Calcetines sobre el radiador o ventanas cerradas, malas ideas para hacer frente al frío

GALICIA

MACOS CREO

Las bajas temperaturas multiplican las incidencias relacionadas con incendios o intoxicaciones por monóxido, por lo que es conveniente atender a algunos consejos y precauciones

02 feb 2023 . Actualizado a las 14:05 h.

Suben los termómetros, pero las últimas jornadas han dejado mucho frío, y las temperaturas seguirán siendo estos días las propias del invierno. Así las cosas, los gallegos buscan sentirse a gusto en el hogar y prolifera el uso de aparatos de calefacción, y con ellos, los incidentes. Para evitarlos hay una serie de consejos y precauciones que conviene no olvidar:

Ventilar

Algunos sistemas de calor trabajan por combustión, es decir, con llama. Es el caso de los braseros de carbón, las estufas de leña o las de gas. Ahí aparece un enemigo silencioso: el monóxido de carbono, que puede acumularse y acabar causando incluso la muerte. Por eso, por mucho frío que haga, la ventilación es clave para prevenir una intoxicación. Puede mantenerse abierta siempre una pequeña rendija de la ventana, o abrirlas un rato cada cierto tiempo. Pero nada de montar un búnker en casa y cerrar a cal y canto durante horas puertas y ventanas, con los calefactores funcionando.

Si es posible, conviene optar por aparatos que tengan detectores y sistemas de seguridad, que los desconectan automáticamente cuando hay demasiado monóxido acumulado.

Ojo con dónde se colocan los aparatos

Estufas y calefactores no pueden colocarse en cualquier lado. Sean del tipo que sean, no hay que ponerlas cerca de sofás, cortinas, u otros elementos inflamables. Además, sin muebles cerca, funcionan y calientan mejor las habitaciones. Si son aparatos con llama, también conviene que no estén en zonas con corrientes de aire, para minimizar el riesgo de incendio.

La ropa no se seca en los radiadores

No es raro ver unos calcetines secando sobre un radiador, o un pijama calentándose sobre una estufa, pero no es una buena idea. El aviso de «no cubrir» (ne pas couvrir, don't cover) inscrito en muchos sistemas de calefacción no es un capricho. Hacerlo puede acabar en un incendio (más evidente en el caso de estufas de llama, pero también posible en las eléctricas o los radiadores de gas). Evidentemente, el peligro se multiplica si no estamos en casa mientras lo hacemos.

¿Te has quedado sin tu recurso favorito para secar la ropa en invierno? Para que no te duela tanto, te damos un dato: al evaporarse el agua con el calor de la calefacción en una habitación cerrada, la humedad se acumula, y la prenda tarda más en secarse. Además, esa humedad puede contribuir a la formación de moho.

Todo apagado al salir de casa o irse a dormir

Si utilizamos sistemas de calor como chimeneas, estufas de leña o gas, radiadores eléctricos portátiles o pequeños calefactores móviles hay que dejarlo todo apagado al irse a la cama o al salir de casa. Su funcionamiento sin vigilancia puede acabar en un susto en forma de incendio o de acumulación de gases tóxicos, que no notaremos si estamos dormidos.

¡Y ojo con las mantas eléctricas! No deben usarse en la cama toda la noche. Ya han provocado más de un incendio con resultado fatal al quedarse dormido el usuario. Pueden recalentarse y causar cortocircuitos e incendios.

Cuidado con los enchufes

En el caso de los aparatos de calefacción eléctricos, hay que tener precaución con dónde se enchufan. No es buena idea conectarlos en tomas donde ya haya otras cosas enchufadas. Acumular, con ladrones y alargaderas, un montón de aparatos en un mismo enchufe es peligroso: favorece el sobrecalentamiento, que puede derivar en un cortocircuito y/o un incendio.

Obviamente, también hay vigilar que los cables estén en buenas condiciones (sin roturas ni pelados) y tener cuidado también en zonas con humedad, por si se produjeran chispazos.

Un buen mantenimiento es clave

Por supuesto, todos los elementos que usemos deben estar en buen estado. Calefacciones y calderas deben revisarse de manera periódica, pero también las salidas de chimeneas, que pueden tupirse y no permitir salir el humo adecuadamente. Si tenemos cualquier duda sobre si nuestros aparatos funcionan correctamente, siempre hay que llamar a un técnico. Por ejemplo, si la llama de una estufa a gas se vuelve amarilla, en lugar de azul, es que está quemando mal y produce más monóxido, y debe revisarla un experto.