Un día estudiando FP en la cárcel

Laura Placer Breijo
L. Placer LUGO / LA VOZ

GALICIA

Dos internos realizando un proyecto en una de las asignaturas prácticas del ciclo
Dos internos realizando un proyecto en una de las asignaturas prácticas del ciclo Manuel Guede

El centro penitenciario de Bonxe, en Lugo, oferta el ciclo medio de Madeira e Moble

18 dic 2022 . Actualizado a las 11:43 h.

Entrar en la prisión de Bonxe, en Lugo, nada tiene que ver con los clichés de las películas americanas. En la zona de educación, los pasillos interiores recuerdan a los de cualquier instituto con estudiantes (internos) charlando en el cambio de clase y consultando a los profesores dudas sobre sus estudios. Además, este centro penitenciario tiene algo que ninguna otra prisión en Galicia tiene, FP.

En el 2008, la dirección de la prisión, que ya contaba con estudios de otros niveles como primaria y secundaria, decidió apostar por la formación profesional. En este caso, se optó por ofertar el ciclo medio de Madeira e Moble, y catorce años después siguen con el proyecto.

En el curso actual son ocho los internos que cursan alguno de los módulos de esta formación, con la dificultad que supone para la organización la entrada y salida de alumnos en función de sus penas. «En un instituto tienes los mismos alumnos a principio y a final de curso, pero aquí el movimiento y la rotación es mayor», reconocen desde el centro.

REINSERCIÓN

La Ley General Penitenciaria otorga a las cárceles como fin primordial «la reeducación y la reinserción social de los sentenciados a penas». Con este propósito por bandera, la dirección del centro vio en la FP una oportunidad de oro para cumplir con ese cometido. Según ellos, esto les permite a los penados «aprender un oficio y adquirir unos hábitos saludables» que harán más fácil su reinserción en la sociedad el día de su puesta en libertad. El cuerpo docente valora muy positivamente esta iniciativa que, afirman, les «permitirá rehacer su vida cuando salgan a la calle y no reincidir».

«Utilizas el tiempo en la cárcel para algo positivo»

Uno de los internos que cursa este ciclo medio pidió expresamente el traslado al centro de Bonxe desde otra comunidad autónoma al ver la oferta educativa. Ya había realizado otro ciclo de formación profesional y se vio motivado a aprender carpintería. «Lo mejor que puedes hacer en la cárcel es estar ocupado», reconoce, y agradece la oportunidad que tiene para utilizar «el tiempo en prisión para algo positivo». Agradece a los profesores lo que se preocupan por ellos y como «adaptan la formación» a sus necesidades.

La prisión cuenta con talleres profesionales donde se emplea a los internos
La prisión cuenta con talleres profesionales donde se emplea a los internos Manuel Guede

INSTALACIONES

En la cárcel, el ciclo se imparte como en cualquier otro centro. Los internos tienen clases teóricas y talleres prácticos y cuentan con la maquinaria necesaria para trabajar con los materiales. De estos talleres salen tanto pequeñas creaciones para sus familias como buena parte del mobiliario de la propia prisión. «La mesa de la sala de estudios y algunas sillas y estanterías se hicieron como proyectos de asignaturas», cuentan desde el cuerpo docente.

Este ciclo medio tiene una duración de tres años y, en caso de que un preso quede en libertad antes de terminar la formación, puede continuar en cualquier centro ordinario que lo oferte. «Hay alumnos que al salir siguieron sus estudios, por ejemplo, en el Politécnico de Lugo», afirman los docentes. No solo eso sino que algún exalumno al quedar en libertad ha encontrado trabajo de ese campo, según reconocen en la prisión.

Los talleres prácticos de las asignaturas se complementan también con talleres productivos en los que los internos pueden trabajar en un régimen especial dados de alta en la Seguridad Social. Al terminar el ciclo pueden introducirse allí mismo en el mundo laboral realizando encargos para empresas y organizaciones del exterior.

UNA VÍA POR EXPLORAR

El centro penitenciario de Bonxe es uno de los pocos de España, y el único en Galicia, que ofrece estudios de formación profesional en sus instalaciones. En territorio nacional hay casi un centenar de cárceles, pero solo seis de ellas ofrecen, como añadido al resto de enseñanzas, ciclos básicos o medios de FP. En esta media docena de centros los más habituales son los relacionados con oficios manuales como pueden ser la jardinería, la carpintería o la cocina.

La cárcel de Bonxe es la única que cuenta con el ciclo medio de Madera e Moble, única especialidad que ofrecen. En otras prisiones, como la de Valencia, los internos tienen varias opciones en las que formarse: el nivel básico de Agrojardinería y Composiciones Florales y los ciclos medios de Jardinería y Floristería y Peluquería y Cosmética Capilar. Este último lo oferta también la única prisión insular que cuenta con estudios de formación profesional, la de Las Palmas II. En el centro canario se puede estudiar también el ciclo medio de Cocina y Gastronomía. Por su parte, la cárcel de El Dueso, en la localidad cántabra de Santoña, cuenta con este mismo ciclo medio de Cocina y Gastronomía y con la formación básica en Agrojardinería y Composiciones Florales, al igual que en el centro penitenciario de Badajoz. Por último, la cárcel de Cáceres II ofrece el ciclo básico de Fabricación y Montaje.