Rueda defiende la monarquía como un «firme baluarte» para la convivencia en su primera Traslación del Apóstol

Xosé Vázquez Gago
X. Gago SANTIAGO

GALICIA

El presidente llamó a la unidad frente a las dificultades económicas y recordó a las víctimas del accidente de Cercedo-Cotobade

30 dic 2022 . Actualizado a las 16:31 h.

Alfonso Rueda ha participado como delegado regio en su primera Traslación del apóstol Santiago. La ceremonia se celebra cada año en la catedral y recuerda el viaje que los discípulos del apóstol hicieron con sus restos desde tierra santa hasta Galicia.

En su ofrenda, el presidente de la Xunta señaló que «los problemas que nos rodean no son nuevos, aunque sean nuevas las formas que adoptan». Señaló que hoy «también hay conflictos bélicos que causan muerte y desolación; y existen calamidades inesperadas, como la ocurrida en Cerdedo-Cotobade», que causa una mayor tristeza, añadió, por haberse producido en estas fechas. Rueda destacó la «admirable actuación de los equipos de emergencia», que ha ayudado a «encontrar brotes de esperanza» en medio de la desolación causada por el accidente.

El presidente señaló también la «incierta situación económica», y recordó que «tras los índices, porcentajes y grandes magnitudes se esconden los aprietos que viven las familias». Esas dificultades cotidianas, subrayó, deben contar con «la mayor prioridad, la mayor concentración de esfuerzos y la mayor cercanía».

Para superar esos «tamaños desafíos», el presidente invocó la «confianza en el Apóstol nuestro patrón» y también la «confianza en nosotros mismos». Añadió que la democracia, plasmada en «la Constitución y la Monarquía parlamentaria», permite aunar lo esfuerzos necesarios para afrontarlos y también «rectificar los pasos erróneos para recuperar el buen camino».

El presidente, que pronunció una parte de su ofrenda en gallego y otra en castellano, señaló que ante las dificultades «galegos e españois podemos contemplar con orgullo o noso pasado recente», y pidió unidad para «afrontar xuntos un futuro compartido, sen exclusións nin preitos estériles».

Situó además Galicia, Santiago y el Obradoiro como el centro de esa búsqueda de la fraternidad: «Estou seguro de que non é casualidade que, no mesmo ano no que o vello continente sofre unha terrible fractura [la guerra de Ucrania], ese Camiño de Santiago que serve como columna vertebral de Europa atraia a máis xente ca nunca».

La ofrenda finalizó con una petición a Santiago, patrón de España, de «axuda para facer máis fortes os vínculos que manteñen unidos a persoas e pobos», con la defensa de la monarquía constitucional como un firme baluarte de libertad, convivencia y bienestar; y con el deseo de que el apóstol «siga ao carón de nós para que non esquezamos de onde vimos, onde estamos e cara onde camiñamos. Sempre da man da xente».

En su homilía, el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, hizo un llamamiento a «compartir la fatiga cotidiana de la vida» y subrayó que «el sufrimiento de los demás nos ha de interpelar. No nos conformemos con ser una generación vacía de amor y llena de pasiones tristes». El arzobispo, que también usó los dos idiomas, consideró «urxente volver aos valores como o sentido trascendente da vida, o esforzo, a honestidade, e a fraternidade que fundamentan a confianza nos distintos ámbitos da vida. Hai problemas que non poden resolverse sen a achega do pensamento relixioso», afirmó.

Barrio también señaló que en lugar de «lamentar la pérdida de relevancia de la fe» es preferible mantener una conducta acorde con los valores cristianos, y pidió especialmente por las «vítimas da violencia e das guerras que morren ou sofren as consecuencias físicas e morais».

Al acto acudieron los miembros del cabildo catedralicio, obispos, el cardenal Antonio María Rouco Varela, miembros del Gobierno gallego y otras autoridades, incluyendo al presidente del Parlamento gallego, Miguel Santalices y al alcalde Xosé Sánchez Bugallo.