Una víctima del Alvia en el juicio: «Salí del vagón pidiendo perdón a los que se quedaron allí»

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Sala de vistas habilitada en la Ciudad de la Cultura de Santiago para celebrar el juicio del Alvia
Sala de vistas habilitada en la Ciudad de la Cultura de Santiago para celebrar el juicio del Alvia XOAN A. SOLER

Un hombre que perdió a su mujer en el accidente de Angrois denunció la «segunda victimización» que sufren los afectados por la resistencia de las instituciones estatales a que se conociera la verdad

21 feb 2023 . Actualizado a las 13:53 h.

La velocidad a la salida del último túnel antes de la curva «era muy alta», relató este martes en el juicio un joven que cuando ocurrió el accidente de Angrois tenía quince años. Incluso recuerda que había gente que gritaba «¡frena, frena!». «Aún tengo pesadillas recurrentes del accidente; me cuesta dormir», aseguró. Sus padres fueron a la estación de A Coruña y les decían que era un simple retraso del tren. «Parecíamos tontos. Casi todo el mundo lo sabía y a nosotros solo nos decían que era un pequeño retraso. El teléfono sonaba, pero mi hijo no lo cogía», declaró su madre.

Cuando la noticia ya había salido en los medios, el nerviosismo aumentó. Fueron a las ventanillas de venta de billetes y vio a una pareja aporreando los cristales pidiendo información sobre lo que había pasado. «Entonces empiezan a decir un muerto, dos muertos, tres muertos. Y empiezas a rezar. Les dijeron que iban a traerlos en autobús, mientras su marido insistía en que había habido un accidente gravísimo. «A mi me van a traer a mi hijo aquí, yo no me levanto de aquí, me lo van a traer aquí, y sano, no muerto», dijo su madre. Hasta que, a la una de la mañana, más de cuatro horas después del accidente, pudo contactar por teléfono con su hijo. «Es una cosa que no perdono, ¿por qué no me dijeron lo que había pasado desde el primer momento?», aseguró.

«Era consciente de que el tren se iba. Y pude prepararme. Incluso pensé en gritarle a la gente que se agarrara, aunque la verdad es que no recuerdo lo que hice», relató otro joven sobre el accidente. «Hoy estoy aquí porque no me puse de pie», añadió. «Cuando salgo, lo hago pidiendo perdón a los que quedaban allí en el vagón, porque yo no sabía cómo ayudar», concluyó. Este joven, como muchos otros, necesitó terapia psicológica. «La terapia no me sentaba bien, pero la retomé en el 2016 hasta hoy».

Después declaró un hombre que perdió a su esposa en el accidente. Él también sufre secuelas. Denunció la «segunda victimización» que sufren los supervivientes debido al trato que les dieron las instituciones. El testigo criticó la «ocultación de documentos» por parte del ASIF y lamentó que las víctimas tuvieran que salir a la calle para que se supiera la verdad sobre las causas de la tragedia. También lamentó que el concepto de daño moral, que fue incluido en la normativa en el 2015, no pueda aplicarse a este caso.