Julián Álvarez Escudero: «¡Cómo que faltan médicos, si tenemos casi ocho mil parados! Faltan algunos especialistas»

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO

GALICIA

XOAN A. SOLER

Renunciar a una facultad en el entorno del hospital, dice el decano de Medicina, «es un error, nos debilita»

29 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Julián Álvarez Escudero (Caboalles de Abajo, León, 1956) fue reelegido decano de la Facultad de Medicina hace unos meses. Ante sí tiene importantes retos y no de fácil solución, cuenta: la falta de profesores y un centro «desmembrado», dos de los más importantes. 

—¿Cuáles son las líneas prioritarias de su segundo mandato?

—Continuidad, sería absurdo si te eligen una segunda vez cambiar radicalmente. Creemos que es lo único que se puede hacer, intentar aguantar el barco, seguimos con los mismos problemas porque ninguno de los problemas de la universidad en general, ni de la Facultad de Medicina en particular, tienen una solución mágica.

—¿Cuáles son esos problemas de la facultad?

—Primero, el número de alumnos que tenemos, somos la facultad de Medicina con más alumnos en España. Aunque se está haciendo un esfuerzo en colaboración con el Sergas para reforzar la plantilla de médicos profesores, hemos perdido muchísimos docentes en los últimos 25 años. Nos estamos recuperando lentamente y con muchas dificultades, entre otras cosas porque no hay médicos acreditados que quieran hacer la carrera docente. Muchos alumnos, pocos profesores, y lo que es más importante, una estructura actual con los institutos singulares al lado del hospital y la facultad aquí, lo que hace que la Facultad de Medicina como tal esté desmembrada. Desde fuera a lo mejor no se ve, pero desde dentro lo llevamos en el alma, esta no es una estructura eficaz. No tiene mucho sentido mantener la facultad totalmente deshilvanada, ¡si es que no nos reunimos porque trabajamos en centros muy dispares! 

—Una facultad en el entorno del hospital ya se descartó por cuestiones presupuestarias...

—Y es un error, lo dije en mi toma de posesión, no es una medida razonable porque está debilitando a la facultad.

—El Sergas firmó un acuerdo con la USC para tratar de captar más profesorado, ¿se recupera la plantilla?

Estamos ya en el segundo acuerdo, se contratan profesores y salen cada año 3 o 4 plazas, pero a lo largo de 10 años son 40, un tesoro, oxígeno para el enfermo que no respira.

 —La Aneca se comprometió a revisar los criterios para acreditar a los profesores de Medicina, con el objetivo de que haya más docentes, ¿se va a hacer?

—Es más complejo, ahora soy de los comités de evaluación de la Aneca, y el problema no solo es la Aneca, sino el interés del médico por acreditarse. En ciencias básicas los médicos estamos desapareciendo, cualquier profesor procedente de cualquier grado sanitario o no es bienvenido, pero cuando no hay médicos no se mejora la calidad del grado. De ciencias básicas están desapareciendo los clínicos, y en ciencias clínicas hay un enorme desinterés, primero porque el sistema no es flexible. Por ejemplo, a todo el mundo se le llena la boca hablando de la excelencia en investigación, pero al final lo que le interesa a la Administración son las listas de espera, frecuentemente en medicina lo urgente no te deja hacer lo necesario. De alguna manera a los médicos asistenciales se nos debería valorar la carrera profesional evaluando los resultados. Un cirujano con una brillante trayectoria y resultados razonables, evaluados y publicados, sería el profesor ideal.  

—Y viceversa, ¿la Administración sanitaria debería valorar ciertos criterios académicos?

—Claro, y que la universidad valore la asistencia, todos deberíamos confluir. Otro problema real es que la vida media del profesor es muy corta. Seis años de carrera, uno más preparando el mir, cinco de residencia, un par de años de tesis, ese joven médico que tenía veintitantos ahora tiene cuarenta y muchos cuando logra siete publicaciones y va a acreditarse. Está estudiado ya, a medida que pasan cinco años la vida media del profesor es más corta.

—Acaba de terminar la adjudicación de plazas mir y en España quedaron vacantes 217, casi todas de medicina de familia, ¿qué pasa con esta especialidad?

