Nervios e ilusión el segundo día de oposiciones en Galicia: «Llevo 16 años presentándome a esta plaza»

GALICIA

Alrededor de 600 personas se dieron cita este domingo en Culleredo para enfrentarse a la prueba para profesor de Educación Física en secundaria

19 jun 2022 . Actualizado a las 18:29 h.

«Moita sorte!», deseaba la conserje del IES Rego de Trabe de Culleredo (A Coruña) este viernes a todos aquellos que se disponían a cruzar sus puertas para jugárselo todo a un examen. Este centro y el IES As Mariñas se repartieron a unos 600 aspirantes a las 42 vacantes en la oposición de profesor de Educación Física en la enseñanza secundaria, en una convocatoria a la que este fin de semana se presentaron un total de 23.000 personas para las casi 2.500 plazas ofertadas.

A una hora del inicio de la primera prueba, que dio comienzo a las 11 de la mañana, se escuchaba de todo. «As primeiras veces que te presentas é terrible», comentaba un veterano que no podía apartar los ojos de los más jóvenes. Eran minoría los que portaban algún que otro papel para ojear nerviosamente. La gran mayoría se presentó a la cita con las manos vacías y toda la suerte echada previamente en maratonianas jornadas de estudio. Definitivamente, este no es día de repasar. Sí lo ha sido para muchos reencuentros y abrazos entre antiguos compañeros de facultad, antes del reparto de los exámenes que los convertiría en rivales.

Los nervios y la previsión ante las dos horas y media de examen que les quedaba por delante dio lugar a escenas curiosas en el instituto, como la interminable cola para acceder al baño minutos antes del inicio de la prueba. «Puedo aguantar», masculló uno de los aspirantes antes de dar media vuelta al darse cuenta de la cantidad de gente que aguardaba para hacer uso de los servicios. «¡Qué valiente!», le respondió el último de la fila instantes antes del comienzo de una jornada intensa. Tras terminar los tres casos prácticos de la mañana, a las cinco de la tarde enfrentarán la prueba teórica. «Ya está, lo que sabemos es con lo que venimos», coincidía la mayoría.

ÁNGEL MANSO

«Empecé a opositar para esta plaza en el año 2005»

Cuando Xoana Reguera, de 41 años, comenzó a opositar, corría el año 2005. La carrera de fondo de esta viguesa empezó por aquel entonces en Andalucía, para después probar suerte en Galicia. «Aunque se interrumpieron unos años las oposiciones», matiza. Lo suyo es un convencimiento y una determinación absolutos. Ir a examinarse hasta A Coruña desde Vigo no le supone trastorno alguno, sino todo lo contrario: «Para mí es la aventura, vengo el día antes, cojo un hotel, desconecto, salgo de la rutina de todos los días… Lo que no se me ocurre es venir en el día». Xoana ya ejerce como profesora de educación secundaria en un colegio concertado, algo que, asegura, le ayuda de cara al examen. «Yo no entrego nunca en blanco. Lo que sí noto es que al trabajar faltan horas de estudio», comenta.

N. S.

«Nosotros lo compaginamos con el trabajo, y así ya es más complicado»

En el grupo de Cristina Casal, Diego Pérez, Alba Ledo, Ana Seoane y Cristina Fontán algunos se presentaban por primera vez a la prueba, pero para otros ya era la segunda. «Algunos nos presentamos el año pasado, pero se ve que los había mejores que nosotros», comentaban entre risas a las puertas del instituto. La falta de tiempo, aseguran estos chicos que rondan la treintena, hizo que esta vez acudan menos preparados y que en algunos casos: «Este año venimos peor, cuando estás ya a otras cosas es más complicado. Todos compaginamos el trabajo con la preparación de la oposición». No hacen demasiado caso a la ratio de aspirantes por plaza. «Suele ser baja en esta prueba», indicaron.

ÁNGEL MANSO

«Son interino e levo presentándome a todas as convocatorias desde 1999»

Iago Alvite es un auténtico veterano en las oposiciones de educación. A sus 50 años, es uno de tantos interinos en una situación que, insiste, no quiere que sea percibida como una forma de rivalidad hacia el resto de opositores. «A problemática con nós é moi gorda», adelanta. Lleva presentándose desde el 1999 a todas las convocatorias. «Non preparei a oposición primeiro porque a miña idade non teño tempo, e segundo porque tal e como está o sistema sacar a plaza pode ser prexudicial para min. Se aprobase, podería pasar seis ou oito anos cambiando de destino probablemente máis lonxe do que estou agora da miña casa, e logo me tocaría unha praza definitiva moito máis lonxe todavía, e tería que estar esperando aínda dous ou tres anos máis para poder concursar e achegarme á miña casa. Polo tanto, chegaría aos 60 traballando en peores condicións do que estou facendo agora», explica.

Se presenta igual a la prueba, a pesar de que no le termina de compensar sacar plaza, porque hasta el momento era obligatorio para los interinos si no querían perder el derecho a estar en listas «ou a posteriores indemnizacións, no caso de que cando empece o proceso de concurso que se abre o ano que ven, non entrase. Como cada dous ou tres meses están cambiando as condicións dese concurso, e sobre todo as condicións ás que imos quedar a xente que entre ou quede fóra, temos que vir aquí para cubrirnos as espaldas. Incluso pode ser que non conte o xeito de non presentarse, pero non acaba de aclaralo ningunha administración, por iso vimos os interinos».

De nuevo, la falta de horas de estudio propias del desempeño de su profesión en una situación que les obliga a cambiar frecuentemente de centro, y del desarrollo de una vida ya organizada— «sen olvidar o traballo que tivemos nos dous anos anteriores de pandemia», añade— hacen que su capacidad de estudio se vea mermada. «É imposible sacala, non teño capacidade neste momento», indica. Conseguir una vacante podría suponerle un desplazamiento de cientos de kilómetros. «Hai una en Folgoso de Courel. Eu teño dous fillos, un neno de 10 e unha nena de 8 anos. Se aprobo, que fago?», comentaba otro interino a las puertas del instituto. Lo que no quieren, en ningún caso, es alimentar ningún tipo de conflicto con el resto de opositores. «Non queremos ese enfrentamento extraño que non é culpa nosa nin deles, que teñen moita capacidade para estudiar e nós non. Nos ven como un inimigo, pero tampouco é certo, porque antes nós tamén pasamos por aí», insiste.

N. S.

«Nos tememos que este año sea más rebuscado el examen»

Iago Fouce e Iván Fabeiro, de 25 y 26 años, son de Lugo y Rois respectivamente, por lo que son dos de tantos que han tenido que desplazarse para hacer el examen en otra localidad. Amigos y rivales al mismo tiempo —«somos del mismo tribunal, así que competimos entre nosotros», indican—, no es eso lo que les preocupaba a minutos antes de entrar en el examen. «Pensábamos que igual nos iban a poner cuatro supuestos, y nos acaban de decir que son tres en el mismo tiempo. Entonces pensamos que, al quitar uno, lo van a rebuscar más», indicaban algo pesimistas. «No hay un número fijo, lo van cambiando y te vas enterando, pero sí que es algo raro enterarse el último día», aseguraban ambos, que estudiaron el grado con el claro objetivo de opositar.