Luis Fidalgo, presidente de la Federación Galega de Caza: «Queremos incorporar a las mujeres»

GALICIA

ALBERTO LÓPEZ

Profesor de Veterinaria, comprende que la caza está mal vista, pero cree que es necesario que la sociedad conozca mejor a los cazadores

17 mar 2023 . Actualizado a las 08:30 h.

Luis Eusebio Fidalgo (Trobajo del Camino, León, 1958) tiene faena por delante. Y lo sabe. En un momento en el que la caza se mira con reticencia este profesor de Veterinaria se hace cargo de la federación.

—¿Profesor o presidente?

—Bueno, yo siempre me he sentido más profesor que presidente. Y lo de presidente es una cosa muy reciente.

—La caza está en decadencia.

—La actividad se mantiene, aunque el número de cazadores es cada vez menor.

—La misma actividad con menos practicantes: más a repartir.

—Eso sería una visión muy simplista de la situación. La caza, tal y como se entiende aquí en Galicia, es una actividad muy social donde todo el mundo tiene los mismos derechos, se caza en grupo y se gestiona un territorio entre todos. Uno solo, en el monte, no es nadie.

—Parece imposible luchar contra la corriente de mala prensa que tiene la caza.

—En este momento, la sociedad no conoce la caza tal y como es. Ahora mismo, la mayor parte de la sociedad se amontona en ciudades y, ni conocen a los cazadores, ni conocen la actividad. Y cuando sale algo en las redes sociales e incluso en la prensa, siempre hablan los anticaza.

—Ecologistas.

—Ecologistas somos también los cazadores y muy ecologistas. Pero hay unos sectores de anticaza que nos presentan como lo peor de lo peor: personas insensibles, violentos, bebedores, vándalos... Nos presentan como la peor de las sectas y, desde luego, nadie se animaría a incorporarse a un grupo así. Pero, cuando nos conocen, somos de otra manera, porque somos el reflejo de nuestra propia sociedad.

—¿Qué quiere decir?

—Entre los cazadores hay médicos, arquitectos, ganaderos, albañiles, profesores, desempleados, jubilados... Y no podemos pensar que el señor que tan amablemente nos atendió en su negocio por la mañana, es una persona execrable el sábado cuando se va de caza. Es la misma persona. Nuestro problema es que cada vez se nos conoce menos. Y eso es lo que queremos, darnos a conocer.

—Difícil, porque la gente tiende a creer lo que está de acuerdo con su forma de pensar independientemente de lo que es verdad. Y la forma de pensar de hoy no les favorece.

—Para nada. Es una tarea complicada y no es una labor que vaya a finalizar en poco tiempo, pero todos los caminos tienen un primer paso. De todos modos, las personas del rural sí que nos conocen y ahí no somos tan rechazados. Entienden que un aprovechamiento cinegético responsable no perjudica a nadie y beneficia a todos.

—Me estoy imaginando a un cazador subiendo a sus redes una foto con un corzo abatido y no veo más que rechazo.

—Igual variaba un poco si en vez de un corzo fuera un jabalí, aunque también generaría un rechazo mayoritario. Pero cuando ese jabalí entra en el perímetro de una ciudad enseguida nos alarmamos y nos preguntamos por qué no se toman medidas. Y la más responsable es la caza.

—Con la Ley de Bienestar Animal los cazadores han demostrado que todavía son escuchados, pero también ha salido mucha gente a la calle contra ellos.

—Es verdad. Pero, aunque no se dice, el mismo trato que los perros de caza tienen los perros guía, los pastores... todos los animales de trabajo. Y eso de que quedan desprotegidos no es cierto, porque todas las Comunidades Autónomas tienen sus propias normativas que sanciona cualquier tipo de maltrato.

—¿Tiene usted perro en casa?

—Tenemos un Yorkshire que, cuando recorre la vivienda, casi ha hecho ya ejercicio. A veces veo con cierta lástima a esos galgos que pasean por Lugo con una capita por encima. El que tiene suerte y vive en una casa con jardín, menos mal, pero el que tenga la desgracia de vivir en un piso no creo que tenga mucha situación de bienestar por más que se esmeren sus dueños.

—En esa lógica de humanización de los animales, los cazadores no caben.

—Y, sin embargo, el cazador existe desde que somos homo. Y la caza ha tenido mucho que ver en la evolución de nuestra especie, para bien y para mal: por el aporte proteínico, el desarrollo del cerebro, etcétera. Y en este momento parece que nos avergoncemos de esta actividad ancestral.

—La mujer no se incorpora a la caza.

—De momento, no. Esa es una de las tareas pendientes y que tratamos de solucionar. Tenemos que incorporar a las mujeres, es una preocupación compartida en toda Europa. En un congreso reciente, las mujeres participantes decían que habían sido siempre bien recibidas. Pero hay una falta de tradición, de cultura que dificulta su incorporación.

—A lo mejor es que no les gusta.

—Las que se inician, se quedan. En Galicia hay federadas 311 mujeres.

—¿Y varones?

—Casi veinte mil.

—Igual ha tenido alguna situación incómoda en clase por su vinculación a la caza.

—En clase no, pero en la facultad, sí. Hay alumnos que tienen cierto rechazo hacia que te guste la caza, los toros o que comas carne. Hay un grupo importante de veganos en Veterinaria. Es paradójico, pero es así.

Pilar Canicoba

—¿Celta o Dépor?

—No soy aficionado. Siempre prefiero que gane el que mejor tarde ha tenido.

—Defínase en pocas palabras.

—Yo diría que soy una persona ponderada, amigo de mis amigos y enemigo de nadie.

—Y aparte de la caza, ¿qué le ocupa el tiempo libre?

—Pesco de vez en cuando. Me gusta salir al campo y ver si salen las setas, como viene el río... Eso me gusta.

—Si se pudiera reencarnar en un animal, ¿cuál elegiría?

—Seguramente en un lobo.

—Una canción.

—Soy muy clásico. La Quinta de Beethoven. Eso sí me emociona.

—¿Lo más importante en la vida?

—Ser leal a tus amigos, a tu familia y a ti mismo.