¿Faltan médicos (de familia) en nuestro país?

Jesús Sueiro

GALICIA

Centro de salud de Baltar, en Portonovo-Sanxenxo
Centro de salud de Baltar, en Portonovo-Sanxenxo MARIA ARAGON

El vocal de prensa de la Asociación Galega de Medicina Familiar e Comunitaria (Agamfec) analiza las causas de los problemas en los centros de salud

07 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Esta es la pregunta recurrente que se hacen todos los políticos y gestores sanitarios españoles, pero no para buscar una respuesta y dar solución a nuestra precaria situación y a la saturación de las consultas, sino para buscar un culpable y poder echarle la culpa a otro estamento, a otra administración, y con ello intentar tapar sus vergüenzas e incompetencia. Su falta de previsión.

Como médico invitado en medio periodístico, recurriré a un clásico para empezar a desgranar este embrollo: «Toda pregunta compleja tiene una respuesta inmediata, sencilla… y falsa». La frase de un periodista americano del siglo pasado sigue teniendo vigencia actual y ayuda a entender declaraciones de nuestros gestores, cuando dicen cosas como «si hay algún médico en paro lo contrato ahora mismo». En una afirmación que pone de manifiesto un adanismo y falta de conocimiento de la realidad que asusta. Si alguien cree que podemos permitirnos el lujo de tener una pléyade de médicos excelentemente formados de brazos cruzados en su casa, esperando una llamada de teléfono para ir a hacer una guardia a Santa Comba (con contrato de 24 horas ¡por supuesto!) es que no se acaba de enterar de lo que significa la globalización y la situación actual de nuestros profesionales.

España tiene un número de médicos mejorable y lamentables diferencias entre comunidades, pero con una clarísima deficiencia entre la atención primaria (AP) y hospitalaria; de la misma manera que la financiación y el prestigio, claramente sesgadas hacia el hospital. Siempre hemos sido la hermana pobre del sistema, sin duda. Pero para ir afinando más en la respuesta es necesario saber que cada año se convocan entre 1.500 y 2.000 plazas de medicina familiar y comunitaria y, a pesar de la publicidad que se le da a las que quedan vacantes y que no deja de ser una cifra poco significativa, resulta que en los 10 últimos años se formaron entre 15.000 y 20.000 médicos de familia. ¿Cuántos ha contratado el sistema sanitario en todo este período?

No llega a la mitad. Eso quiere decir que formamos médicos excelentes con tutores entusiastas, pero con nulo reconocimiento, para que se vayan: al extranjero, a las mutuas, a la actividad privada, pero no a la atención primaria del sistema sanitario español. No se ofrecieron durante esos años contratos dignos.

Un mismo médico 15 años reduce la mortalidad un 25%

Compañeros nos enseñaban contratos que firmaban en un año y daban para empapelar una mansión. Con esa fidelización lo normal era irse. No se fueron, los expulsaron del sistema ¿Ahora la solución pasa por más plazas? ¿Esa es la medida «urgente» que veremos en no menos de 5 años? Si no reconocemos que la solución pasa por hacer unos cálculos razonables de plazas para cubrir las necesidades reales con autosuficiencia y ofertar unos contratos que aseguren la continuidad y la atención a las personas a lo largo de su vida, no acertaremos. No dejaremos de insistir que tener un mismo médico de cabecera durante 15 años disminuye la mortalidad en la población atendida por este en un 25% y eso sí que es un lujo que no podemos dejar pasar de largo con discusiones bizantinas sobre a quién echarle la culpa de esta falta de decisión política y de previsión en apostar por una atención primaria potente. La población, la salud y el resto del sistema sanitario lo agradecerán.