El invierno demográfico en Galicia: «En mi hospital, los partos bajan una media de 100 al año»

carlos punzón / elisa álvarez VIGO / LA VOZ

GALICIA

Una mujer protegida con una mascarilla da un paseo con su bebé en la playa de La Malagueta
Una mujer protegida con una mascarilla da un paseo con su bebé en la playa de La Malagueta Álex Zea - Europa Press

Desde la Guerra Civil no nacen tan pocos niños en la comunidad, solo 38 al día

18 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

A los seis años de acabarse la Guerra Civil, Galicia registró un volumen de nacimientos que no ha vuelto a vivir. En aquel 1945 repuntaron los alumbramientos y la primera mitad del año se cerró con 177 pequeños nacidos cada día. Pero en la década de los ochenta, la comunidad gallega emprendió un camino descendente y sin retorno que llega ahora a su nivel más bajo de nacimientos: tan solo 38 por jornada en los seis primeros meses del 2022, según constata el Instituto Nacional de Estadística.

«Coinciden dos acontecimientos fatales en la transición demográfica: un incremento de la mortalidad al alargarse la vida y un descenso en el promedio de la natalidad al extenderse el control de la natalidad, el trabajo de la mujer, los cambios en las creencias religiosas y que tener un hijo supone una enorme responsabilidad para las parejas que trabajan: no pueden conciliar o tener acceso a una vivienda a coste razonable», explica Mercedes Molina, catedrática de Geografía de la Universidad Complutense de Madrid y una de los expertos que participó en el último documento de la Unión Europea para afrontar el reto demográfico.

La relación de nacimientos y fallecimientos en Galicia es ahora de un alumbramiento por cada tres entierros: 6.941 niños nacidos frente a 20.744 muertes en la primera mitad de este año. Y la pandemia semeja haber influido en un nuevo descenso en los embarazos, pues han caído diez puntos en la comunidad respecto a los registros del 2019. Incluso en el 2018 había 1.370 nacimientos más en un semestre que ahora.

No solo cheques bebé

Molina, experta en despoblación, advierte que no se atajará la crisis natalicia solo con los cheques bebé. «No se cambiará si no se hacen políticas activas de ayuda a las familias, si no se hace posible de verdad el acceso a la vivienda para los jóvenes, si no se dignifica el empleo y se aseguran los mismos derechos a la mujer», apunta. La catedrática llama a no confiar solo en la inmigración para evitar el definitivo desplome de la natalidad. «Hacen falta políticas activas», clama como única estrategia para posibilitar que se decida tener más niños.

La franja que más niños está trayendo al mundo en Galicia abarca de los 35 a los 39 años. Las mujeres de esa cohorte de edad que son madres aportan un tercio de los niños llegados al mundo en la comunidad este año, y otro 30 % lo hacen las que se sitúan entre los 30 y 34. Las mayores de 40 años suman 1.099 partos, pero también se han vuelto a registrar alumbramientos por menores de 15, algo que no sucedía desde hace cuatro años.

En el conjunto del Estado, la estadística natalicia marca una bajada apreciable igualmente, con el peor dato de la serie de los últimos cinco años en los que se fija el INE. Nacieron 26.959 pequeños en toda España, solo 261 menos que antes de la pandemia, pero 3.421 por debajo de lo que ocurrió en el 2018.

Tres visiones sobre la demografía

Manuel Mandianes, antropólogo: «Antes tíñanse nenos por crenza, agora non se teñen por tendencia»

El antropólogo gallego Manuel Mandianes rechaza que la crisis natalicia de la comunidad tenga que ver con una menor disposición de las gallegas a ser madres. «Teñen fillos, pero fóra», mantiene fijándose en su residencia en Loureses (Os Blancos). «Aquí non nacen nenos desde hai anos, pero neste verán poden contarse uns vinte. Veñen cos seus pais de vacacións a ver á familia desde Barcelona, Frankfurt ou Berlín, o que demostra que as galegas teñen fillos, pero fóra», insiste. «É o que nos queda en Galicia, ser lugar de residencia de vacacións», ironiza Mandianes al hilo de los datos estadísticos de natalidad.

El experto antropólogo quiere remarcar en todo caso que el descenso se produce en toda Europa. «As políticas de natalidade fracasaron. Ninguén se fai nai por un cheque de 1.500 euros. Hai unha filosofía de vida de estudar, afianzar a carreira profesional, viaxar, ter piso... que fan retrasar o acceso a maternidade», mantiene. «Antes tíñanse fillos por crenza, agora non se teñen por tendencia», acuña como síntesis Manuel Mandianes.

 Xosé Manuel Casaleiro, profesor: «Isto é un problema de país, e as previsións son aínda peores»

El colegio Pío XII, en el centro de Santiago, es uno de los más demandados de la ciudad. Pero como explica su director, Xosé Manuel Casaleiro, «a poboación é a que é». Por eso de cara al próximo curso observa que todos los colegios compostelanos han salido perjudicados por esta baja natalidad. Y eso que el Pío XII puede decirse que es atípico, porque hace dos años aún tenía más solicitudes que plazas. Pero esa ya no es la realidad. Para el 2022-2023 se presentaron 89 peticiones para 93 vacantes. Hace menos de un decenio, en el curso 2013-14, fueron 119 solicitudes para 80 puestos.

Casaleiro recuerda que el análisis demográfico no puede hacerse centro a centro, porque la ubicación o en ocasiones ciertas políticas municipales hacen que unos colegios sean más demandados que otros. «É un problema de todo o sistema, de país. Este problema de natalidade vímolo notando nos últimos anos e as previsión para o curso 2023-2024 no municipio de Santiago, segundo un estudio que fixemos, aínda son peores que as deste», lamenta.

Noelia Amor Besada, matrona: «Cada vez atiendes más partos de alto riesgo, con mujeres de más edad»

Noelia Amor Besada, presidenta de la Asociación Galega de Matronas, trabaja en un centro de salud pero también hace guardias en el Hospital Provincial de Pontevedra. El descenso de los partos y los embarazos es evidente, y también el cambio del perfil: «Hoy tener el primer hijo a los 39, 40 o 41 es normal». La gente retrasa la maternidad por factores económicos, de conciliación, e incluso la pandemia influyó en este descenso. «Se notó que mujeres que lo estaban planificando decidieron esperar, hubo cierto miedo, y eso sumado a que con la edad hay más problemas de fertilidad y a que se retrasa la maternidad, acaba provocando este descenso», explica la matrona.

De media, apunta Amor Besada, en el hospital donde ejerce «están bajando como unos cien partos al año». Sí que es cierto que una guardia es muy variable, y tanto puede haber seis como uno o ninguno, «pero lo que es verdad es que son menos y cada vez atiendes más partos de alto riesgo, con mujeres de más edad. Lo habitual ahora es tener al primero por encima de los 35», concluye.