José Antonio Quiroga: «Avisamos en febrero, pero los concellos no tomaron medidas contra la sequía hasta el verano»

GALICIA

Santi M. Amil

El presidente de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil recuerda que los ayuntamientos con escasez no pueden llenar piscinas: «Eso es secundario»

09 ago 2022 . Actualizado a las 10:36 h.

No está siendo un verano fácil para la Confederación Hidrográfica Miño-Sil. Una sequía que se arrastra desde hace meses y cuyo final no se intuye todavía obliga a tomar medidas y a vigilar que otras instituciones, con competencias directas sobre el asunto, las tomen. El presidente del organismo hidrográfico, José Antonio Quiroga, cree que aún falta una fuerte conciencia social sobre la carencia de agua, pero también opina que la sequía de este verano no se ha combatido con previsión.

—¿Estamos siendo todos, ciudadanos y organismos, responsables ante una situación de fuerte sequía como la que vivimos en este año?

—Este es el año más seco de la serie histórica. Es una situación preocupante, y ante eso hace falta un consumo responsable y sostenible del agua. Hasta ahora el agua se veía como un privilegio, un regalo del cielo. En el 2017, ya hubo episodios de sequía; pero al año siguiente, no. La ciudadanía no se preocupaba, pero yo creo que ahora ya lo está. La gente es consciente de la falta de lluvia y de que empieza a haber un problema. En nuestra demarcación, ya son 29 los ayuntamientos que nos han trasladado su preocupación. Debemos tener en cuenta que estamos a 8 de agosto [la entrevista se realizó ayer] y que queda por delante un largo período (el resto del mes, septiembre y octubre) en el que quizá no vaya a llover.

—¿Se atreve a decir que este es el peor año que recuerda desde el punto de vista de la falta de lluvia?

—Los datos de la serie histórica indican que este es el año más seco. El año pasado, a estas alturas, se llevaban recogidos 1.147 litros por metro cuadrado; en lo que va de este año, 653. Esa es la media del año hidrológico, en la que se aprecia una diferencia sustancial. No podemos escapar de esa realidad.

—¿Necesita la población algún mensaje claro y contundente ante una situación como la que estamos viviendo?

—Hace ya meses avisamos a los ayuntamientos, que tienen la responsabilidad en este asunto. Advertíamos de la situación que se avecinaba. La concienciación ante un problema es lo que te hace actuar. No se puede tener el grifo abierto diez minutos, porque ese es un detalle que tiene su importancia, y esa concienciación nos puede ayudar ante una situación de cambio climático como esta.

—¿Qué le parece el comportamiento mostrado hasta ahora por los ayuntamientos? ¿Cree que están actuando de una manera acorde con la gravedad de esta situación?

—La responsabilidad es de los ayuntamientos. Es algo consustancial con la condición humana: no se actúa si no está cerca el problema. Estamos avisando desde febrero de la gravedad de este problema. Creo que los ayuntamientos no han sido conscientes del problema de la sequía hasta entrado el verano. Les dijimos: «No hagan baldeos con agua; sean responsables con jardines, zonas de juego o fuentes». Y han tardado, hasta ahora no han empezado a tomar medidas contra la sequía. Sí es cierto que las medidas no son aplicables de un día para otro. Por ejemplo: como media, hay una pérdida de un 40 % de caudal en las redes de abastecimiento de agua; eso no se arregla para la semana que viene, pero sí hay que incluirlo en las prioridades a corto y a medio plazo, ponerlo sobre la mesa como prioridad.

—Muchos concellos tienen zonas naturales de baño en los ríos. ¿Hay que pensar en cerrar piscinas si la sequía se agrava?

—Los ayuntamientos con problemas de abastecimiento de agua no pueden gastar el suministro en llenar piscinas. Lo básico es el consumo humano: hacer la comida, ducharse, etcétera. Eso es lo básico; lo otro, lo de las piscinas, es secundario.

«La provincia de Ourense y el sur de Lugo son las zonas donde la situación resulta más preocupante»

Con el despacho en Ourense y con vínculos con el sur de Lugo, puede decirse que Quiroga está cerca, geográfica y afectivamente, de los territorios de Galicia en los que más se notan las consecuencias de la falta de lluvia. De todos modos, el presidente de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil no desvincula la sequía que padece Galicia este verano con el hecho de que la falta de agua ya se haya convertido en un problema global: «En otras latitudes hay millones de personas con problemas de abastecimiento de agua. Es un problema mucho más grave que el que tenemos aquí, pero la escasez de agua y la necesidad de un consumo responsable deben ser incorporadas a la agenda política», asegura.

—¿Hay algunas comarcas de Galicia en las que la falta de lluvias ha llegado ya a provocar consecuencias particularmente graves?

—A Limia es una zona preocupante. La provincia de Ourense también lo es si tomamos las provincias como referencia para evaluar el problema. También en algunos municipios del sur de Lugo (O Saviñao, Carballedo, Pantón, Sober, etcétera) la situación es difícil. Esas son las zonas más preocupantes de Galicia en estos momentos.

—Galicia no tiene ciudades de millones de habitantes, pero está padeciendo una fuerte sequía. ¿Existe el riesgo de que la falta de lluvias acabe causando un aumento de la contaminación urbana?

—Las aglomeraciones urbanas son pequeñas. El de la contaminación no es el principal problema en la demarcación del Miño-Sil. La principal ciudad es Ourense, con unos 108.000 habitantes. Pero sí hay una fuerte influencia de la sequía en la agricultura y en la ganadería.

—¿Cree que llegarán a tomarse medidas más drásticas si la situación no cambia a corto o a medio plazo?

—Si no se hacen los deberes, y me refiero a corregir problemas, y si no hay un uso responsable del agua, en algunos sitios se puede llegar a restricciones de agua en ciertos períodos del año.