«Peregrino, go home!»

GALICIA

María Pedreda

20 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Ahora que algún protestante estival se apunta al «peregrino go home» es bueno recordar que aquí existe una industria limpia, no incluida en el indice de fábricas prohibidas del ecologismo, ni amenazada por el ministerio de Teresa Ribera, ni estigmatizada por el gesto diabólico de Greta Thunberg. Suministra cuantiosos puestos de trabajo, nadie puede trasladarla, y está blindada contra la adquisición de algún voraz capital foráneo o fondo buitre en busca de presa. No está en manos de ningún ricachón, sino que sus acciones se reparten democráticamente entre un sinnúmero de accionistas que participan enseguida en la distribución de beneficios, sin que por ello se descapitalice.

¿Qué produce? Pues un extraño producto intangible, un sentimiento que, en lugar de tener un formato rígido, se adapta al gusto del consumidor y además cuenta con reservas inagotables. La industria de la que hablamos posee un stock infinito que tiene la virtud de aumentar a medida que se consume, algo no previsto en ninguna de las teorías económicas al uso. Otra característica a destacar es que todo el proceso productivo —por así llamarlo— transcurre en el mismo sitio, desde el cultivo del sentimiento susodicho, hasta el diseño posterior, el márketing y la entrega al destinatario final que, por si fuera poco, se convierte en embajador desinteresado de la mercancía cuando regresa a casa.

Las sucesión al frente de la firma, problema recurrente en estos proyectos de largo alcance, se realiza sin ninguna fricción entre los herederos. Como la idea original es colectiva, su cotización no depende de la genialidad personal de un creador cuyas intuiciones pueden agotarse, o dejar de sintonizar con el voluble gusto del mercado. Tiene la virtud de adaptarse a cada momento de manera que, pasadas varias épocas, no puede decirse de ella que esté anticuada. Se dan la mano la Rosalía despechá y la de Follas Novas, el don Gaiferos de antaño alumbrado por las estrellas y el caminante moderno guiado por satélites.

 Dice poco del jurado del Nobel de Economía que se haya olvidado de Galicia. En alguna edición se darán cuenta de que los gallegos llevan mucho tiempo cultivando un modelo inédito en los tratados de los gurús. El Xacobeo huye de los clásicos duelos entre liberalismo e intervencionismo estatal, entre impulso público e iniciativa privada. Llamarlo turismo implica no entenderlo. ¿Moda? Ninguna dura tanto. ¿Ocasiona molestias? Alguna se denuncia por los pesados del rudo encono que prefieren el okupa gamberro al peregrino, pero ese leve gruñido no impide que sea una convivencia milagrosa entre lo cristiano y lo profano. Una utopía real, en fin, que los que vengan heredarán sin impuesto de sucesiones. Una fuente de energía que no depende de Putin.

Rushdie y los cagones

«Íbamos a dibujar a Mahoma… ¡Pero nos hemos cagao!». Hay que explicar el contexto de esta escatológica primera plana de una revista satírica española. Apareció en febrero del 2006, en medio del debate mundial desatado por la exhibición de unas mordaces caricaturas del profeta en una publicación danesa. Atentados, manifestaciones, amenazas terroristas… Hubo de todo en represalia por el atrevimiento de los dibujantes. Al otro lado se produjeron dos respuestas: la de quienes vieron el pulso como el desafío a una libertad para la que no deben existir tabúes, y la de aquellos que admitían las razones del fundamentalismo escudándose en la diversidad cultural. Los cagones citados admitían que no eran héroes, sin por ello aceptar que los fanáticos tuviesen razón. Fue una respuesta genial. Ante el atentado sufrido por Salman Rushdie es más digno confesar una repentina cagalera que callar y otorgar como hacen los que cambian coleta por turbante. Siniestro Total no se cagó e interpeló al ayatollah. Los echamos de menos.

Alexandre y Miguel Ángel

Lo más seguro es que en la ultratumba los mártires disfruten juntos de la eternidad, con independencia de la época en que sufrieron martirio y de la causa que los llevó a la muerte. Si eso es así Alexandre Bóveda y Miguel Ángel Blanco serán vecinos y se verán con frecuencia en el otro mundo. Aparte de sus trágicas ejecuciones, están unidos por la misma fe en la tolerancia, su condición de demócratas, y el íntimo parentesco que tienen sus matarifes. Aunque usen diferentes disfraces, los verdugos que los asesinan forman parte de la faz siniestra de la historia. El nacionalismo de fascistas y etarras es una ideología pervertida que en vez de unir sirve de excusa para sacrificar a inocentes, y por ello los criminales merecen una repugnancia idéntica. Ellos y los que ahora los siguen jaleando. Es una idea fantasiosa, pero sería hermoso que hubiera un Día da Galicia Mártir en la que todos tuvieran cabida y se unieran los recuerdos que les dedicamos. Si están juntos en el más allá, parece justo que también lo estén en el más acá.