Un año del gran incendio de O Courel: «O que ardeu non vai volver arder agora, pero o medo está»

GALICIA

La reconstrucción de las casas quemadas en Folgoso y A Pobra do Brollón va lenta, y la de los sotos ni siquiera ha empezado
09 jul 2023 . Actualizado a las 05:00 h.A estas alturas del verano, Vilar do Courel debería estar llena de vida. De vida temporal, la de los emigrados que vuelven a casa por vacaciones, porque esa aldea del municipio de Folgoso solo tiene dos casas habitadas de forma continua. O más bien tenía, porque una de ellas ardió el 17 de julio del año pasado, igual que la mayor parte del pueblo. El enorme incendio que llevaba dos días avanzando por la Serra do Courel se convirtió aquel domingo en un monstruo imparable que subió y bajó montañas, sobrepasó el río Lor y redujo a escombros o dejó tocadas 14 de las 15 casas de la aldea. Un año después, siguen destrozadas, así que los veraneantes no han venido. Hay alguna obra de reconstrucción en marcha, pero casi todo sigue como estaba. Menos el miedo a otro incendio, que antes no lo había y ahora sí.
«O que ardeu non vai volver arder neste verán, pero o medo está aí», admite Tania Cobo, que tiene su casa en Vidallón, la aldea a la que le tocaba arder después de Vilar si el viento que alimentaba aquel incendio no llega a cambiar. Ella ayudó a apagar el fuego que ardía en los escombros de Vilar y espera no verse nunca más en una situación así, y pasar este verano sin tener que ver ningún incendio forestal cerca.
También la alcaldesa de Folgoso do Courel, Lola Castro, reconoce ver entre los vecinos, si no miedo, sí hay desconfianza ante lo que pueda pasar esta temporada estival. «Eu intento non pensalo demasiado —explica—, e quedo con detalles que me tranquilizan, como que o ano pasado foi moito máis seco que este».
También reconoce una cierta frustración porque la reconstrucción no haya ido más rápido, pero lo disculpa. «Arranxáronse as traídas que arderon, todas as pistas, os peches de pastos...» Con las casas, dice, todo es más lento porque hay mucho papeleo y, en algunos casos, porque los propietarios están a la espera de los contratistas que eligieron. Pero la cosa va lenta y en el Ayuntamiento ya piensan en pedir una prórroga a la Xunta, porque la mayoría de los propietarios no van a poder cumplir los plazos.
Pero lo de las casas no es lo que más despacio va. «Está todo sen replantar», resume Evaristo Méndez, de la asociación Fonte do Milagro de Froxán. El verano pasado ni siquiera los sotos, habituales barreras naturales contra el fuego, fueron garantía. Ardieron el 100 % del de Vilar, el 80 % del de Froxán y porcentajes menores en otros pueblos. La Xunta tiene un proyecto para arrancar los castaños quemados de Vilar y plantar otros, pero todavía está en fase de planificación. En Froxán no hay nada más que iniciativas de vecinos ayudados por asociaciones que pagaron la compra de decenas de plantas de castaño. «Imos seguir —promete Méndez— pero o que xa se fixo non compensa nin o 0,5 % do que ardeu».
El impacto económico
Más complicado es medir el efecto económico de todo aquello. Buena parte de la madera de pino quemada ya ha sido talada y vendida, o está en proceso de serlo, pero está por ver si el turismo se resiente. Xabier Trepat es el propietario de Acampamento Courel, el único cámping del municipio de Folgoso. Ellos no están notando que bajen las reservas, pero es que están en el norte del municipio. «Aquí está todo verde, non ardeu nada», resume.
Peor lo tienen en la Casa Comerciante, que con su apertura en 1993 se convirtió en el primer establecimiento de turismo rural de la Serra do Courel. Está en Vilamor, en plena zona carbonizada. Carlos Rodríguez, su actual propietario dice que tienen la mitad de clientela que antes del fuego. «A xente sae facer sendeirismo e volve case chorando», lamenta.
Las viviendas: Una obra empezada y 18 todavía pendientes
Los propietarios de 19 casas quemadas el año pasado han recibido las ayudas habilitadas por la Xunta para levantarlas de nuevo. Una de ellas, además, tiene también subvenciones del Estado, que llegaron menos porque estaban limitadas a las primeras viviendas. De esas casas que se van a rehabilitar, 14 están en la aldea de Vilar, tres en la de O Mazo de Santigoso, también en el municipio de Folgoso; y dos en Riodebois, en A Pobra do Brollón. Pero por ahora solo ha empezado la obra de una de esas casas, en Vilar.