circulación a través de la N-525 a la altura de Vilavella (A Mezquita). «Era un domingo de retorno de vacaciones para España y Portugal, muchos portugueses usan esa vía para volver a Francia y la nacional no tiene capacidad para tanto tráfico», explicaba este lunes el teniente del Subsector de Tráfico de la Guardia Civil de Ourense, Javier Barja.
A tenor de la situación de atasco, Tráfico tomó otra medida para intentar aliviar las retenciones. Los agentes procedieron a embolsar el tráfico pesado, es decir, a derivar y agrupar los camiones en áreas de Mesón de Erosa, A Gudiña o Riós. Esa operación, similar a la que se realiza cuando hay nevadas y se aparta este tipo de vehículos de la autovía, empezó a las 16.30 horas. Llevó su tiempo. A partir de las siete, se formaron convoyes con esos camiones concentrados, que se desviaron por la carretera de A Gudiña-A Rúa para que enlazaran con sus destinos en la N-120.
Muchos de los conductores que iniciaron por la mañana su viaje de regreso a Madrid se toparon por sorpresa con la autovía cerrada al llegar a A Gudiña. Fue el caso de Moisés Moure, que tardó unas once horas en llegar a Madrid, un trayecto que normalmente completa en unas cuatro horas y media. «Salimos de Ourense a las 11.30 horas y llegamos a Madrid a las diez de la noche. Nada más pasar A Gudiña encontramos la autovía completamente atascada, salimos a la nacional aún sin saber qué había pasado y también estaba totalmente atascada», relata. Este conductor viajaba con otros dos pasajeros. Sabía que había obras en algunos tramos de la autovía, pero no tenía idea del incidente en la entrada de la provincia de Zamora. «El tráfico estaba parado. Si avanzaba eran diez o veinte metros y se volvía a parar. Al menos pudimos parar en un pueblo y comimos en un bar», explica.
Maribel Fernández también había salido de Ourense, pero un poco más tarde, a las tres y media. Explica que solo llegar a A Gudiña le llevó dos horas, pero tras pasar el tramo desviado, la circulación era más fluida. Les llevó seis horas llegar a Madrid. «Los coches no se movían. Pensábamos que tenía que ver con el retorno, pero era extraño el corte en la autovía. Íbamos cinco en el coche y un compañero miró las noticias y vio lo del accidente, que había sido temprano y no entendíamos por qué seguía todo así a las cinco de la tarde. Llevábamos agua, pero no sabíamos cuánto duraría el atasco y cuándo podríamos repostar», recuerda.