El único parque nacional de Galicia convive con 106 edificaciones privadas

Carlos Punzón
c. punzón VIGO / LA VOZ

GALICIA

Imagen de archivo de turistas en Ons
Imagen de archivo de turistas en Ons VÍTOR MEJUTO

Las obras permitidas son escasas y controladas, también en las áreas naturales

01 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En las islas Cíes o en Ons no se puede cambiar un tejado o las ventanas de una vivienda sin el permiso de los responsables del parque nacional. Las actuaciones urbanísticas no autorizadas están amenazadas con penas de cárcel y multas más que notables, pero a pesar de ese régimen coercitivo, se producen desmanes constructivos en muchos de los quince parques nacionales que hay en España. El de Illas Atlánticas no es una excepción, aunque su carácter insular hace más complejo realizar obras sin que lo perciba el personal del parque. Aun así ocurre, como acaba de sentenciar un tribunal de Vigo que obligó a derribar la ampliación en un 47 % de la superficie de una vivienda en Cíes, además de multar a sus propietarios con 4.000 euros.

El equilibrio entre propiedad privada y salvaguarda del parque es difícil. Y no son pocos los propietarios. Las Cíes cuentan con 14 viviendas privadas, a las que se suman las instalaciones del parque, y Ons tiene otras 92 edificaciones residenciales, en este caso en régimen de concesión, las 106 anteriores a la declaración del archipiélago como parque nacional. El patronato puede vetar cualquier obra aunque tenga permiso municipal, en un caso del Concello de Vigo y en el otro del de Bueu.

Las obras que se consienten son solo de mantenimiento y conservación, además de otras puntuales y justificadas como accesos para sillas de ruedas, aunque se aboga por que los elementos constructivos sean de madera y removibles, para que no dejen huella. No se puede construir ninguna vivienda nueva, en ambos casos, ni convertir edificaciones auxiliares en hogares, o abrir nuevos restaurantes, bares, ni alojamientos turísticos.

Los ayuntamientos con territorios dentro del parque son los que deben informar a cada propietario de qué puede o no llevar a cabo en sus propiedades, y otorgar el necesario permiso.

En las viviendas ubicadas en zonas de servidumbre de protección del dominio público marítimo-terrestre anterior a la Ley de Costas podrán ejecutarse reparaciones, mejoras y modernizaciones, pero siempre que las obras no impliquen aumento de volumen, altura ni superficie de las construcciones existentes. Y una cuestión añadida relevante: el incremento de valor que generen dichos cambios no será tenido en cuenta a efectos expropiatorios, herramienta que ya ha utilizado la Xunta para hacerse con dos casas en las Cíes o la misma isla de Cortegada.

También en parques naturales

Las restricciones no son exclusivas de los parques nacionales, también tienen bastantes los seis parques naturales existentes en Galicia (Corrubedo, Baixa Limia, Fragas do Eume, monte Aloia, O Invernadeiro y Serra da Lastra). Las de cada uno están establecidas en la declaración de reserva natural particular y varían según las distintas zonas que se establecen en cada parque. Las limitaciones son variadas, pero frenan desde el paseo con perros, el peso de los vehículos, la extensión de cultivos, o señalizaciones publicitarias.

El Camino también restringe las actuaciones que pueden afectar sus valores culturales

Más de 200 páginas conforman la guía de buenas prácticas en el desarrollo del territorio que surca el Camino de Santiago. Ventanas, puertas, revestimientos, tejados, chimeneas o cualquier otro elemento tiene un patrón válido para preservar el valor cultural de la ruta. En el territorio del Camino cualquier intervención o actividad que se pretenda llevar a cabo debe contar con autorización previa de la dirección xeral de Patrimonio.

El objetivo es que se mantengan los núcleos tradicionales que existen a su paso y preservar las actividades agropecuarias y forestales que haya en el mismo ámbito. Eso sí, tanto en las áreas de rehabilitación integral del Camino como del Parque Nacional das Illas Atlánticas es posible acceder a una ayuda de 25.000 euros por vivienda que concede la Xunta para rehabilitarla.

