El turismo de proximidad lleva a picos del 90 % la ocupación en las ciudades gallegas

La Voz SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Catamarán con turistas en el embarcadero de Santo Estevo do Sil en el puente festivo de diciembre.
Catamarán con turistas en el embarcadero de Santo Estevo do Sil en el puente festivo de diciembre. Santi M. Amil

El buen tiempo favoreció el incremento de las reservas de última hora

12 dic 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Las buenas cifras de ocupación en el puente han servido de termómetro para el sector hotelero de cara a las vacaciones de Navidad. Las previsiones de ocupación en toda la comunidad, que oscilaban entre el 55 y el 65 %, terminaron cumpliéndose, según las estimaciones provisionales que manejan la Xunta y el Clúster de Turismo, entidad que agrupa a unas 7.500 empresas y autónomos. Incluso se ha llegado a picos del 90 % en hoteles de las grandes ciudades gallegas, especialmente en Vigo por el tirón de la iluminación navideña, un fenómeno que atrae a muchas familias llegadas desde el entorno de la comunidad.

Ese visitante de proximidad es el que ha predominado en Galicia durante la última semana. Personas que se desplazan en coche desde Castilla y León, Asturias, Madrid y, también, Portugal. Son, por lo general, estancias cortas que no suelen exceder de dos noches. Si la gran atracción para viajar a Vigo son las luces, en A Coruña son las compras, apunta Cesáreo Pardal, presidente del Clúster, además del propio alumbrado. En las ciudades gallegas, la ocupación se movió entre el 60 y el 75 %, si bien en Santiago fue sensiblemente inferior, por debajo del 40 %. También hubo buenas cifras en el turismo rural, sobre todo en la Ribeira Sacra, y en el termal, con un alto nivel de ocupación, según indicó este fin de semana la directora de Turismo de Galicia, Nava Castro.

El hecho de que los visitantes lleguen del entorno más próximo a Galicia permitió además que se registrasen reservas de última hora. «Se mejoraron las previsiones por el buen tiempo, a pesar de que se venía anunciando lluvia en los últimos días», explica Dulcinea Aguín, presidenta de la Asociación de Viviendas Turísticas de Galicia (Aviturga).

La ausencia de precipitaciones favoreció un turismo que se movía por zonas en vez de asentarse en un único lugar. «Tuvimos muy buena ocupación en Sanxenxo, Nigrán o Redondela, con familias que vienen a conocer Galicia, a pasear por la playa, a aprovechar la gastronomía e ir a ver las luces a Vigo, por ejemplo», continúa Aguín. El fenómeno no se limitó a las Rías Baixas. También en Monforte y Sarria, con la Ribeira Sacra, o en localidades por las que pasa el Camino de Santiago, donde los peregrinos apuran los últimos días del doble año Xacobeo.

Año de récord

A solo tres semanas de terminar el 2022, el turismo gallego cerrará el año como uno de los mejores de la historia en cuanto a las cifras de ocupación y de visitantes, que se sitúan incluso por encima de las registradas antes de la pandemia. En los meses de verano se batieron las marcas históricas tanto de turistas como de peregrinos. La comunidad registró así más de 2,1 millones de viajeros alojados y 4,7 millones de pernoctaciones en el conjunto de los alojamientos turísticos. Esto supone un 12,4 % más que en el 2019, año anterior a la irrupción del covid. El turismo interno, el de los residentes en Galicia, superó los niveles de demanda de los últimos años, con 570.000 noches solo en el ámbito hotelero. También se incrementó el volumen de visitantes de Madrid, Andalucía y Castilla y León respecto al 2019.

El turismo internacional, que este mes de diciembre procede fundamentalmente de Portugal, logró recuperarse e igualar los niveles previos a la pandemia. Uno de cada cinco visitantes llegó desde otros países en la temporada media y alta. Los portugueses representaron el 25 % del total de los extranjeros que se alojaron en este verano en Galicia.

La impresión general es positiva en los hosteleros de la Ribeira Sacra

F. Albo

Los negocios de hostelería de la Ribeira Sacra esperan que el balance final de ocupación ronde el 75 % en el puente festivo de la Inmaculada, lo que supondría un 5 % de incremento con respecto a sus previsiones iniciales. Esta es la impresión de los responsables del consorcio de turismo del territorio después de consultar a los profesionales del sector. Desde la entidad puntualizan que las cifras concretas de ocupación en este período y en el puente de la Constitución no estarán disponibles hasta principios de la semana entrante, pero que la impresión general es que las reservas de plazas han sido más numerosas de lo que se esperaba en un principio.

La gerente del consorcio, Alexandra Seara, señala que si se cumplen estas previsiones la ocupación de plazas superará incluso la del mismo período en el 2019, gracias al hecho de que los días festivos de la Constitución y la Inmaculada han coincidido respectivamente con el martes y el jueves. «Con respecto ao ano pasado xa está claro que a afluencia de visitantes será considerablemente maior, porque entón aínda había algunhas restricións sanitarias e temores sobre a posible evolución da pandemia, uns problemas que afortunadamente xa non temos este ano», indica.

A la espera de contar con cifras precisas, desde el consorcio de turismo apuntan que los índices de ocupación más elevados serán previsiblemente los registrados el fin de semana y durante el período comprendido entre los pasados días 3 y 6. «Nos días que non foron festivos, a afluencia loxicamente non foi tan elevada, aínda que tamén houbo visitantes», añaden.

