Marcos Araújo, gerente de la Axencia Galega de Emerxencias: «Nunca sé dónde acabaré el día»

GALICIA

M.MORALEJO

Árbitro de lucha olímpica, asegura que el deporte le ha ayudado a tomar decisiones rápidas en momentos de dificultad

27 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras la tempestad siempre llega la calma. Y Marcos Araújo (Vigo, 1974), gerente de la Axega, aprovecha que llueve menos para poner en orden el trabajo administrativo. Un paréntesis de relativa tranquilidad tras unos días intensos.

—Menudo apurón acaban de pasar.

—Todos los inviernos, el tiempo adverso nos genera más emergencias, aunque estas tres borrascas seguidas han hecho más mella. Y la acumulación de agua desde octubre ha sido muy intensa. Así que el nivel freático está muy alto y todo el agua va a los ríos. Eso es bueno, pero nos inunda muchas zonas.

—Cuando el teléfono no para de sonar, eso será una locura.

—Todo debe tener una planificación, un procedimiento. Los 112 están diseñados para estas casuísticas. A veces hay picos de actividad complicados, pero los vamos absorbiendo. Lo que hacemos es priorizar lo más urgente.

—¿Qué es peor, luchar contra el agua o contra el fuego?

—Para nosotros es peor el fuego. El agua, si no hay una situación ciclónica, se puede planificar. Tenemos muy bien definidas las zonas inundables en Galicia. Hace más de 30 años no se tenía en cuenta para dar permisos de construcción. Ahora ya no ocurre. Pero en un año como este, todas esas zonas se inundan.

—Y el fuego es más complicado.

—Sí. Porque los fuegos son intencionados y no es fácil llegar a los delincuentes que los generan. Además, el cambio en la estructura de la población provoca el abandono del rural y que el monte se acerque a las viviendas, amenazándolas cuando hay un incendio forestal.

—Ustedes tienen otro problema recurrente: el de toda esta gente que se pierde y requiere la movilización de enormes recursos.

—Lo tenemos muy en cuenta y estamos apostando por buscar tecnología que nos ayude. Es un drama para la familia y para los allegados. Nos hace movilizar muchos recursos durante muchos días y a veces para no conseguir el objetivo. Tenemos un proyecto para que se pueda dotar de un reloj a estas personas que nos permita localizarlos.

—Esos relojes ya existen.

—Pero hay que cargarlos cada poco tiempo y estas personas no lo hacen. Queremos un dispositivo que lleve una radiobaliza que nos permita localizarla volando un dron y nos evite toda esta angustia y esa sensación de que, tras un trabajo duro, no tengamos éxito.

—¿Cómo va ese proyecto?

—Estamos empezando, pero tenemos una tecnología que sabemos que funciona y vamos a poner todo el esfuerzo para que, a finales de año, podamos tener con pulsera a gran parte de la población con este problema.

—¿Cuál es el día que no olvidará?

—Tengo varios, pero el 14 de octubre del 2017, con todos los incendios que tuvimos en las provincias de Pontevedra y Ourense, fue un día muy duro porque tuvimos muertes y por la sensación de angustia que sufrió toda la población. Fue un día complicadísimo y yo solo llevaba doce días en el puesto. Este año también me ha quedado muy marcado con los incendios en los parques naturales de O Courel y Valdeorras.

—El teléfono, siempre encendido.

—Este puesto es complicado porque todo lo que te llega no suele ser bueno. Tienes que intentar dar solución de manera rápida a desgracias. Por supuesto, el teléfono siempre abierto.

—¿Cuántos teléfonos tiene?

—Llevo uno, aunque al principio llevaba tres. He conseguido meterlos en el mismo terminal. Y llevo siempre el ordenador, vaya donde vaya. Ordenador, ropa y comida siempre van en el coche, porque nunca sé donde acabaré el día.

—También recibirán llamadas intrascendentes.

—Tenemos llamadas de todo tipo. A veces hasta nos llaman para pedir un número de teléfono, pero hemos hecho bastantes campañas para el buen uso del 112 y ha bajado el número de este tipo de llamadas.

—Usted fue luchador de lucha olímpica. Seguro que eso le ayuda en su trabajo.

—Ahora soy árbitro. De vez en cuando entreno, aunque intento ayudar en este deporte arbitrando a los chavales. Me ayuda a despejarme. Y la parte de concentración y preparación para hacer frente a un combate, te ayuda a la toma de decisiones. Como árbitro debes decidir en segundos y en este trabajo también tienes que estar muy espabilado, tener en cuenta muchos parámetros para tomar una decisión.

Pilar Canicoba

—¿Celta o Dépor?

—Celta indudablemente. Soy socio desde muy joven.

—Aparte de la lucha, ¿en que emplea el tiempo libre?

—Desde jovencito hice muchos deportes: judo, fútbol, vela, bici de montaña... Intento seguir haciendo deporte. Es esencial para la salud física y mental.

—Defínase en pocas palabras.

—Me gustaría ser una persona de valores. Creo que soy trabajador y generoso con la gente. Mis valores son mi familia, mis amigos y la gente que me rodea e intento trabajar para ella. Por eso me dedico a esta profesión, que es muy bonita y que ayuda a la gente que pasa por situaciones complicadas.

—¿Su mejor momento del día?

—Cuando llego a casa y estoy con mis hijos.

—¿Cuántos tiene?

—Dos. Una niña de 10 y un niño de 14.

—De pequeño, ¿qué quería ser de mayor?

—Empresario. No me he dedicado a ese mundo, pero tengo contacto con muchos.

—Si mañana le hicieran presidente del Gobierno, ¿cuál sería el primer decreto que firmaría?

—Algo para potenciar a la gente joven. Necesitamos generar empresas y empresarios. Cuando la economía y las empresas funcionan en un país, el resto también funciona.

—Una canción.

Brothers in Arms, de los Dire Straits.

—¿Lo más importante en la vida?

—La salud. Y después, la familia y los amigos.