Manuel Corbeira, en su casa de A Capela
Manuel Corbeira, en su casa de A Capela CESAR TOIMIL

Manuel Á. Correira (Fragas do Eume): «Deberiamos ter dereitos diferentes aos visitantes»

Ana F. Cuba

Manuel Ángel Corbeira vive en A Capela, al pie de las Fragas do Eume, y tiene varias propiedades dentro del parque natural, donde desarrolla buena parte de su vida. «Son pescador [deportivo], quitáronnos a pesca con morte a flote desde a lancha no pantano, o que me parece ilóxico porque cun pato [hinchable, en el que los pies van en el agua] si que che deixan», se queja. Tampoco entiende el sistema de ayudas a los propietarios (el 80 % de la superficie de las Fragas es de titularidad privada): «Non son directas, danchas por medio de comisionistas e non premian ter ben a fraga. Se tes eucaliptos, cando os cortes non podes volver plantar, e incentívante para plantar frondosas ou froiteiras. Pero se xa tes unha fraga de toda a vida non che dan nada para mantela limpa», añade.

A Corbeira tampoco le parece bien que le prohíban plantar secuoyas en una finca donde tiene eucaliptos, y considera que los residentes «deberían ter dereitos diferentes aos que veñen de visita, polo menos acceder ás fincas cos seus medios para quitar a leña... só se pode de maneira manual e con maquinaria pequena». En todo caso, este vecino reconoce que «ata agora, pouco se multou, máis ben fíxose a vista gorda». Confía en que el Plan Rector de Usos e Xestión, que tendría que haberse aprobado en el 2002 y que se está empezando a tramitar ahora, defina las distintas zonas y las restricciones.

El ribeirense Pío Reiriz, en su vivienda
El ribeirense Pío Reiriz, en su vivienda CARMELA QUEIJEIRO

Pío Reiriz (Parque de Corrubedo): «Tardaban tanto cos permisos que fixen a casa noutro sitio»

A. Gerpe

La franja de protección del parque natural de Corrubedo, en el municipio de Ribeira, impidió que Pío Reiriz pudiera levantar su vivienda en el terreno en el que la había proyectado, pese a ser edificable. Explica que «alí xa tiña un alpendre, pero foi empezar a tramitar as autorizacións para a casa e chegaron os problemas». Una travesía que duró año y medio, hasta que desistió.

El vecino de la parroquia de Artes cuenta que «primeiro había que ter permiso do parque natural, cunha serie de condicións. Despois tiña que aceptar a Consellería de Medio Ambiente e logo, a de Medio Rural. En todo ese tempo non paraba de presentar papeis e de gastar cartos. Chegou un momento no que decidín que non ía estar pagando un aluguer e seguir agardando indefinidamente polas autorizacións. Tardaban tanto cos permisos que fixen a casa noutro sitio».

Casualmente, la familia de Pío Reiriz tenía una finca frente a la parcela en la que él había previsto construir la vivienda. Está justo al otro lado de la carretera, pero con la enorme ventaja de que esa franja no está afectada por el área de protección del parque natural de Corrubedo. Cansado de esperar, la familia segregó la finca y Pío Reiriz pudo construir la que actualmente es su casa. Explica que «cando xa estaba feita e só pendente de amoblala chegoume a autorización para facela onde tiña previsto ao principio».

María José Pérez en el muelle de Bueu
María José Pérez en el muelle de Bueu AINHOA LÓPEZ

María José Pérez (Ons): «Los trámites tendrían que ser ante un solo organismo»

m. gago

Ons pertenece al Parque Nacional Illas Atlánticas de Galicia y ha estado habitada de forma continua desde principios del siglo XIX. Los derechos de los vecinos están reconocidos por una ley autonómica como concesionarios. Disponen de este estatuto 86 viviendas. María José Pérez es la propietaria de una de ellas y encabeza una asociación que lleva años velando por los derechos de los vecinos. Uno de los problemas es que las Administraciones deben tener en cuenta que, a su condición de único Parque Nacional en Galicia, se suma su carácter insular. «Nuestra primera dificultad es que todo el material tiene que llegar a Ons en un transporte especial, porque no se puede traer en un barco de pasaje ni en uno privado». Se aprovechan habitualmente los barcos que avituallan los restaurantes y el cámping.

Otro problema es que hay que tramitar permisos para su descarga en el muelle y las autorizaciones habituales para las obras en un espacio protegido. Hasta hace poco eran Medio Ambiente, el Parque Nacional y el Concello de Bueu, pero desde hace dos también es Costas. «Los trámites tendrían que estar unificados en un solo organismo», apunta Pérez, que recalca el largo procedimiento para conseguir un permiso. Esta maraña burocrática se complica más porque en julio y agosto no se pueden hacer obras en la isla, por lo que las subvenciones no se usan, al no darles tiempo a justificarlas.