La oposición suspende el legado de Feijoo, que el PP considera avalado por las urnas

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO

GALICIA

Valentín González Formoso y Ana Pontón, responsables del PSdeG y el BNG respectivamente.
Valentín González Formoso y Ana Pontón, responsables del PSdeG y el BNG respectivamente.

Puy le recomienda a Alfonso Rueda persistir con la fórmula popular «de éxito», Pontón habla de «unha desfeita» de 13 años, y Formoso destaca la pérdida de oportunidades de Galicia

25 abr 2022 . Actualizado a las 18:32 h.

Las formalidades institucionales del relevo del presidente de la Xunta, que se activarán en los próximos días, apenas dejan espacio para el balance político. De ahí que los grupos de la oposición hayan aprovechado el inicio de la que previsiblemente será la última semana antes de la renuncia de Alberto Núñez Feijoo para hacer un análisis de sus trece años largos en el poder.

Más que ponerle nota a la etapa que se cierra en torno al nuevo referente nacional del PP, el BNG ha optado por buscar un calificativo en el que englobar su percepción negativa, de ahí que Ana Pontón haya hablado de «desfeita» en la industria, el empleo, la sanidad o la gestión ordinaria de la Xunta, con el triple de deuda. Cuatro patas que trató de justificar con cifras comparadas con el 2009 a las que añade el desinterés por ampliar el campo competencial de la comunidad.

Entre sus argumentos, la líder del Bloque apeló a la «incapacidade» del actual Gobierno gallego para salvar empresas en crisis; a la pérdida de 14.700 empleos en la industria y más de 23.000 en el campo y el mar; y una inversión en I+D+i inferior a la que se acometía con el bipartito, según sus datos. «De feito, desapareceron a metade das empresas innovadoras do país», valoró. 

Pontón, que recordó que Alfonso Rueda es corresponsable de estas «políticas fracasadas» porque fue el número dos del Ejecutivo durante trece años -diez como vicepresidente-, también puso el acento de sus críticas en los servicios públicos, la pérdida de las cajas de ahorro, la exclusión financiera, el aumento de la desigualdad social o, directamente, la pérdida de población con una natalidad «en caída libre». Devolviendo el reproche histórico del PP, Pontón aseguró que estaba valorando «ao Goberno do non», en referencia a la defensa de los intereses de Galicia: «Non a reforzar a atención primaria; non a un sistema de residencias públicas; non a usar os recursos do país para crear emprego e riqueza aquí; non a un pacto pola ciencia; non a darlle futuro á xente moza; non á tarifa eléctrica galega; non a un sistema de financiamento que nos permita ter a chave dos nosos cartos», enumeró antes de referirse a Rueda como un «presidente accidental coas mans atadas».

Un legado de renuncias

En muchos de estos asuntos coincidió el PSdeG. Para su secretario xeral, Valentín González Formoso, el «desleixo» de Feijoo al frente de la Xunta se traduce en una serie de «renuncias» que argumentó con «datos obxectivos». Según el líder socialista, el todavía presidente autonómico dejará su cargo en los próximos días con más paro, más deuda, menos investigación, menos jóvenes, menos colegios públicos «e non foron quen de abrir ningunha residencia pública» para mayores. Para el presidente provincial, el popular se desentendió de las «cuestións estratéxicas de país e renunciou a todo aquelo que puidera supor un conflito» que comprometiera su carrera política en Madrid. Formoso, que hizo estas declaraciones tras un encuentro con representantes médicos de emergencias, aprovechó el foro para reclamar una «aposta valente» por la reformulación del sistema público de salud de la mano de los colectivos que o protagonizan.

Desde el Parlamento, el portavoz socialista Luís Álvarez insistió en la idea de una «herdanza nefasta» que deja Feijoo, orientando ya su discurso al sucesor, Alfonso Rueda, al que le recomendó «cambiar os erros» y «mudar absolutamente» una manera de hacer política que calificó de «propagandística». Si el «PP de Rueda» atiende a esta demanda y «toma medidas» en los aspectos que el PSdeG considera desatendidos o mal gestionados se encontrará su «man tendida», anunció. De momento, desde la tercera fuerza en O Hórreo aprovechan para cuestionar al presidente popular en su condición de líder nacional reclamándole explicaciones a su «axenda oculta», en referencia a las conversaciones que, según ha trascendido, mantienen Feijoo y Santiago Abascal (Vox). Los socialistas quieren saber si esos contactos pueden ir dirigidos a asumir políticas que supongan  mermas en el sistema de pensiones, en la protección social o, con carácter general, «unha quebra do estado de benestar».

Las urnas como prueba

El PPdeG, como era de esperar, ofreció una valoración de estos últimos trece años muy distinta, hasta el punto de que el portavoz parlamentario, Pedro Puy, no tuvo reparos en indicar que su sucesor acertará si mantiene una «fórmula de éxito» que ha funcionado en las elecciones del 2009, 2012, 2016 y 2020. A juicio del dirigente que se ha responsabilizado del programa popular en la etapa de Feijoo, lo más relevante no es que la oposición ponga el acento en las cuestiones negativas y el grupo mayoritario en las positivas, sino que estas políticas han sido avaladas reiteradamente por los ciudadanos «cun respaldo maioritario». Para Puy, tan importante han sido en estos años las ideas defendidas como «a forma de facer política, porque os principios pesan, pero se adaptan, e nós somos pragmáticos coa realidade». 

Pero lejos de despachar sus reflexiones con el peso de los votos, el portavoz popular trató de destacar argumentos que, entiende, han pesado en la confianza de los gallegos. Así, se refirió al crecimiento del PIB de Galicia con respecto a otras comunidades, a un sistema sanitario que permitió «responder» en la pandemia, o un modelo educativo reconocido en distintos ámbitos, cuestiones que permitirán a su partido abordar retos futuros «coa mesma seriedade, solvencia e os mesmos resultados».