Rosa Álvarez, responsable de las rosquillas Cristaleiro: «Estas rosquillas engordan poco»

GALICIA

edgardo

Panadera y empresaria, desde hace algún tiempo preside el club de fútbol de su pueblo, Gondomar, y todo lo hace con decisión y buen humor

16 ago 2022 . Actualizado a las 08:48 h.

No se encuentran en tiendas ni en supermercados, pero es difícil que nunca haya comido alguna de esas rosquillas de hojaldre que se venden en las ferias y romerías. Las Cristaleiro son cosa de Rosa Álvarez (Gondomar, 1952) que lleva toda su vida con las manos en la masa. Alegre y dicharachera, una charla con esta señora deja mejor sabor de boca que comerse sus rosquillas.

—Toda la vida haciendo rosquillas...

—Cuando yo nací, en mi casa ya se hacían. Las hacían mis padres, entre otras cosas.

—De pequeña ya estaba manchada de harina.

—¡Claro! Me encantaba jugar con la masa. Era muy divertido ir al horno, con mis padres... Ya me gustaba el trabajo.

—Mi madre siempre presumía de haber sido panadera.

—Es que es algo que engancha, te tiene en contacto con la gente, es entretenido y muy satisfactorio. Es un trabajo especial.

—Pero en esto de las rosquillas, cada madre, cada abuela, las hace diferentes.

—Nosotros procuramos seguir todos la misma receta. Aprendemos de unos a otros. Yo no advertí cambio de las rosquillas de mis padres a las mías.

—¿Quién empezó en su familia?

—Tengo papeles de 1814. Y las rosquillas ya se hacían en aquella panadería.

—¿Y son iguales que entonces?

—Iguales. Algunas cosas cambiaron. Ahora se ya no se amasa a mano, sino a máquina. Y tenemos laminadoras, aunque yo conservo un rodillo de buxo con el que estiré mucha masa.

—Pero ya no.

—Ahora ni lo sueñe, ja, ja. Para eso está la laminadora. Pero nosotros le ponemos la guinda. Lo que hacemos es cortarlas a mano. Todas. Quizás la ciencia de la rosquilla está en el corte. Como en el pan.

—Son un clásico de las romerías.

—Y cada vez más. No es algo que vaya en decadencia. Forman parte de la romería gallega, de lo que se llama el mundo de la verbena. Y yo me asusto, desués de la pandemia, de cómo se han engrandecido las verbenas, las misas...

—La gente estaba desesperada por salir.

—Verdaderamente desesperada. Además, es que el mundo de la verbena, económicamente, es muy importante. En cualquier parroquia, el día de la fiesta se hace una comida especial en todas las casas, porque aquí se celebra todo comiendo. Y si a una casa van 20 personas a comer, se hace la comida para 40. Todo el mundo va a la peluquería, compra unos zapatos, trabajan los taxis... Es un revulsivo impresionante.

—Mire, pero las rosquillas no van muy bien con las dietas.

—En el caso de las rosquillas, la gente se olvida. Nosotros las cuidamos mucho y a todos los paquetes le ponemos el análisis nutricional. Si se fija bien, verá que nuestras rosquillas engordan poco.

—Antes se mojaban en vino.

—¡Se siguen mojando en vino! Cuando estaba Fraga hacíamos promoción de la gastronomía gallega, también al vino tinto y en las demostraciones se llevaban siempre las rosquillas par mojarlas en vino. Yo no bebo.

—Cuando va por ahí, a otras verbenas, ¿prueba las rosquillas de la competencia?

—No, no. Yo me dedico a mi trabajo y para de contar. Y le diré una cosa: cada vez quedamos menos, porque la pandemia fue muy mala de pasar.

—Igual es que ya ha comido tantas que las tiene un poco aborrecidas.

—No, no, sí que las como.

—Venderán más en el verano.

—Sí, sí. Pero en invierno trabajamos también mucho con los viajes de fin de curso. Los chavales las venden y sacan dinero para sus viajes. Es un trabajo muy bonito. De todos modos, donde más vendemos es en la fiesta religiosa. Unas rosquillas son un recuerdo cariñoso que la gente compra para otros para agradar.

—Con la masa será una artista, seguro que también hace empanadas.

—Y empanadillas, tengo un recetario impresionante. Me gusta mucho.

—Así que es fácil pillarla con las manos en la masa.

—Muy fácil.

—¿Celta o Dépor?

—¡Del Celta, hombre! Y del Barcelona. Y soy la presidenta del Club de Fútbol Gondomar, que tiene 113 años de historia. Lo cogimos con 16 jugadores y hoy tenemos 268. Y estamos organizando el equipo femenino.

—Cuando tiene tiempo libre, ¿qué le gusta hacer?

—Ver fútbol. Y la música, me encanta; cualquier tipo de música. Hace un mes participé en el 30 aniversario de Treixadura: fue muy bonito.

—Si no hubiera tenido que trabajar en la panadería, ¿qué le habría gustado ser?

—Peluquera.

—¿Como diría que es usted?

—Muy religiosa, familiar y trabajadora.

—Si Pedro Sánchez le cediera la presidencia del Gobierno...

—No quiero nada con Pedro Sánchez, ¡yo soy del PP! Ya era afiliada de AP.

—Bueno, pues dígame una canción.

—Una de Julio Iglesias, cualquiera.

—¿Qué cree que es lo más importante en la vida?

—Lo más importante es la familia, los hijos.