Isabel Martínez, directora de la Escuela de Ingenieros de Caminos de la UDC: «Me emociono con el Dépor»

GALICIA

EDUARDO PEREZ

Apasionada de las matemáticas y de las grandes infraestructuras confiesa que su bisabuelo fue presidente del Deportivo y que ella mantiene la afición por el club de su ciudad

28 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Dice que organiza sus vacaciones en función de visitas a grandes infraestructuras, que es lo que le apasiona, además de las matemáticas. Isabel Martínez Lage (A Coruña, 1964) es la primera mujer en dirigir la Escuela de Ingenieros de Caminos, aunque a la cuestión de género le dedica una cierta preocupación, solo la justa.

—¿Por qué cree que hay tan pocas mujeres que eligen una ingeniería? ¿Es una cuestión cultural?

—No lo sé muy bien, porque cuando yo estudié sí que éramos pocas. Llegamos a ser un tercio, y volvió a caer. Yo diría que las carreras más técnicas gustan más a los hombres, pero no sé cuál es el motivo. Podía ser cultural en mi época, pero yo creo que ahora las mujeres sabemos que podemos estudiar cualquier cosa y hacer lo que nos propongamos.

—En cualquier caso, ¿le preocupa eso?

—Me preocupa más tener pocos alumnos en general. Eso me preocupa mucho.

—En su escuela se entra con un 5.

—Sí. En tiempos, no; había que tener muy buenas notas, pero ahora se entra con un 5. Tuvo mucho que ver la crisis de la construcción y hubo un momento en que no había mucho trabajo. Ahora sí que lo hay. Supongo que en cuanto se recupere el trabajo volverán los alumnos.

—Un ingeniero de Caminos hace años era una autoridad.

—Aún lo sigue siendo. La sociedad nos valora, pero eso significa que hay que trabajar más para sacarse la carrera.

—¿Cuánto le cuesta a un alumno de media tener el título?

—Son cuatro años de grado y dos de máster, pero es verdad que pocos acaban en ese plazo. Aunque los hay. El que trabaja lo saca.

—Y a usted, ¿qué le motivó a estudiar esto?

—Yo quería hacer Matemáticas, pero un profesor me recomendó que hiciera una ingeniería. Y como me gustan mucho los puentes y las presas, elegí Caminos. No me arredró que hubiera más chicos y en ningún momento mis compañeros me trataron distinto por ser mujer.

—Pero sí dijo que, cuando acabó, había empresas que no contrataban mujeres.

—Es cierto. Sobre todo como jefes de obra. En los consultings no había ningún problema, pero en las obras, sí. Hace años que eso no pasa.

—¿Le sorprendió la caída del viaducto de la A-6?

—¡Claro! Es que normalmente no se nos caen los viaductos. Lo que pasa es que cada vez que ocurre un accidente es por un cúmulo de cosas. No quiero entrar en las causas, pero es obvio que no fue una sola. Yo creo que también hubo un poco de mala suerte.

—Están revisando más, por si se repite.

—Yo no lo creo. Las condiciones de este viaducto eran muy concretas, con un método distinto de construcción... No tiene por qué volver a ocurrir.

—Habrá que tener paciencia para su reconstrucción.

—No lo van a reconstruir, se va a hacer otro. Pero es verdad que vamos a tener que tener un poquito de paciencia.

—En la escuela habrán seguido de cerca el proceso.

—Sí, sí. Intento no hacer juicios de valor porque aún se están estudiando las causas. Nos dijeron que, cuando todo se clarifique, vendrán a contarnos a a escuela lo que pasó.

—De su etapa profesional, antes de la docencia, ¿de qué se siente más orgullosa?

—Yo no estaba en una constructora, estaba en una empresa de rehabilitación de estructuras. Seguramente la que más me impactó fue la rehabilitación de la Casa de la Panadería, en la Plaza Mayor de Madrid.

—Usted da clase de reciclaje de residuos de construcción, algo en lo que se podría decir que los gallegos somos especialistas.

—No, la idea no es dejar obras incompletas, que es lo que hacemos muchas veces los gallegos. La idea es que, si yo demuelo un edificio, debo reutilizar los residuos para otras obras.

—De pequeña haría castillos en la playa.

—Sí, me entretenía con cualquier cosa que fuera un poco tecnológica: el mecano, el Exin Castillos, hacer juegos de lógica matemática...

—A la mayoría no nos gustaban las matemáticas.

—Bueno, a algún sector. A otro nos parecía la asignatura más bonita. Tengo una hermana filóloga que no entendía que yo me pasara todo el día haciendo problemas de matemáticas. Pero yo no entendía que ella estuviera siempre entretenida leyendo ensayos, ja, ja.

Pilar Canicoba

—¿Celta o Dépor?

—Deportivo, sin lugar a dudas. Me gusta mucho el fútbol y voy siempre que puedo. Ya eran deportivistas mis padres e incluso mi bisabuelo fue presidente a principios del siglo XX. Me emociono con el Dépor.

—¿Cómo se definiría en pocas palabras?

—Soy valiente, optimista y fiel a mis amigos y a mi familia.

—¿Se atrevería a hacer una empanada?

—No. Nunca hice ninguna y además es que no me gusta la cocina. Mi marido se aficionó hace unos años y todas las cosas diferentes las hace él, y yo estoy encantada.

—El tiempo libre lo dedica a...

—Estar con mis amigos, mi familia y a viajar.

—Si volviera a nacer como un animal ¿qué animal sería?

—Un caballo.

—En el colegio, ¿la echaron alguna vez de clase?

—Alguna. Siempre por hablar.

—Dígame una canción.

If You Leave Me Now, de Chicago.

—¿Lo más importante en la vida?

—La gente que tienes a tu alrededor.