La pistola usada en el triple crimen de Valga tenía ADN del presunto asesino

Javier Romero Doniz
Javier Romero VIGO / LA VOZ

GALICIA

Abet Lafuente está en la cárcel desde el 17 de septiembre del 2019. El auto de ingreso en la cárcel ya mencionaba la posibilidad de acabar condenado a prisión permamente revisable.
Abet Lafuente está en la cárcel desde el 17 de septiembre del 2019. El auto de ingreso en la cárcel ya mencionaba la posibilidad de acabar condenado a prisión permamente revisable. adrián baúlde

La última prueba aportada al procedimiento acerca al acusado, José Luis Abet, a la pena de prisión permanente revisable; también figuran los audios enviados por Abet a sus allegados confesando la utoría de los crímenes

09 mar 2023 . Actualizado a las 15:38 h.

Pistola del calibre 32 largo, marca Ruger, modelo Sp101. Más de 15 disparos, ocho certeros, y tres cadáveres. Un delirio sangriento dos veces confesado por el único acusado: José Luis Abet. El olor a pólvora se mezcló con el rocío mañanero. Ocurrió pasadas las 8.00 horas en Carracido, Valga, el 19 de septiembre del 2019. Primero disparó a quemarropa a su exmujer, Sandra Boquete (39 años), delante de los hijos de ambos, de 4 y 7 años entonces. Su cadáver presentó dos balazos en el cuello y uno en el pecho. Luego, también a sangre fría, tiroteó a la que fue su suegra, María Elena Jamardo (58). Cuatro impactos en el pecho, muslo y cabeza evidenciaron el enseñamiento. La hija de esta, y excuñada de Abet, Alba (27), falleció de otro proyectil en el pecho.

La escena de terror fue presenciada, desde varias ventanas, por vecinos confundidos. Inicialmente pensaron que las detonaciones responderían a bombas de palenque lanzadas en una aldea cercana, de fiesta aquellos días. Abet huyó en su coche y solo paró al llegar a Ponte Maceira para lanzar su pistola al río Tambre. Él mismo confesó la ubicación de la Ruger Sp101, y la Guardia Civil la recuperó para extraer las pruebas necesarias para convertir la acusación en condena. Presumiblemente de prisión permanente revisable. Abet, ya ante la titular del Juzgado de primera Instancia e Instrucción número 2 de Caldas de Reis, se negó a dar muestras de ADN. 

Entró en prisión y el juzgado instructor cambió de titular. Ralentizó el ritmo normal de la causa, compleja, y no fue citado hasta el septiembre siguiente para ceder su ADN. «Sí, me dejo», declaró entonces. Aquella prueba fue analizada por el Servicio de Criminalística del departamento de Biología de la Guardia Civil en Madrid. El informe concluyente supone la última novedad aportada a la causa, el pasado 3 de enero. Su contenido evidencia que la pistola disparada más de 15 veces contra las tres víctimas indefensas contenía ADN de José Luis Abet. También supone la puntilla policial definitiva para hilar una acusación policial en la que todas las partes —juzgados instructores, fiscal, acusación pública y dos acusaciones particulares— coinciden al demandar la mayor condena del Código Penal: la prisión permanente revisable.

El informe técnico será expuesto en el juicio que se celebrará en la Audiencia Provincial de Pontevedra. También los audios enviados por Abet a diferentes personas en los minutos posteriores a consumar el triple crimen. «Xa as matei, están as tres para enterrar», confesó en uno. Igual que los vídeos grabados por él pocos días antes del triple asesinato frente a la escena del crimen, la casa que un día fue el hogar que compartió con su exmujer y dos hijos. Advertía de lo que pasaría: «Xa vexo por que matan ás mulleres. Pensan que teñen as de gañar e un xa se aburre».

La vista servirá igualmente para escuchar a testigos de los hechos. Uno, en declaración oficial, aseguró: «Tenía una pistola en la mano y le vi disparar». A mayores, sus dos confesiones a la Guardia Civil. La primera, telefónica, para que lo detuvieran; la segunda, ya en el cuartel, con más detalle. Pruebas y más pruebas que apuntalan la acusación de un triple crimen que conmocionó a España

Abet afronta tres asesinatos, tenencia de armas y lesiones psicológicas a sus hijos por verlo todo 

José Luis Abet podría ser el quinto ciudadano gallego condenado a prisión permanente revisable. Los delitos detrás de la pena solicitada responden a uno de tenencia ilícita de armas, tres de asesinato y dos de lesiones psicológicas contra sus hijos, que fueron testigos directos del crimen de su madre. Ambos, junto a ella, estaban dentro de un coche intentando protegerse del otrora cabeza de familia. No sirvió de nada, él abrió fuego y su exmujer falleció en el asiento del piloto. Los críos lograron huir y esconderse en una casa cercana con la ayuda de un vecino.

Abet va conociendo los avances de la instrucción judicial en la cárcel de Villahierro, en León. Allí ve pasar los días desde que abandonó el penal de A Lama, en Pontevedra. Comparte centro junto a otros dos gallegos ya condenados a prisión permanente revisable: David Oubel, por matar a sus dos hijas en Moraña, y José Enrique Abuín Gey, que raptó, agredió sexualmente y asesinó a Diana Quer. Abet está sometido al régimen FIES (ficheros de internos de especial seguimiento) número 5. En su caso responde a la repercusión social de los delitos cometidos, aunque los FIES 5 también pueden ser delincuentes racistas o xenófobos, devotos del ideario terrorista o por liderar e integrar grupos de presión o captación en el centro penitenciario.

Abet es un reo más que no genera problemas internos. Tampoco tiene asignado preso de compañía por riesgo de suicidio, ni reside en un espacio reservado. Se muestra asocial y sigue guardando silencio sobre el único secreto que la investigación no ha podido resolver: dónde compró la pistola y la munición con la disparó más 15 veces a sus víctimas. Se sabe que en el mercado negro, posiblemente en Portugal. Pero falta por concretar quién fue la persona que le tendió el puente para contactar con al vendedor que le ayudó a consumar sus tétrico plan.