Así fue el encuentro buscado de una víctima con el maquinista del Alvia

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Cristóbal González Rabadán, uno de los primeros portavoces de las víctimas
Cristóbal González Rabadán, uno de los primeros portavoces de las víctimas Sandra Alonso

«No pudo explicarme nada. No paraba de llorar. Estaba roto», recuerda Cristóbal González de una cita concertada un año después del siniestro

15 feb 2023 . Actualizado a las 15:17 h.

Cristóbal González Rabadán, un exmilitar del Ejército del Aire que viajaba en el tren y que fue uno de los primeros portavoces de los afectados, cogió el Alvia en Puebla de Sanabria (Zamora) para asistir a las fiestas del Apóstol. Venía haciendo el Camino de Santiago y su único equipaje era su bicicleta. «Aún la tengo en casa con el embalaje lleno de sangre», dijo en el juicio por el accidente de Angrois. «Recuerdo todo perfectamente, pues en ningún momento estuve inconsciente. Cuando el tren sale del túnel se percibió totalmente la velocidad. Le dije a un compañero que el tren iba a descarrilar. Me contestó que era imposible, que era Renfe».

Cristóbal González se reunió con el maquinista del Alvia poco después del accidente «porque necesitaba hacerlo», admitió a preguntas precisamente del abogado de Francisco José Garzón Amo. «Nos citamos aquí en Santiago por medio de nuestros abogados», declaró. La jueza paró este interrogatorio al no tener relación con el objeto de la acción civil. La Voz contactó con él posteriormente para que comentara los detalles de un encuentro que no había trascendido hasta ahora. El exmilitar tenía muchas preguntas que hacerle al maquinista, entre ellas saber si el retraso que acumulaba el tren tuvo algo que ver en el accidente. «Era una inquietud que tenía, pero no me llegó a responder. Apenas pudo explicarme nada, no paraba de llorar». Quedaron en el centro de Santiago en el 2014, un año después del accidente. «Estaba roto. Solo me dijo que le transmitiera al resto de las víctimas su dolor». Sobre la causa del descarrilamiento, apenas le comentó que fue la llamada del interventor lo que le desubicó.

Durante su declaración en la sala de vistas, Cristóbal González pidió que el proceso judicial no se alargue más de lo debido, pues cree que se trata «de la única herida que queda abierta». «Pediría que no se demore más, que se cierre pronto esto, porque se sufre mucho, día a día. No hay un día en que no te acuerdes. El mismo terremoto de Turquía te hace volver a recordarlo». Y describió así el momento del descarrilamiento: «Recibes golpes como verdaderos proyectiles, del equipaje, de las personas... Cuando entras en el tren estás lleno de confianza y después todo se convierte en un infierno». Iba en el último coche del Alvia.

Como militar, estuvo en misiones en Somalia o en Afganistán, pero este accidente fue lo peor que vivió pese a su experiencia en conflictos internacionales. Desde el accidente padece migrañas y otros problemas neurológicos. Allianz le entregó la primera compensación por el seguro obligatorio casi cinco años después del accidente. Cristóbal González, pese a las heridas por todo el cuerpo, ayudó a otros viajeros a salir del tren.