La Fiscalía desmonta la defensa de Nené Barral y el resto de acusados de defraudar 4,9 millones en contrabando de tabaco

Javier Romero Doniz
Javier Romero PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

Nené Barral, tercero por la izquierda, con mascarilla, al inicio del juicio.
Nené Barral, tercero por la izquierda, con mascarilla, al inicio del juicio. RAMON LEIRO

Los abogados elegan que las intervenciones telefónicas no se motivaron, que las comisiones rogatorias no se justificaban, que los hechos a juzgar están prescritos, y que no se puede vincular a ellos el tabaco decomisado en la Zona Franca de Vigo en el 2001

01 oct 2022 . Actualizado a las 00:30 h.

La última gran causa judicial por contrabando de tabaco en Galicia comenzó este viernes con las cuestiones previas en la Audiencia Provincia de Pontevedra, tras 21 años de instrucción, y con una estrategia común de defensa de los abogados que representan a los procesados que ocupan el banquillo de los acusados. Al frente, José Ramón Barral, más conocido como Nené Barral, exalcalde de Ribadumia por el PP entre 193 y 2001, presunto líder de una trama que, según el escrito de calificación de la Fiscalía y la tesis de la Agencia Tributaria, importó cuatro grandes alijos de tabaco extracomunitario que el ministerio público le atribuye a él cuando aún era regidor; supusieron una pérdida para Hacienda de 4.974.342,83 euros.

Pero la tesis exculpatoria armonizada por las defensas no evitó que tanto la Fiscalía como la Abogacía del Estado, en sus respectivos turnos de palabra al finalizar las intervenciones de los letrados, cayera sobre un jarro de agua fría sobre dicha estrategia común expuesta por las defensas. La acusación pública, representada por el fiscal jefe en Pontevedra, Juan Carlos Aladro, negó y argumentó con jurisprudencia y de manera técnica casi todo lo expuesto por las defensas. Sí reconoció que uno de los argumentos desarrollado por un abogado le descolocó por su incapacidad para entenderlo.

Aladro explicó que la causa no puede considerarse juzgada por el hecho de que la Audiencia Nacional investigase a las personas que ahora se sientan en el banquillo de los acusados: «No estamos ante el mismo hecho, es otro barco [que transportaba tabaco]», expuso. También recordó a las partes que ese argumento ya fue resuelto en su día.

El fiscal expuso igualmente que los hechos a juzgar, a su entender, no han prescrito. Sí reconoció que la cuestión es compleja, pero invocó jurisprudencia del Tribunal Supremo que secunda su intención de ir a juicio con garantías. Sobre los derechos fundamentales, Aladro reflexionó que es necesario analizar los estándares actuales con los pasados y vigentes en los momentos de los hechos juzgados, que empezaron a finales de los años noventa. La Fiscalía desmontó igualmente la tesis de que los escritos acusatorios se extralimitaron sin pruebas suficientes, añadiendo que dichos escritos son iniciales y no requieren cerrar el círculo acusatorio. Recordó que existen plazos y que esa acusación y conclusión final se plasma en el escrito de calificación de conclusiones.

El abogado del Estado, presente por la pérdida que presuntamente supondría no haber ingresado los 4,9 millones de euros que valía el tabaco decomisado en el 2001, realizó una intervención igual de técnica, desmontando punto por punto el relato conjunto de las defensas.

El principal acusado, Nené Barral, de 83 años, presente en la sala junto al resto de procesados, permaneció cuatro horas en la sala mirando a abogados y acusación sin entender nada de lo que decían. Él mismo lo reconoció al finalizar la mañana: «No escucho bien y no entendí qué dijo la Fiscalía ni el resto de las partes».

Las defensas

La abogada de Barral abrió el turno de cuestiones previas, señalando que la investigación, por su alcance geográfico globalizado, debería ser competencia de la Audiencia Nacional y no del Juzgado número 1 de Vilagarcía, el que instruyó la causa. También aseguró que el tabaco decomisado en Vigo en el 2001 era de la marca Magnum Especial, que solo se comercializa en el Reino Unido y no en España. La letrada añadió que las comisiones rogatorias solicitadas a Suiza, Portugal, Holanda o Inglaterra perseguían conocer el patrimonio de Barral y de su familia, sin que se argumentara la petición dichos datos.

La defensa del exdirigente del PP denunció que el origen del tabaco decomisado en Vigo, dentro de cuatro contenedores, surge por una información de Vigilancia Aduanera que hablaba de un barco con destino a Galicia que transportaba un alijo de cocina. Eso motivó la intervención de 100 teléfonos a 70 personas que no dieron más resultado que el decomiso del citado tabaco, que iba al Reino Unido y no a España. La letrada incluso acusó al responsable de la investigación policial, el fallecido Lino Alonso, y al juez instructor inicial, Vázquez Taín, de inventarse los cargos sin fundamentos.

El letrado que representa al hermano de Barral, expresidente del PP de Ribadumia, recordó que en los momentos de los hechos investigados, el delito a juzgar implicaba una penas de seis meses a tres años de cárcel, de ahí que impugnen las pruebas.

La tesis de la Fiscalía, recogida en su escrito de calificación, sostiene que los cinco millones presuntamente defraudados equivalen a la cantidad que el fisco habría ingresado si el tabaco se hubiese vendido de forma legal en España. Para llegar a esta conclusión, la Fiscalía expone una argumentación que parece extraída del guion de una intriga al máximo nivel. Hay relaciones familiares como la que une a Nené con su hermano, ambos procesados; hay gente del Servicio de Vigilancia Aduanera (SVA) y de la Guardia Civil en nómina para estar al tanto de los movimientos de los cuerpos de seguridad del Estado.

También hay conexiones internacionales que permiten dibujar un grupo conformado por ciudadanos de Portugal, Holanda, Croacia, Suiza, Norteamérica, el Reino Unido y Polonia. Amenazas, ruegos y entregas de dinero; y hay compra y venta de embarcaciones, llamadas de teléfono cruzadas entre la alcaldía del pequeño municipio arousano que Barral gobernaba y la sede del SVA en A Coruña... Y, el meollo de todo este asunto, tres operaciones en las que la red logra escabullirse para acabar mordiendo el polvo en la cuarta.