El final de la brutal agresión en Londres a una gallega en el 2016

O. P. SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

Marcha en Lugo contra la violencia machista
Marcha en Lugo contra la violencia machista Carlos Castro

Muere la mujer de Teo acuchillada por su pareja cuando estaba embarazada de un niño al que los médicos salvaron entonces

08 ago 2022 . Actualizado a las 22:19 h.

El 5 de agosto del 2016 en Densworth Grove (Edmonton), al norte de Londres, una brutal agresión machista dejaba a una mujer de 33 años al borde de la muerte. Su pareja, Petar Petrov, de origen búlgaro, le había asestado varias cuchilladas y golpes en la cabeza, que la dejaron en estado crítico. Ella era Ana Belén G. C., había nacido en Teo y había emigrado pocos años antes a la capital británica. Nunca logró despertar del coma en que quedó sumida tras un salvaje ataque que encontró un amplio eco en la prensa inglesa. El pasado jueves día 4 Ana Belén fallecía a los 39 años en la residencia a la que su familia había logrado trasladarla, para tenerla más cerca de su entorno. Su inhumación en el cementerio de Oza (Teo) es el luctuoso punto final a una dramática historia que comenzó seis años antes.

Aquel 5 de agosto del 2016, hacia las ocho de la tarde, los vecinos de la pareja escucharon fuertes gritos y discusiones durante una hora en su domicilio, al que se habían mudado tan solo un mes antes. El estruendo cesó con un último grito de un hombre, seguido de un fuerte ruido, similar a un accidente automovilístico.

Petar Petrov, asesino confeso de Ana Belén, cumple 21 años de prisión en Gran Bretaña. La foto fue facilitada en el 2017 por la Policía Metropolitana de Londres
Petar Petrov, asesino confeso de Ana Belén, cumple 21 años de prisión en Gran Bretaña. La foto fue facilitada en el 2017 por la Policía Metropolitana de Londres

Uno de los vecinos se encontró a Petar Petrov tirado en el suelo de la acera, con heridas de arma blanca en su cuerpo, rodeado de sangre y vidrios. Pensó que lo habían arrojado desde la ventana del primer piso. Le prestó los primeros auxilios y llamó a la policía hacia las 21.15 horas, relató el medio británico Enfield Independent. Tras llegar otros vecinos, entraron al piso de Petrov y se encontraron una escena dantesca: la mujer de Teo, embarazada de ocho meses, yacía tendida en el suelo y presentaba varias fracturas faciales, hematomas graves en los pulmones e incluso una herida de arma blanca en la cara. A quien habían tomado inicialmente por víctima era en realidad el salvaje agresor de la mujer, y él mismo se había autolesionado antes de lanzarse por la ventana tras consumar el intento de asesinato de Ana Belén, del que se declaró culpable en el juzgado meses después.

El bebé, salvado

La mujer de Teo fue trasladada aquella noche en estado crítico a un hospital londinense. Los médicos salvaron su vida y también la del bebé, que nació sin lesiones físicas cuatro días más tarde, en una cesárea. Pero ella no volvió a despertar del coma. Tras un tiempo hospitalizada en Inglaterra, su familia (que se hizo cargo de su hijo) consiguió su traslado a una residencia próxima a su casa del rural de Teo. Hasta que, ahora, ha llegado su final.

Ana y Petar se conocieron en el trabajo. Lo relataba en febrero del 2017 Metro, al dar cuenta del juicio en el que el búlgaro fue condenado a 21 años de prisión (con una pena mínima a cumplir de 14) por el ataque brutal a su pareja. Los dos trabajaban en el hotel Rembrandt, en South Kensington, él como ayudante del jefe de cocina y ella como camarera de habitaciones. Su relación se había iniciado un año antes del ataque por parte de Petrov, que había servido en la Legión Extranjera francesa y que ya había dado muestras previas de su carácter, al ser suspendido en su trabajo por mostrarse agresivo con un compañero que había hecho una broma sobre su pareja sentimental. El fiscal señalaba en el juicio que no estaba clara la motivación del ataque, pero apuntaba el comportamiento celoso y posesivo de Petrov con respecto a Ana Belén. En ese contexto, una nueva discusión aquel día desencadenó una agresión en que la golpeó «como si fuera el enemigo», según él propio acusado admitió, en un «ataque violento, brutal, sostenido y frenético», en calificación de la fiscalía.

En su sentencia, el juez del caso señaló al hombre de origen búlgaro: «Su comportamiento fue tan cobarde con una víctima indefensa como cruel». La condena incluyó una orden de protección europea a la mujer, de forma que no podría ingresar al país de residencia de la UE de ella. Una medida que, como en tantos otros casos, de nada sirvió para salvar a Ana Belén.