
Cubano de nacimiento y gallego de adopción, Lino Naranjo sigue consultando a diario los pronósticos de MeteoGalicia y haciendo sus propias predicciones sobre el tiempo. Por cierto, odia fallar
02 feb 2023 . Actualizado a las 14:32 h.Durante años, el acento cubano de Lino Naranjo (Santa Clara, 1949) puso un punto cálido a las habitualmente frescas previsiones del tiempo que los profesionales de MeteoGalicia hacen en las emisoras de radio. Licenciado en Meteorología por la Universidad de La Habana, llegó a dirigir durante un año el Instituto de Huracanes de Cuba, pero reconoce que en Galicia se encontró con situaciones que, dice, «solo había visto en los libros». «Me tengo por un buen meteorólogo, pero el tiempo de Galicia es un reto», reconoce.
Jubilado desde el 1 de enero del 2017, confiesa que aún le entra nostalgia cuando escucha en la radio a sus compañeros, a los que llama cariñosamente «los chicos», quizá porque define su tiempo en MeteoGalicia como «la experiencia más bonita» que ha tenido. «Y he tenido muchas», aclara.
A ella llegó, cuenta, por un «conjunto de casualidades». La primera, casarse con una hija de gallegos. La segunda, que la situación de su país natal le llevase a emigrar a principios de los años 2000. La tercera, que a su hijo le diesen una beca para hacer el doctorado en Galicia. «Tuve algunas dificultades para salir de Cuba, fui el último de la familia en venirme», explica. Abrirse camino no fue fácil. Llegó a probar suerte en Canarias, y fue su mujer la que le animó a preguntar en la Xunta, con la fortuna de llegar en el momento justo en que se estaba formando el servicio meteorológico gallego, un departamento sobre el que asegura que «pudo convertirse en un referente internacional».
Tras su jubilación ha tratado de mantenerse activo. En el 2018, de hecho, estuvo una temporada en Colorado, invitado por un amigo profesor universitario. De esa experiencia volvió con tres trabajos en revistas internacionales, un método para medir el impacto del Niño, y un libro, publicado recientemente.
Peor sabor de boca le dejó otro viaje, el que hizo en el 2020 a los Emiratos Árabes para ver a su hijo, que trabaja allí. «Recién aterrizado me cogió la pandemia, y me quedé varado en Emiratos hasta el mes de julio. Allí cuidaban mucho a las personas mayores, pero es que prácticamente se nos prohibía todo. Fue el inicio de un año muy oscuro», cuenta con una corriente en la voz que trasluce malos recuerdos difíciles de compartir.
Aquello truncó planes y supuso un cierto parón en su carrera, aunque actualmente sigue en contacto con científicos, e intenta mantenerse en forma mentalmente. De hecho, continúa haciendo pronósticos del tiempo todos los días, para distintos lugares donde reside gente que le importa. «Sigo siendo el meteorólogo de la familia, y cuando fallo, me molesta. Acertar es una presión interna que nos ponemos los profesionales. Yo moriré ligado al tiempo, no lo puedo evitar».
Aunque reside en Santiago —«es mi nueva tierra», dice—, sus preferencias están lejos del cielo gris. «Soy cubano, es una obviedad que a mí el sol me fascina, sobre todo al lado de la costa. Y si quieres darme algo más, dame una cerveza. Es todo lo que necesito», confiesa.

Fui
Miembro de MeteoGalicia y director del Centro Nacional de Huracanes de La Habana
Soy
Meteorólogo jubilado