César Cabo, líder del conflicto de los controladores aéreos del 2010: «Fuimos una presa fácil»

GALICIA

César Cabo en el centro de control aéreo de Madrid
César Cabo en el centro de control aéreo de Madrid Cedida

Fue el rostro del pulso que los controladores mantuvieron al Gobierno, un conflicto del que han quedado exentos judicialmente. De familia gallega, sigue vigilando los cielos, pero no le importaría probar en política

09 jun 2022 . Actualizado a las 18:53 h.

Doce años después de que el caos se adueñase de los aeropuertos españoles, se declarase el estado de alarma y militarizase el control aéreo, César Cabo (Madrid, 1972) sigue siendo la figura que personaliza en la mente colectiva a su profesión. La Justicia les acaba de absolver de aquel episodio. «¡Libre al fin!», tiene fijado como mensaje en sus redes sociales.

Hijo de gallega de Monforte, tías en Santiago y Cangas y pareja de Vigo, confiesa que sopesó pedir el traslado a Peinador, pero la torre está ahora privatizada y fuera del alcance de los controladores públicos. «Sigo haciendo lo mismo, en el mismo sitio e igual trabajo que en el 2010 en el centro de control de Madrid». Poco ha cambiado el escenario profesional para un licenciado en periodismo próximo a cumplir sus bodas de plata como controlador.

El controlador aéreo César Cabo llegado a la Audiencia de Madrid en una imagen de archivo del 2010
El controlador aéreo César Cabo llegado a la Audiencia de Madrid en una imagen de archivo del 2010 BENITO ORDOÑEZ

«Cambia tu percepción haberte visto en medio de una vorágine de exposición pública, de una fama no buscada y ver cómo funcionan las élites», reflexiona mientras propone que se haga un estudio de la campaña de desprestigio que asegura vivió él y sus compañeros, presentados como de los mejor pagados del país. «En los programas de televisión te atacaba hasta el moderador», recuerda. También rememora haber llegado a ser acusados de sedición: «Tiré para adelante y en el 2020 me absolvieron a mí y ahora a todos. No fue una huelga, sino un conflicto laboral con trampa del Gobierno incluida». «Éramos una presa fácil. Meterse con unos señores que ganaban dinero en medio de una crisis tan grande fue una buena propaganda». Tras aquel pulso comenzó la privatización de las torres, especifica.

El entonces ministro José Blanco le envió como contrincante en un debate a uno de los meritorios de su equipo, un desconocido entonces Pedro Sánchez, al que Cabo conocía desde niño del barrio y de su misma clase en el Ramiro de Maeztu, donde también estudiaba la reina Letizia, con la que coincidió de nuevo en la facultad. «Pedro me atacó, pero le di por todos lados, él estaba empezando. Y ese verano me llamó para mediar de parte del ministro».

Ha hecho un cameo en el cine e intervenido como contertulio, «pero mi estilo no es pisar a los demás ni ser polemista. No creé un personaje», dice al tiempo que asegura que no le habría importado pedir una excedencia para ejercer como periodista. Le gustaría hacer un programa de aventuras como los de Jesús Calleja, o que al menos le llame para un capítulo.

Lo que sí estuvo a punto fue de dedicarse a la política con Albert Rivera y Ciudadanos, pero el caso del control aéreo le dejó fuera después incluso de varios mítines. «La política me llama porque lo es todo. Se puede hacer mejor, porque hay poca sinceridad», dice estimando que cree «podría tener encaje en un partido». No da detalles.

Fui

Portavoz de los controladores aéreos en el conflicto del 2010.

Soy

Controlador aéreo desde hace 24 años. No descarto dedicarme a la política.