La escalada de los precios impide al turismo gallego un verano de récord

Manuel Varela Fariña
manuel varela REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

PACO RODRÍGUEZ

La inflación cambia las previsiones del sector, que espera viajes más cortos

10 jul 2022 . Actualizado a las 09:03 h.

Iba a ser el verano que dejase atrás los efectos de la pandemia por completo, el de una llegada masiva de turistas sin precedentes. O, al menos, similar a los geniales meses estivales del 2019. Pero todo se torció a partir de febrero. La guerra en Ucrania desencadenó un progresivo encarecimiento de los precios, especialmente en el combustible. Y eso, con la situación geográfica de Galicia en la esquina del mapa, es un problema aún mayor. «Va a ser un verano bueno, pero no tanto como preveíamos por el encarecimiento del carburante y de la vida», reflexiona Cesáreo Pardal, presidente del Clúster de Turismo de Galicia, entidad que engloba a más de 7.000 empresas del sector.

Los hosteleros esperaban alcanzar, como mínimo, las cifras del 2019 tras un 2021 en el que el turismo nacional batió récords a expensas de un internacional prácticamente inexistente, más allá de la visita de portugueses que viajaban, sobre todo, a las Rías Baixas. Representantes del sector compartieron sus valoraciones en un informe que acaba de publicar el Clúster, en el que advierten de la compleja situación geopolítica y económica en los últimos meses, además de la «incerteza respecto á climatoloxía» tras un mes de junio con precipitaciones y cielos más cubiertos de lo previsible en estas fechas. La ocupación en los meses de julio y agosto se situará entre el 75 y el 90 %, siendo la primera quincena de agosto la de mayor afluencia. El «optimismo» para el conjunto de Galicia se empaña con las pernoctaciones esperadas, que serán inferiores debido a las restricciones de ahorro que, suponen, se impondrán las familias. «El que iba a salir una semana lo hará seis días, y el que iba a salir dos días, ya no sale ninguno. Se reduce el consumo medio diario», resume Pardal. Y es que Galicia depende casi por completo del mercado nacional, que se desplaza en su mayoría en vehículo particular. «Los precios de la gasolina suponen una desventaja competitiva para nosotros», añade.

Desde la Asociación de Viviendas Turísticas de Galicia, su presidenta, Dulcinea Aguín, expone que la «incertidumbre» actual, especialmente hacia el otoño, hará que los turistas «aprovechen ahora para disfrutar» al no saber qué les deparará el futuro.

Los hosteleros advierten que el aumento de las tarifas no cubre todos los costes

Los precios de las habitaciones en Galicia se han mantenido más o menos estables durante los últimos años. En mayo, el aumento interanual es de casi veinte puntos. Y eso que fue el mes de mayo con más turistas alojados en hoteles desde que hay registros, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). «Aínda que o sector está a subir as tarifas, non se está repercutindo no cliente final a totalidade do incremento de custos, polo que se resente a rendibilidade», advierte el Clúster.

Reservas de última hora

Los hosteleros apuntan que la «inseguridade á hora de contratar» hace aumentar las reservas de última hora, lo que obliga a los establecimientos a «flexibilizar as políticas de cancelación». Tanto Pardal como Aguín, sin embargo, advierten de que las reservas canceladas son pocas, si bien han sido más frecuentes los cambios de fechas. «Nuestro perfil de cliente es más familiar y las fechas de matrículas, los exámenes de recuperación y el calendario escolar hizo que mucha gente moviese sus reservas», añade la presidenta de Aviturga.

La ocupación de alojamientos turísticos este fin de semana, en plena ola de calor, alcanzó el 100 % en varias zonas y la previsión a partir del día 15 de este mes, «cuando llega el verdadero verano», es que se sitúe por encima del 83 %.

La locura de Sanxenxo: 35 céntimos de diferencia para un café en una misma calle

CAPOTILLO

El verano del 2022 se recordará en Sanxenxo por la inflación: en cuestión de pocas semanas, el valor de productos de consumo básico y cotidiano se ha disparado vertiginosamente. Los precios de los alojamientos de última hora, como suele ser habitual, son altos, pero esto es independiente de la inflación generalizada, ya que siempre pasa lo mismo verano tras verano. Si se espera a última hora para reservar, las gangas son raras.

Hay otras cuestiones más prosaicas donde se nota más el tirón al alza de los precios como, por ejemplo, el café con leche. En una misma calle, y no precisamente el paseo de Silgar, es posible tomarse uno normal a 1,45 euros en un local y solo unos números más adelante a 1,10. La media en la capital turística de las Rías Baixas del café con leche está en 1,30 euros.

En pleno centro urbano, el baile de cotizaciones puede marear. Mientras que el botellín de agua o el café solo con hielo en algunos locales escalan hasta 1,70, en otros están bastante más bajos. Así que los consumidores intentan fijarse en las cartas antes de sentarse en una mesa. Otro dato significativo es el valor del pulpo. En el paseo de Silgar, en un establecimientos la ración puede estar a 19 euros y al lado a 18. No se puede hacer la comparativa en todos, hay quienes no tienen la carta a la vista o dejan en blanco el precio, para ajustarlo cada día.

«A xente quéixase de que está todo moi caro», señala una camarera en un establecimiento, pero añade, a continuación, que a ellos también les sube el producto, la luz, el gas, todo en general. Y no se puede repercutir ese incremento inusual del gasto a la factura de los consumidores. Si lo hiciesen, los ahuyentarían, según indican varios hosteleros. Así que en Sanxenxo dan por hecho que este año, con muchos más visitantes que en temporadas anteriores y quizá más que en el 2019, los beneficios serán menores. En los hoteles, los empresarios son rotundos. «No podemos repercutir el aumento de las materias primas al consumidor, porque subirían los precios un 50 %». Recuerdan: quien reservó con tiempo tiene ahora una habitación mucho más barata que quien no fue previsor, y es que la inflación no perdona las prisas de última hora.