—No soy experto en medicina de familia, pero creo que la solución no es fácil, tanto la medicina de familia como otras especialidades y el propio mir necesitan una reforma en profundidad. Trabajamos con una estructura extraordinariamente valiosa y el modelo funcionó muy bien, pero puede morir de éxito, en la conferencia de decanos el mir es nuestro ojito derecho, pero cuando comenzó no había ordenadores y grosso modo la estructura sigue siendo parecida. El sistema actual es jerarquizado, de especialistas, cuando la medicina es transversal, a lo mejor tenemos que empezar reformando las especialidades y centrándonos en el paciente. La medicina de familia ha sufrido duramente los embates del covid pero no tengo fórmulas mágicas. Eso sí, si algo no funciona no hagas lo mismo. El mir ha sido fundamental pero necesita una reforma y si no se reforma se va a hacer viejo y va a dejar de ser eficaz.

—Los médicos de familia piden que su especialidad tenga más presencia en la titulación para hacerla más atractiva.

—Todas las especialidades son valiosas pero no me atrevería a decir que esa es la solución, hay especialidades con poco impacto, años sin que se diese una clase de anestesia y en el número tres mil del mir se acabaron todas las plazas. Todos nuestros alumnos van a los centros de salud. Han estado más en medicina de familia que en intensivo, pediatría o trauma. Creo que si fuera tan fácil se hubiese solucionado ya.

—Hay suficientes facultades de medicina, suficientes titulaciones, pero no hay médicos, ¿qué pasa entonces? 

—El truco es fácil, el grado de Medicina en este momento profesionaliza parcialmente, un graduado puede trabajar en algunas estructuras privadas pero no en la pública, ya que necesita la residencia. Hay una bolsa de casi ocho mil médicos sin la residencia. 

—¿Y cuál es la solución?

—Este año han quedado plazas vacantes con gente que ha aprobado. ¡Cómo que faltan médicos, si tenemos casi ocho mil parados! Faltan algunos especialistas en especialidades muy concretas, pero tampoco se dice que sobran en otras. Necesitamos una reforma del sistema y a la estructura sanitaria le cuesta reformarse e innovar.

—Sanidade apuesta por bajar o eliminar la nota de corte del mir para que no queden vacantes.

—Desprestigiaría el sistema, tiene que haber una nota corte razonable, pero tampoco es razonable que queden plazas sin cubrir, debemos analizarlo.

—Los mires con las notas más altas se decantan por dermatología, oftalmología, plástica, cardiología, con mucha salida en el ámbito privado... ¿ha cambiado la mentalidad del médico?

—Mucho, pero los médicos de ahora no son peores, son distintos. Cambian ya en relación a los que terminaron hace cuatro o cinco años. Vivimos un cambio de paradigma y lo que está en la sociedad estará también en los médicos. ¿No hemos hecho de la conciliación familiar una bandera? ¿Es que cinco guardias al mes permiten la conciliación? ¿Un sector de la población puede conciliar y otro no? ¿No pedimos bajas paternales? También los médicos las tienen, vamos a no discriminar y a no mirar cuando un médico está conciliando, de vacaciones o cuidando a su madre o a su hijo. No sé si eligen esas especialidades porque tienen más salida en la privada o se van a especialidades sin tantas guardias. Los médicos no somos distintos, si en este momento se concilia, conciliemos todos. 

—Quizás se exige al médico una dedicación que no se exige en otras profesiones.

—Es una profesión muy vocacional y que tiene prestigio, fíjate la nota de corte para entrar, pero en cualquier caso somos profesionales iguales que cualquier otro, tan implicados como lo puede estar un abogado, un economista o un físico nuclear, eso de que somos distintos no tiene mucho sentido. El sistema ha funcionado muy bien, pero a veces a cambio de jornadas interminables.

—Abel Caballero reabrió hace unas semanas el debate de una segunda facultad de Medicina en Galicia, ¿está bien dónde está?

El modelo está funcionando razonablemente. Tenemos colaboración de todos los hospitales gallegos, la docencia teórica de momento la damos aquí y la práctica en cualquier institución del Sergas. El Gobierno es quien toma decisiones y el de Galicia ha decidido que este es el modelo, que funciona razonablemente. ¿Qué el Gobierno tiene capacidad para modificarlo? Sin ninguna duda, personalmente creo que todo es mucho mejor con estructuras unidas, no se puede marginar a ningún hospital de la carrera docente de Medicina porque sería una locura. La facultad de Santiago solo con los médicos de Santiago no es viable porque no tenemos masa critica, no podemos marginar a nadie, pero dedicarnos a abrir facultades de Medicina me parece sencillamente debilitarla.