Rueda enfila 100 días en San Caetano con una transición serena, pero sin afinar su discurso

Carlos Punzón
Carlos Punzón VIGO / LA VOZ

GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

Su equipo remarca su cercanía y conocimiento de la gestión, y la oposición le niega perfil propio

14 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

A punto de cumplir sus primeros cien días como presidente de la Xunta, Alfonso Rueda completa su período de gracia ajeno a los vaticinios de crisis en el PP de Galicia y en el Gobierno que el anuncio de la marcha de Alberto Núñez Feijoo había aventurado. Después de 13 años con un mismo responsable en San Caetano, la transición serena ha sido el mayor logro de estos algo más de tres meses en el cargo, tiempo que su equipo le aprueba con nota alta, otorgada por la cercanía que le atribuyen y tratan de demostrar al contar en más de 30.000 los kilómetros recorridos por el presidente, así como por el conocimiento que esgrimen tiene de la Administración y la Xunta, en la que está desde el 2009. La oposición en cambio le suspende por «gobernar co piloto automático, sen impulso e sen medidas fronte a crise», valora el BNG, y por «confrontar con el Gobierno central y achacar a los concellos los problemas de Galicia de este verano», tercia el PSdeG

ESTILO

Necesariamente más cercano. Rueda y su equipo se afanan en demostrar cercanía y con ello proyectar un carácter de «persona normal». El encorsetamiento de Feijoo y su semblante de traje y corbata se ha mudado en un tipo en bicicleta, en moto o corriendo por la playa para demostrar que haber pasado de vicepresidente a presidente no le ha cambiado, que sigue siendo un político accesible. «Ha sido un nivel de agenda y de actos brutal. Ha tratado de estar con todos los sectores y en todas las provincias», destacan sus más cercanos. 

Pero le falta un punto. «Transmite una imagen acartonada, habla sin carisma», contrapone Santiago Martínez, consultor político gallego especializado en campañas electorales. Estima que en estos cien días «no se le ha visto ni seguro, ni confiado». Por eso su equipo, dice, «tiene que concentrarse en otros valores como el de la cercanía y reforzar su sesgo más personal», añade como experto.

DISCURSO

En construcción. La declaración de intenciones de la investidura no ha sido suficiente para establecer un fondo discursivo identificable con Rueda, abonado a más improvisaciones que su antecesor, aunque trata de hacer del trabajo, familia y futuro las claves de sus intervenciones. No está necesitado de marcar posición de manera continua como Feijoo, siempre pendiente de su proyección fuera de Galicia. Rueda aún no se ha hecho dueño del título de barón, y apariciones, como la del 25 de julio tras Feijoo, no le han ayudado a salir de en un segundo plano respecto a su antecesor. 

INFLUENCIA EN MADRID

Aún por ver. Feijoo sigue siendo visto como referencia del PP gallego pese a su nuevo cometido. Es de suponer que Rueda tendrá fácil acceso al presidente nacional, pero está por demostrar que eso se traduzca ahora en algo práctico para Galicia, o que llegue a lograr de su antecesor todo lo que Galicia viene demandando al Gobierno central si el PP llega a la Moncloa. Por antigüedad en el cargo, proyección y haber superado el filtro de las urnas, Díaz Ayuso y Moreno Bonilla ocupan una posición mucho más alta en la escala del PP nacional. Los analistas que le asesoran salen al paso: «Él no tiene un perfil ideologizado», dicen respecto a la oposición en Galicia, pero por tanto también respecto a otros presidentes autonómicos del partido. Se verá si las campañas de las municipales y las generales no le obligan a definir más ese perfil. 

TRANSICIÓN

Con relativa tranquilidad. En el PP hablan abiertamente de una «transición rápida, tranquila y bien cerrada» tanto en la Xunta como en el partido. La prueba, mantienen sus cuadros, es que no se haya vuelto a hablar de ella, de la transición. La oposición, en cambio, ha tratado de presentar a Rueda como un sustituto circunstancial y tutelado. Lo cierto es que el conflicto interno que se bosquejaba en el PPdeG tras Feijoo no ha emergido. Incluso una baronía como la de Baltar en Ourense se ha avenido a recuperar al exalcalde Manuel Cabezas para las municipales evitando fracturas internas que puedan impedir retener la Diputación. Pese a la mudanza, el PP ha sido rápido en cerrar su cartel de candidatos para los comicios locales, mientras el PSOE debe evitar que se recrudezca su avispero en Ourense y asistir a un pulso en Pontevedra, así como al BNG le quedan cartas por mostrar. El analista Santiago Martínez lo ve desde otro punto de vista: los conatos de incendio que se pudieron vivir con el relevo de Feijoo se resolvieron «metiendo al gallo en el corral», en alusión al ahora vicepresidente segundo, Diego Calvo, único cambio respecto al Ejecutivo de Feijoo. 

DIÁLOGO

Obligado para ganar notoriedad. Rueda no contó con un tiempo de proyección previo como establecen los manuales de la sucesión política. Por eso está obligado a recorrer kilómetros, dejarse ver, hacerse sentir próximo y también mostrarse como un presidente abierto al diálogo. Valentín González Formoso ha logrado ser recibido por el actual mandatario en menos de un mes, mientras Feijoo no le concedió esa foto en los seis meses que coincidieron como líderes en Galicia. La oposición no da sin embargo más valor que el de la normalidad a esas citas. Otro pequeño cambio: ha agradecido públicamente las visitas que le han hecho tanto el presidente Pedro Sánchez como ministras como Nadia Calviño o Raquel Sánchez. 

