Menos matriarcado y más liderazgo femenino

Nieves Lagares EQUIPO DE INVESTIGACIONES POLÍTICAS DE LA USC

GALICIA

Encuentro de alcaldesas de grandes ciudades y capitales provinciales en A Coruña en mayo del 2022
Encuentro de alcaldesas de grandes ciudades y capitales provinciales en A Coruña en mayo del 2022 ANGEL MANSO

17 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Nunca creí en el mito del matriarcado gallego, esa lectura confusa incapaz de distinguir entre estar extremadamente ocupadas y ser poderosas; ese relato complaciente en que las mujeres controlábamos la gestión de las actividades de las casas escondía realmente las dificultades que han acompañado a miles de mujeres durante años en la privacidad de sus hogares, soportando múltiples jornadas de trabajo en las tareas de la casa, las labores del campo, la crianza de los hijos y el cuidado de los mayores. En esa múltiple ocupación de las mujeres germina el mito del matriarcado, de la mujer empoderada que controla todos los espacios de la familia porque es partícipe de todo, aunque en realidad es, simplemente, quien lo hace todo.

Pero esa extrema ocupación originaria de las mujeres se ha convertido a lo largo de los tiempos en una limitación para su propio desarrollo, su crecimiento profesional o su participación social y política, y por eso es imprescindible rediseñar las condiciones que permitan el acceso de las mujeres a los puestos de liderazgo en igualdad.

En estos días, los partidos políticos están construyendo sus listas de candidatos y candidatas para las próximas elecciones municipales. Lo cierto es que la búsqueda de mujeres tiene siempre una dificultad añadida, la conciliación, la imposibilidad de compatibilizar la extrema ocupación de las mujeres en las familias con la disponibilidad de tiempo que requiere participar en la vida pública.

Por eso es tan difícil encontrar mujeres para las listas, y mucho más crear las condiciones para que una mujer sea elegida candidata a alcaldesa. La razón es sencilla: los procesos, formales e informales, de proyección y selección de una candidata exigen un tiempo que las mujeres no tenemos, o no estamos dispuestas a invertir en esta tarea. Liderar requiere convencer, persuadir, atraer, incorporar, organizar, construir relato, debatir, y cada una de estas cuestiones implica tiempo.

En Galicia estamos a la cola de alcaldesas, llevamos muchos años a la cola, alrededor de un 30 % por debajo de la media en España. Pero también en España vamos por detrás de Europa porque hemos partido de cero. En las primeras elecciones municipales de la democracia el número de alcaldesas en España representaba el 1 % frente al 22 % actual; y medidas como la incorporación de listas paritarias en algunos partidos ha hecho que el número de concejalas avance desde el 3 % hasta el 40 %.

Tres tipos de razones están detrás de este fenómeno en Galicia. Factores sociodemográficos que refieren desde la dispersión geográfica al envejecimiento de la población, que incide en la ocupación asistencial de las mujeres. Factores de orden psicológico y cultural, que tienen dos lecturas, una referida a la predisposición de las mujeres para buscar el poder, y otra referida a la percepción de los ciudadanos a la hora de interpretar el liderazgo femenino. Factores de orden político-organizativo, que hacen referencia a los procesos de circulación de élites en las organizaciones políticas gallegas; las cúpulas de los partidos, los zorros que diría Pareto, buscan mujeres, pero no eligen mujeres para liderarlos; no hay más que verlo.

Tenemos que recuperar el tiempo. Quizás empezar por contar menos mitos sobre el matriarcado y construir más liderazgo femenino.