La comunidad educativa ve con buenos ojos los cambios aunque tiene dudas; la Xunta considera el borrador «decepcionante»

S. C. REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Examen de selectividad el pasado junio en la escuela politécnica de Esteiro, en Ferrol
Examen de selectividad el pasado junio en la escuela politécnica de Esteiro, en Ferrol CESAR TOIMIL

Una primera lectura del borrador apunta a que Galicia está bien preparada para el nuevo modelo

28 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La respuesta a este cambio radical de la selectividad es templada en la comunidad educativa y de gran enfado en la Xunta. Los primeros valoran el impulso a otra forma de aprender, tras años lamentándose de los currículos excesivamente largos, y el conselleiro de Educación, en cambio, cree que es un modelo decepcionante porque no impide las desigualdades entre comunidades autónomas.

Román Rodríguez, conselleiro de Educación, mostraba tras la reunión territorial su malestar porque el ministerio tenía sentados a 17 consejeros de educación para hablar de la nueva selectividad sin que ninguno conociese un texto que sí lo tenían varios medios de comunicación de Madrid, que lo publicaron en el mismo momento de la reunión. Es, para Rodríguez, una falta de respeto a la gobernanza de España.

En cuanto al contenido de la prueba, el responsable gallego de educación ha echado claramente en falta un mayor control en la igualdad de los contenidos y de nivel en las distintas comunidades autónomas: «É unha proposta absolutamente decepcionante —dijo Román Rodríguez— que non corrixe a principal problemática que ten o actual sistema de acceso á universidade. Se descarta dun xeito absoluto facer unha proba única ou o máis homoxénea posible. Que se pregunte o mesmo e se avalíe o mesmo e do mesmo xeito para que haxa igualdade. Estamos asistindo a un cambio do sistema de exame para equipararlo co Informe PISA, cando tanto as consecuencias e obxectivos son totalmente diferentes. Fálase de reducir exames, contidos, nos leva a unha senda xa habitual no ministerio de reducir o nivel de esixencia».

Y concluyó: «Se quere cambiar todo para que todo siga sendo igual ou peor» cuando «non é difícil neste asunto atopar acordos».

La CIUG

Pedro Armas, vicepresidente de la CIUG, la comisión interuniversitaria que organiza la selectividad en Galicia, cree que la comunidad parte de un buen lugar para esta prueba, si bien «el cambio es notable». Aunque en Galicia «la maquinaria de los grupos de trabajo de las materias de selectividad está muy bien engrasada», este nuevo ejercicio conjunto «va a exigir mayor coordinación y colaboración entre algunos de esos grupos», empezando por las lenguas y añadiendo materias para el año 2027.

No preocupa a la CIUG lo que se espera: «Con lo que nos indique el Ministerio, haremos los ajustes técnicos oportunos. Muchos de nuestros exámenes ya son muy analíticos y prácticos, es decir, ya tienen en cuenta las competencias más que la capacidad memorística».

Y añade un apunte: «Novedades como la recuperación del peso Historia de la Filosofía o la Música son bien recibidas».

Los directores de instituto

Los directores de instituto, asociados en Galicia a Addiga, no temen la nueva selectividad. La presidenta de la entidad, Isabel Ruso, preguntó a sus colegas qué primera lectura sacaban del borrador. Es unánime la certeza de que se adaptarán a lo que les diga el texto, porque llevan demasiados cambios educativos como para dudarlo. Sí parece que gusta «en el sentido de la búsqueda de madurez y sentido crítico del estudiante» y que sea con las materias específicas con las que se determine el nivel de conocimiento para un grado.

Claro que hay voces que dudan de cómo se casa currículo lleno de contenido y examen competencial: «Este año 1.º de bachillerato de Lengua es igual al anterior. ¿Cómo enseñamos competencias si los contenidos son los mismos?», se pregunta una directora.

Los colegios concertados

Miles de alumnos gallegos estudian el bachillerato en colegios concertados. Una de las patronales que los agrupa es Escolas Católicas, y la secretaria autonómica, Juana Otero, responde a la valoración de este borrador, y aunque recalca que «es una lectura rápida» y que no es experta en bachillerato. Pero según esta primera impresión, ve como positivas dos cosas: el que se haga de forma progresiva para dar tiempo al «cambio metodológico que supone», sobre todo para los profesores pero también para los alumnos; y el esfuerzo por «homogeneizar la prueba en todas las autonomías». En cuanto al «enfoque competencial», lo ve bien, pero alerta que «no se debe olvidar la parte memorística. Los extremos no son buenos».