El complejo medioambiental ya tiene capacidad para tratar toda la basura de Galicia
15 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.A finales del año pasado, los jardines y huertos de Carballo y A Laracha empezaron a abonarse con el compost en que transformó Sogama la basura orgánica que le habían ido enviando desde esos municipios. Generalizar esta práctica es el reto que tiene planteado la sociedad constituida hace ahora tres decenios. De momento lidera un programa al que están adscritas 431 entidades (222 concellos, 180 centros educativos y 29 colectivos diversos) y a lo largo de este ejercicio tiene previsto construir tres nuevas plantas de residuos orgánicos, una por cada provincia, que se sumarán a la que ya está funcionando en Cerceda. Además, adaptará seis estaciones de transferencia y habilitará otras siete con las que tejerá una red que ayudará a los concellos a implementar su propia recogida selectiva de la llamada quinta fracción, la del contenedor marrón. Todo ello tiene que estar en marcha antes de que termine el 2023, según las demandas de la Unión Europea.
Este es el trabajo que tiene ahora por delante Sogama, que en estos momentos ya es capaz de tratar toda la basura que se produce en Galicia. Casi un millón de toneladas anuales de desperdicios sería capaz en enviar a plantas recicladoras, valorar energéticamente o mandar al vertedero controlado de Areosa (al que ahora va un 1,2 % de la basura total).
Cuando Sogama nació en Galicia había más de 300 vertederos municipales que no cumplían las mínimas condiciones de seguridad de control, además de miles de puntos de vertido ilegal. La situación más comprometida entonces era la de Vigo. La ciudad más poblada de Galicia tenía un basurero que amenazaba con caer al mar. Ese fue el primer encargo de Sogama, que encontró acomodo en el municipio de Cerceda, construyó una planta de transferencia en Guixar y empezó a trasladar en tren los desperdicios de los vigueses. Han pasado 27 años desde entonces y no hay ya recuerdo de las protestas que se desataron entonces.
El plan de la Xunta fue avalado por la Unión Europea con la concesión de 72,2 millones de euros y todo el proceso echó a andar. Los inicios fueron extremadamente complicados, con mucha contestación, la resistencia de los concellos a participar y, sobre todo, a pagar. De hecho, a principios de este siglo la situación financiera era extraordinariamente delicada y había problemas técnicos. Por entonces, ya utilizaban las instalaciones de Cerceda 71 ayuntamientos que hoy son 295, lo que supone el 94 % del total. La población a la que se atiende supera los 2.240.000 de habitantes.
La ampliación iniciada hace cuatro años marcó un gran hito en la historia del complejo medioambiental porque le permite mandar a centros de reciclaje casi la mitad de los desperdicios que recibe, con lo que se adelanta al cumplimiento de los requisitos de la Unión Europea.
Convencional
El año pasado recibió 794.473 toneladas procedentes del contenedor convencional, casi 100.000 menos de las que le llegaban en el 2008, cuando mandaba el 49 % de la basura al vertedero. A Areosa llegaban entonces 438.379 toneladas y ahora no son ni 10.000. Los programas de reciclaje que se han ido aplicando son parte del éxito, pero también las nuevas tecnologías implementadas tras la ampliación. Una nueva planta dedicada a la recuperación de materiales contenidos en la bolsa negra ha sido fundamental para cambiar de forma importante los datos. El hecho de que se pueda realizar un pretratamiento de 180 toneladas por hora en las tres líneas hace que buena parte de los deshechos reciclables terminen siendo recuperados. Así, de la basura general se llegan a entresacar hasta once tipos de material.
El camino por el que discurrirá el futuro de Sogama tiene todo que ver con los objetivos europeos, según los cuales, el 55 % de los desperdicios totales producidos en Galicia tienen que tener una segunda vida útil. El límite está en el año 2025. Un decenio después, el porcentaje tiene que ser del 65 % y eso incluye la materia orgánica. Además de los concellos que están adheridos al plan y que ahora son los de Cerceda, Carballo, A Laracha, Santa Comba y Cabana, están repartidos 18.300 compostadores.
Otro cambio importante es cómo llegan los residuos urbanos al complejo cercedense. Ahora llega en tren casi el 57 %, más del doble que hace solo seis años.
Los hitos de Sogama
1992. Mediante un decreto firmado el 11 de abril se crea la Sociedad Galega do Medio Ambiente. Se publica en el Diario Oficial de Galicia el 13 de mayo de ese año.
1995. Es el año del nacimiento real de Sogama. Se habilita el vertedero de A Areosa para recibir la basura de Vigo, se construye la planta de transferencia y la Unión Europea aporta 72,2 millones de los Fondos de Cohesión.
1998. Se pone en marcha la planta de clasificación de envases ligeros, procedentes de los contenedores amarillos. La instalación, que al principio es manual, se automatiza en el 2008.
2000. El presidente de la Xunta, entonces Manuel Fraga, inaugura el complejo medioambiental. Estaban en Sogama 71 concellos.
2016. Se refuerza el transporte de residuos en tren, medio que había estado desde el origen entre las estaciones de Guixar y de Cerceda. Más de la mitad de la basura empieza a llegar por este medio que elimina camiones de las carreteras y reduce la contaminación.
2018. Se afronta la ampliación. En ese momento el complejo tenía capacidad para tratar 550.000 toneladas anuales, pero recibía unas 800.000.
2019. Se reforma la planta de reciclaje, tratamiento y elaboración de combustible para recuperar la mayor cantidad posible de materiales de la basura general. Se separan los desperdicios por tamaño y composición.
2020. Entre abril de ese año y marzo del 2021 Sogama se hizo cargo de residuos sanitarios de bajo riesgo. Era el momento álgido de la pandemia y se trataron en ese tiempo, sometiéndolos a valorización energética, más de 285 toneladas.
2021. Sogama sella y cubre con vegetación el 90 % de la superficie del vertedero, al que solo van ahora 9.328 toneladas anuales.