Tiempo favorable

Por otro lado, la gerente del consorcio turístico señala que las condiciones meteorológicas registradas en los últimos días festivos han contribuido a que un mayor número de visitantes se animasen a última hora a viajar hasta la Ribeira Sacra. «O tempo deste período en xeral foi bastante estable, e polo que sabemos parece que iso axudou a que na última parte da ponte houbese xente que optou por reservar prazas de aloxamento na Ribeira Sacra aínda que ao principio non estaban decididos», dice Seara.

XOAN A. SOLER

Santiago

Reservas de última hora y visitantes de un solo día

Emma Araújo

El macropuente de diciembre no es un período en el que visitar Santiago resulte la primera opción para el turismo, salvo para quien prefiere hacer alguna de las rutas del Camino en esta época y disfrutar así de una intimidad casi absoluta. Y la mejor prueba de que la masificación del Camino es cosa del pasado es que la oficina del Peregrino emitió ayer 154 compostelas, 200 menos que el día anterior.

Por eso, y al igual que en años anteriores, la ocupación hotelera, que previamente se situaba en el 35 %, pudo subir al 40 % con las reservas de última hora. Este dato, según resalta la asociación Hostalaría Compostela, no supone ninguna novedad para el sector, que sí vivió una semana de intensa actividad por la abundancia de cenas de empresa, inusuales en días festivos, y que este año se aprovecharon porque los días de Nochebuena, Navidad, Nochevieja y Año Nuevo coinciden en fines de semana.

El ambiente vacacional sí se dejó sentir en Santiago durante toda la semana, sobre todo con turistas de cercanía que aprovecharon las jornadas festivas para cruzar la Puerta Santa, disfrutar de un día de ocio en una ciudad que es patrimonio de la humanidad o bien para comprobar si el trabajo de meses estaba bien hecho. Esta última opción se corresponde a la visita de Ana da Silva y Polo Castro. Ambos formaban parte de un grupo de 18 personas del Obradoiro de construcción de instrumentos tradicionais de percusión de Narón, que se acercaron a Santiago para comprobar si las carracas que hicieron eran copias exactas de la que hay en la catedral. Para ello reservaron una visita a la medida en la basílica, y por la tarde contribuyeron a crear ambiente tocando esas reproducciones medievales. También la Rondalla Tradicional de Gondomar se acercó al casco histórico para recorrerlo y actuar en varias plazas.

Disfrutar del alumbrado de Vigo y pernoctar en Santiago es una opción que ya barajan algunos turistas. Así lo hicieron los cuatro miembros de la familia Argüeso González, de Torrelavega: «Vigo estaba muy caro para dormir y nos vinimos a Santiago tres días con muy buen precio y calidad». Y uno de esos días fueron a la ciudad olívica, como habían previsto.

El turismo de caravana, que no computa en las estadísticas de ocupación, también está ganando enteros. Lo demuestra el plan de fin de semana de Roberto González y Cecilia Estévez. Él tenía pendiente de recoger su compostela desde hace meses tras hacer el Camino desde Burgos, y como su hijo Joel participaba en una competición de natación, tiraron de caravana e hicieron turismo entre prueba y prueba.

M. MORALEJO

Vigo

Ríos de gente en la Navidad más luminosa

B. R. Sotelino

En el enésimo día de llenazo vigués para asistir al espectáculo de su Navidad interminable, alguien huye de todo ese jaleo de atascos de personas y vehículos y descubre el rincón más elegante de la Navidad de Vigo. Está en la plaza de Portugal y allí al fin aparece algo parecido al anhelado Nueva York, en un desvío de la borrachera de arcos de bombillas abigarradas y otras lumbreras agarradas a copas de árboles atados con cables en una chapucera instalación. Allí no hay anfitriones vociferantes ni ríos de visitantes buscando selfis ni música a todo trapo dando la matraca. No hay exceso de brillos. Hay luces amarillas, cálidas como las clásicas de siempre, en una pista de patinaje al aire libre que aunque luce blanquísima, no es de hielo, sino de material sintético. Eso le resta encanto y parecido con la del Rockefeller Center de la Gran Manzana, pero evita el sonido de los generadores quemando gasolina que tendrían que estar aguantando los vecinos de la plaza. Mientras, la gente con patines alquilados da vueltas encima de lo que fue un estanque sin mantenimiento, siempre sucio, y luego un jardín con césped y ni un solo árbol que confortase a los usuarios.

A lo lejos suena la campana del tren chuchú, el trenecillo turístico que sube y baja con gente apiñada en su interior, con la nariz pegada a las ventanillas para no perderse nada. Elsa, la castañera, despacha castañas para parar un tren en su hornillo que también tiene forma de locomotora.

Se acaba la semana salpicada de festivos y los que lo han dejado para el último día disfrutan de la jornada de tiendas abiertas aprovechando también para hacer algunas compras. Pero son los menos. Aquí se viene a lo que se viene. Hay que ver la bola gigante, la estrella de Oriente, el muñeco de nieve, el trineo de Santa Claus, la carroza de no se sabe quién, los Reyes Magos lisérgicos, el carrusel de los caballitos, el árbol gigantesco en forma de cono en la Porta do Sol.

Si acaso, la parada en el mercadillo de la Alameda da tregua a esos pies cansados y brinda entonces la oportunidad de hacer un descanso en el tour llevándose algo a la boca, ya sea de comer o de beber. O llegar a casa horas después, con un souvenir de la Navidad de Vigo. Por ejemplo, una taza con la figura impresa del alcalde Abel Caballero en modo sonrisa inconmensurable, o llegar a la mesa de Nochebuena con los dulces del turronero surrealista de Figueres, que abrió obrador en Vigo en vista del éxito de sus creaciones de cerveza, carbón para niños malos o maíz frito. Esto no ha hecho más que empezar. Ten, nove, oito, seven, seis, cinco, catro...