«Non quedou nin o lousado»

Alejandro Camba, M. Cobas O BARCO / LA VOZ

GALICIA

La Voz

El fuego quemó la casa de Jaime Eustaquio Fernández en Carballeda

22 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Una vivienda, un alpendre, la moto de su hermano... Jaime Eustaquio Fernández hacía ayer balance de lo que el fuego se llevó por delante. «Aquí todo é un desastre, arderon moitas casas», relataba este vecino de Robledo de Domiz, en Carballeda de Valdeorras. Fue la primera aldea en la que las llamas del incendio forestal iniciado el jueves de la semana pasada en Riodolas causaron daños en hogares. «Temos gomas de auga e sacámolas, pero non nos deu tempo a facer nada, porque o lume veu moi rápido, entrou en cuestión de segundos», relataba. Tenían medios de extinción, pero las labores de prevención estaban pendientes. Reconocía la parte de culpa de los propietarios «Temos as fincas cheas de silvas»—, pero también acusaba a la Administración de no hacer su parte. «A Xunta leva catro anos sen facer un cortalumes e pasa isto», decía. E iba más allá: «Estamos abandonados por todos; aquí o que se fai, faino o pobo».

El fuego se convirtió en una amenaza rápida, así que en cuanto las autoridades plantearon evacuar la aldea, Jaime y su mujer no se lo pensaron. Se fueron con lo puesto. «Non quedou nin o lousado», remarcaba mientras caminaba entre los escombros de su propiedad.

Su vecino Moncho también fue desalojado. En cuanto pudo, regresó al pueblo. «Volvín aquela mesma noite, pero a casa xa estaba toda ardida», decía.

Ambos abandonaron Robledo porque tenían claro que lo más importante era protegerse del peligro que suponían las llamas. Pero eso no evitó el dolor por lo perdido. «Sentímonos moi mal», decía Jaime. Lamentaba que no hubiese medios de extinción cuando llegó el fuego, pensando en si podrían haberlo parado o minimizado sus daños; y no tenía más que palabras de agradecimiento para los bomberos que después se encargaron de sofocar las llamas. «Estiveron traballando día e noite ata que o apagaron todo», reconocía.

Los servicios ya están restituidos en todo el municipio

Pasaron cuatro días sin luz eléctrica, denunciaba Jaime. La situación se solventó con un generador, en Robledo de Domiz y en todos los pueblos de Carballeda de Valdeorras afectados, según explicaba la alcaldesa, María del Carmen González (PP). No hay ningún vecino desalojado. «La evacuación fue durante las labores de extinción y cuando se acabaron, volvieron», contaba.

«Todos los pueblos están con servicios, aunque sea con una solución provisional», añadía la regidora. Recuperar la traída de agua o la electricidad lo más pronto posible fue el objetivo prioritario de la alcaldesa en cuanto el fuego dejó de ser una amenaza. Trabajaban en las captaciones y en la retirada de árboles que cayeron pasto de las llamas y eran un estorbo en carreteras y pistas. «La labor de limpieza ahora mismo es absurda por la ceniza», añadía González, que aplazaba esas tareas a cuando el fuego esté totalmente extinto. Porque el incendio forestal que arrasa la comarca de Valdeorras sigue activo.

Desde el gobierno local de Carballeda están haciendo inventario de todos los bienes dañados, los públicos y los privados. Hará falta tiempo para tener los datos finales, porque hay zonas en las que «no se puede ni se debe entrar, porque el fuego no está apagado», relataba González. De momento no tienen fecha para el pleno en el que solicitarán la declaración de zona catastrófica —que O Barco de Valdeorras celebró el miércoles y Rubiá al día siguiente—. Ayer comenzaban a estudiar las ayudas anunciadas por el presidente de la Xunta. «Hay que mirar cuál es la solución para cada vecino, porque no es la misma necesidad de unos que de otros», resumía.

La alcaldesa: «Toca ayudar a los vecinos a pasar el duelo por la pérdida»

La alcaldesa de Carballeda de Valdeorras pasó algunos de los peores días de su vida. Porque mientras un gran incendio forestal quemaba miles de hectáreas en el municipio, ella estaba encerrada por coronavirus. Apenas podía hablar debido a una importante afonía, su teléfono móvil estuvo inoperativo porque se cayó la red de su compañía, no podía compartir estancia con nadie. Así que aunque quería estar con sus vecinos, la prudencia se lo impedía. Visitó las aldeas afectadas por el fuego, pero sola, en su coche, sin pararse a estar con nadie. No quería transmitir el virus. Por eso ayer estaba hasta contenta cuando vio que empezaba a estar recuperada (aunque arrastra secuelas) y la prueba del covid dio negativo. Así que nada más salir de la consulta ya pudo abrazar al primer vecino afectado por los incendios. «Ahora lo que toca es estar con la gente. Lo que me preocupa es tratar de curar la parte emocional por la pérdida sufrida», apuntaba González. Porque hay dos vecinos cuya vivienda habitual fue pasto de las llamas y otros muchos perdieron la casa de sus padres o de sus abuelos. «No era su vivienda de todos los días, pero en ellas tenían muchos recuerdos», añade. Por eso, la regidora cree que ahora lo prioritario es «ayudar a los vecinos a pasar el duelo por la pérdida», señala. Por supuesto, no descuida a los dos vecinos que perdieron sus residencias habituales. Es optimista sobre el futuro: «Confío en que la gente de Carballeda tendrá el empuje, el ánimo y la ayuda para salir adelante».