La Audiencia de Pontevedra rechaza reabrir la investigación judicial del accidente de tren de O Porriño

GALICIA

Accidente de tren de O Porriño
Accidente de tren de O Porriño XOAN CARLOS GIL

Rechaza dos recursos, interpuestos por Comboios de Portugal, que explota el tren Celta, y por la viuda de una de las cuatro víctimas mortales del accidente

20 abr 2022 . Actualizado a las 19:28 h.

La Audiencia Provincial de Pontevedra ha desestimado los recursos interpuestos por Comboios de Portugal y por la esposa de uno de los cuatro fallecidos en el accidente ferroviario de O Porriño -el ciudadano estadounidense James David Candlin- contra el auto del Juzgado de Instrucción número 2 de O Porriño en el que se decretaba el sobreseimiento provisional de la causa por el descarrilamiento del tren Celta, ocurrido el 9 de septiembre del 2016 a las puertas de la estación de O Porriño. Otros 47 viajeros resultaron heridos y tres de los afectados se adhirieron al recurso de la víctima estadounidense. Contra los dos autos de la Audiencia no cabe presentar recurso.

Una de las claves del accidente fue la decisión de los responsables de circulación del ADIF de enviar el tren por una vía desviada, con velocidad limitada a 30 por hora, para comprobar los circuitos de los cantones de vía que habían fallado el día anterior. El tren solía circular por esta zona a más de cien por hora, pues el Celta que une Vigo con Oporto no tiene parada en O Porriño. Los recurrentes creen que esta acción supone una conducta imprudente que fue una de las causas coadyuvantes del descarrilamiento, junto con el hecho de que el maquinista, por razones que se desconocen, hizo caso omiso de la orden de la señal que le obligaba a circular a 30 por hora al tratarse de un desvío. «Esa afirmación no cuenta con el más mínimo indicio de ser cierta -se asegura en los autos de la Audiencia-. En concreto, del informe de la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios (CIAF) se desprende que este procedimiento de actuación (hacer circular trenes por vías desviadas) es llevado con total habitualidad por parte del personal del ADIF». Los magistrados concluyen que «en ningún caso estamos ante una situación de excepcionalidad en la que los trabajadores del ADIF actuaran de forma imprudente, sin saber las consecuencias de sus acciones». Sin embargo, el hecho de que esta acción se repita a menudo «no impide que la conducta pueda ser penalmente reprochable», argumentaban los recurrentes.

El informe de la CIAF, por tanto, sirve de nuevo para depositar toda la responsabilidad en el maquinista, en este caso otra de las cuatro víctimas mortales y de nacionalidad portuguesa. Al igual que los informes periciales encargados por el juzgado, que coinciden en que el siniestro se produjo por un exceso de velocidad del maquinista fallecido, que entró a 110 km/h por una vía limitada a 30. Así, estaría demostrado que el conductor del convoy recibió la señal de precaución y pulsó dos veces el botón para reconocer la orden  de circular a 30 Km/h, aunque no actuó en consecuencia por razones que se desconocen. «Si no hubiera pulsado el botón de reconocimiento, el tren hubiera activado el freno de emergencia automáticamente», recuerdan los magistrados de la Audiencia de Pontevedra. Se cree que esta forma de conducir pudo deberse a que se priorizó la rutina del recorrido que hacía todos los días que la atención a las señales de la ruta. Pero si hubo una distracción, no ha podido ser demostrada. Y los magistrados recuerdan que los recurrentes no aportan una teoría alternativa.

La operadora lusa Comboios de Portugal insistió en que el exceso de velocidad, en un maquinista muy experimentado, se debió a una señalización confusa, cuestión que el auto despacha como «una pura especulación, sin base fáctica alguna». «No se desprende que existiera ningún defecto en la señalización que pudiera ser considerado como una imprudencia por parte del administrador», concluyen los jueces, que en este ámbito vuelven a basar sus conclusiones en el informe de la CIAF, «que es contundente y rotundo sobre esta cuestión». Sin embargo, Comboios asume que el maquinista recibe órdenes contradictorias en un espacio de cinco segundos. Incluso las señales sonoras de la señal del desvío y la de cambio significativo de velocidad podrían solaparse.