Portugal, con mucha ambición y muchas dudas sobre la línea entre Lisboa y A Coruña

Brais Suárez
Brais Suárez OPORTO

GALICIA

Pasajeros en la estación de Lisboa
Pasajeros en la estación de Lisboa Brais Suárez

El Gobierno reafirma sus prioridades, y expertos y empresarios esperan que la propuesta de la UE pueda ser un buen empujón

04 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La iniciativa de la Unión Europea (UE) para apoyar un proyecto piloto que una A Coruña y Lisboa con una línea de tren gestionada por un operador privado reafirmó la estrategia del ministerio de Infraestructuras portugués. Su secretario de Estado, Francisco Federico, dijo en declaraciones a La Voz que «la conexión entre Lisboa, el norte de Portugal y Galicia es prioritaria para nosotros y estamos trabajando, junto con España, para que pueda estar lista en 2030». En concreto, recalcó que sus inversiones «ya incluyen la construcción en curso de la línea entre Évora y Elvas, que formará parte de la conexión entre Lisboa y Madrid, así como la línea de alta velocidad Oporto-Lisboa y Oporto-Vigo».

También el presidente de la Associação Empresarial de Portugal (AEP), Luís Miguel Ribeiro, explica que «las dos líneas incluidas en el anuncio de la UE ya estaban previstas en el Plano Ferroviário Nacional (…), cuya documentación es de 2022». Y especifica que la AEP ya había defendido «conexiones ferroviarias competitivas, especialmente entre Lisboa y Madrid, con motivo del Plano Nacional de Investimentos 2030». Ribeiro cree que la clave estará en el calendario de inversiones de España y Portugal. Sin embargo, advierte de que, «de los diez proyectos piloto, el que une Portugal y España es el único que no se enlaza con los restantes. Se debe a que Portugal carece de un único ancho de línea de tamaño europeo (…) debido a políticas de continuidad», y critica «la falta de inversión en infraestructuras y, en consecuencia, la reducida oferta para los operadores».

En relación con la conexión a Vigo, «los proyectos previstos entre Braga y Valença solo contemplan especificaciones para la alta velocidad de pasajeros, por lo que las mercancías hacia el norte serán efectuadas por la Linha do Minho, en vía única y con radios de curvatura inadecuados», critica.

En esa línea, el periodista Carlos Cipriano, experto en infraestructuras ferroviarias, se muestra escéptico: «No lo veo realizable a corto plazo, porque ADIF y su equivalente, IP, deben solucionar la finalización electrónica para los trenes y otras cuestiones de interoperabilidad básica», explica Cipriano. «Se trata de una cuestión más de software que de hardware, y en la Península Ibérica todavía no hay una experiencia conjunta como esta». En ese sentido, añade que uno de los mayores inconvenientes es el de los canales horarios o slots, «difícil de resolver en cada país y, mucho más, entre ambos». «Aunque existe el mismo ancho de vía, hay problemas de señalización electrónica sin solucionar», añade.

Sin embargo, cree que la mayor dificultad es la falta de voluntad y pone de ejemplo «el tren Celta, que es como un camello, no se le puede llamar internacional. Si CP (Comboios de Portugal) y Renfe quisieran, podrían tener ya hoy entre Oporto y Vigo un tren eléctrico moderno y no lo tienen, las posibilidades técnicas ya existen, pero usan el tren más contaminante de la red».

«Ni siquiera se ponen de acuerdo para reanudar la conexión entre Madrid y Lisboa, pero quizá este empujón de la Comisión Europea ayude», estima. De hecho, cabe recordar que, entre los diez proyectos elegidos por Bruselas, también está el trayecto entre ambas capitales, por lo que nada indica que la iniciativa europea pueda hacer cambiar de opinión a Madrid, que sigue priorizando el AVE por el interior.

«En cuestiones transfronterizas siempre habrá obstáculos, pero serán superables», dice el subdirector de la AECT de la Eurorregión Galicia-Norte de Portugal, Xosé Lago. «Valoramos muy positivamente esta línea, que facilitará las posibilidades de la ciudadanía para desplazarse entre grandes ciudades». De hecho, en un acto en Lisboa, Isabel Rodríguez García, ministra española de Política Territorial, y Ana Abrunhosa, ministra lusa de Cohesión Territorial, mostraron optimismo ante el anuncio, «lo que hace pensar que todas las partes son cada vez más conscientes de la importancia» de estas conexiones, afirma Lago, que ya ve «clara la apuesta de la UE para unir los dos países, sobre todo, si abre la posibilidad de ayudar a financiarlo».

Corta experiencia privada

Ya en el 2019, el administrador de Arriva Portugal, Pires de Fonseca, expresaba su desesperación por la lentitud de las concesiones de transportes en Portugal. A pesar de que su firma estimaba que un posible servicio intermodal entre A Coruña y Oporto reuniría entre 800.000 y 1,6 millones de pasajeros anuales, priorizaba las conexiones internas. Algo que, una vez más, supeditaba a la voluntad del Gobierno, preocupado por garantizar la estabilidad de los precios y por incorporar un régimen de penalizaciones por retrasos.

Portugal cuenta con una experiencia incluso menor que la de España en servicios privados de ferrocarriles. En transporte de pasajeros, hasta la fecha solo la empresa Fertagus explota el conocido como “comboio da ponte 25 de Abril”, entre Lisboa a Setúbal. Sí es más extenso en mercancías, con las operadoras Captrain y Medwey (que compró la parte de CP carga).