GESTIÓN

Visión dispar. El núcleo duro que trabaja con Rueda estima que el presidente ha estado en estos cien días a pie de obra en situaciones como la de los incendios forestales, aprobar medidas al respecto en el Consello, y ha podido recorrer Galicia casi a diario «gracias a conocer la Administración de arriba abajo». «Sabe qué resortes hay que tocar y dónde pueden estar las dificultades para que una decisión política no se quede atrapada en la burocracia». Los dos partidos de la oposición advierten que al nuevo presidente le falta impulso y basa su estrategia en achacar a otras instancias los problemas de Galicia, incluido el sanitario, el gran problema heredado de Feijoo, y que sigue sin resolverse tras 13 años de gestión del PP. 

POPULARIDAD

Mucho por conseguir. Cuando Feijoo se estrenó como candidato en las urnas en el 2009 gozaba de un índice de popularidad del 91,9 %, según la encuesta preelectoral hecha entonces por el Instituto Sondaxe. Rueda ha llegado ahora al 75,9 % y solo después de haber sido nombrado presidente y pese a su trayectoria previa, según los mismos analistas demoscópicos. En enero no llegaba apenas al 45 %. 

PRESENCIA DE SU GOBIERNO

Más que con Feijoo. El anterior líder del PPdeG se cuidaba mucho de ser el rostro omnipresente de su partido y de la Xunta. Rueda ha ordenado que sus conselleiros pisen la calle, que aparezcan más y entre todos formen una imagen pública de equipo activo y cohesionado.

 PSdeG: «Se ha abonado a derivar a Gobierno y concellos la solución a los problemas»

El secretario general del PSdeG, Valentín González Formoso, extrae de los primeros cien días de Rueda al frente de la Xunta la conclusión de que su estrategia se cimenta en «la confrontación con el Gobierno central, que le está suponiendo a Galicia escasa rentabilidad, y en responsabilizar a los ayuntamientos de graves problemas como la sequía o los incendios, sobre los que la Xunta tiene competencias y capacidad normativa suficiente para afrontar».

El líder del PSdeG insta a Rueda a «remangarse», a «dejar de poner deberes a los concellos» y a explicar «qué ha hecho la Xunta de antemano para evitar los problemas que Galicia está viviendo este verano». A los incendios y dificultades en la gestión del agua que sufre parte de la comunidad, Formoso suma desde las carencias de efectivos en la sanidad pública a los problemas que 78 concellos han tenido para cubrir las plazas de socorristas. «No ha sido capaz de frenarlos», recalca el secretario xeral del PSdeG, que insiste en que la Xunta tiene posibilidad normativa y presupuesto para haber puesto en marcha soluciones diversas.

En el PSdeG se valora, eso sí, la «cordialidad en el trato» dispensado por Rueda a su líder, con quien no ocultan que tiene una mayor interlocución que con Alberto Núñez Feijoo.

BNG: «Máis do mesmo, falla de impulso, afastado da crise e goberna con piloto automático»

El BNG da por cumplido el diagnóstico que hizo Ana Pontón en el debate de investidura respecto a Alfonso Rueda. La viceportavoz de la formación, Olalla Rodil, estima que la etapa inicial del presidente «demostra o continuísmo que temiamos no Goberno e do que Rueda ten sido partícipe nos últimos trece anos». Niega Rodil que se haya abierto una nueva etapa en Galicia: «É máis do mesmo». Pero además echa en cara al presidente una «falla total de iniciativa política, impulso e axilidade» para adoptar medidas que aligeren a la ciudadanía con menos recursos la escalada inflacionista y la crisis de precios. «Non fixo nada nese tema, non tomou ningunha medida, máis ao contrario suprimiu a tarxeta básica para fogares vulnerables», reprocha la viceportavoz del BNG. «É un presidente que goberna con piloto automático, sen ningunha iniciativa destacable neste tempo», añade.

La cita que mantuvo Rueda con Pontón entra para el BNG dentro de la más absoluta normalidad democrática, pero no le otorgan más valor, «pois non supuxo que adoptase algunha das políticas sociais e de servizos públicos que se lle propuxo. Non atopamos vontade real de sacar proveito desa cita e non vai cambiar, seguro», concluye Rodil.

Aprobación de la patronal gallega y recelos sindicales

«Se está acostumbrando al cargo, pero poniendo toda la carne en el asador», valora Juan Manuel Vieites, presidente de la patronal gallega. Para él, Rueda ha adoptado un nuevo modelo como presidente, «pero igual de seguro que el de Feijoo». Apunta que le resta ganar unas elecciones para pasar la prueba, mientras valora «su disposición al diálogo».

«Más allá del cambio de persona, no ha habido nada más porque sigue gobernando el PP», estima Amelia Pérez, secretaria general de CC. OO. «Aplica las mismas políticas: la sanidad hecha unos zorros, la dependencia igual de mal, nada frente a la inflación», añade, aunque estima que es necesario esperar algo más para ver el estilo Rueda.