Los rostros del paro del transporte: «Nunca vivín nada igual en 50 anos, con 70 traballadores parados por falta de material»

C. López / José Alonso / Elena Silveira / Uxía López REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Antonio, Fran, Manuel, Javier y Rosario cuentan cómo están viviendo estos días en los que ven su trabajo paralizado

25 mar 2022 . Actualizado a las 15:30 h.

La huelga del transporte vacía las estanterías de muchos supermercados, pero sus consecuencias van más allá de las cadenas de distribución. En su segunda semana, y con un encarecimiento constante de las energías y materias primas, ha provocado el cierre de fábricas por problemas de abastecimiento, dificultades de entrada y salida de mercancía en las conserveras o mataderos que han parado su actividad. Detrás de esto están los gallegos que la sufren, desde el camionero que reclama la bajada de precios del combustible a los gerentes de empresas que ya asumen pérdidas. 

Antonio Otero, camioneiro en folga: «Dos 1.800 euros por un transporte ao sur de España, 1.500 xa van en gasóleo»

Antonio Otero, camionero en huelga
Antonio Otero, camionero en huelga C. L.

Antonio Otero, veciño de Fene, de 52 anos, leva máis de tres décadas ao volante dun camión. Primeiro traballou como asalariado e despois pasou a ser autónomo, con vehículo propio. Na actualidade está pagando as letras do seu novo camión con plataforma que mercou hai un ano e nove meses, no que cando remate de abonalo levará investidos 180.000 euros. Antonio é un dos voceiros do colectivo en folga que está concentrado en Río do Pozo e asegura que a situación é insostible.

—¿Que tipo de transporte fai vostede e como organizan as viaxes?

—Eu transporto mercancía en xeral e durante un tempo facía rutas internacionais, pero desde hai tres anos só me movo por España. Collemos os encargos a través de axencias ou dunha plataforma de cargas na que pagamos unha cuota anual.

—¿Cal foi o último traballo que fixo?

—Foi uns días antes de comezar a folga, con una carga de tableiros de madeira para Sevilla e Córdoba, alí recollín laranxas que descarguei en Valencia, e de regreso trouxen mercancía variada para Santiago e A Coruña.

—¿E que diferenza notou nos gastos entre esa última viaxe e as de antes da subida do combustible?

—Antes facía ese percorrido con 800 euros de combustible e nesta ocasión gastei 1.500. Normalmente nunha saída deste tipo tiña o 40 ou o 35 % de ganancia, pero agora dos 1.800 euros por un transporte ao sur, 1.500 vánseme en gasóleo, e despois están os impostos e as letras, polo que isto é insostible.

Fran, un ganadero obligado a tirar 7.000 litros de leche: «Chorei como un neno»

josé alonso

Fran Castro adora la ganadería. Lo reconoce y lo proclama, porque es su vocación y su pasión. «Dende neno, en canto chegaba do colexio o primeiro que facía era subirse no tractor», comenta su madre, de quien heredó la profesión. Por eso se entiende mejor el mal trago que pasó el sábado, cuando -con los tanques a rebosar y teniendo que seguir ordeñando a sus vacas- se vio obligado a tirar 7.000 litros de leche al no haber servicio de recogida por la huelga del transporte. Fue un golpe más allá de la pérdida económica, que tocó el sentimiento y que refleja la situación de muchos ganaderos: «Ó ver caer o leite chorei como un neno».

Castro es el gerente de la explotación Alambrero S.C., de A Devesa (Ribadeo), con unas 90 vacas. Vende su producción a Lactalis, empresa que ha tenido problemas con la recogida, lo que ha obligado a ganaderos de Ribadeo y Barreiros a tirar miles de litros ordeñados desde finales de la semana pasada. Este martes temían tener que volver a hacerlo, pero finalmente sí hubo recogida. Lo que ocurre es que los depósitos de Lactalis están repletos y sus directivos anunciaron también este martes que o bien se soluciona la huelga o en 24 horas pararían sus plantas. Con este panorama, Fran Castro, de cara al jueves, cuando debería de volver a pasar la cisterna por su granja, se teme lo peor.

En la misma situación está, entre otras, la ganadería Casa de Polo, de Cabarcos (Barreiros), que vende a Lactalis. Estiman que tiraron por lo menos 8.000 litros, con una pérdida económica de unos 3.000 euros. «Empezamos a tirar o leite o sábado pola noite, porque temos pouca capacidade de almacenamento. Entendemos as reivindicacións dos transportistas, pero...», señalan.

Fran Castro apunta: «Non digo que coa folga non teñan razón. O transportista non pode andar perdendo cartos. Pero si un transportista para ten o gasto da letra do camión, mentres que o gandeiro non ten forma de parar porque ten que seguir dándolle de comer ás vacas. Nós somos dos sectores que máis estamos sufrindo o impacto do incremento dos custes de produción e penso que o leite tiña que quedar fóra. Hai que buscarlle unha solución a todo isto xa».

En tanto, los ganaderos siguen con su tarea diaria, inaplazable, a pesar del riesgo y la amenaza de tener que volver a tirar la leche.

Manuel Da Cunha, panadero en A Coruña: «A situación é crítica. Claro que é critica!»

CESAR QUIAN

El pan es un bien de primera necesidad pero, si la huelga del transporte se prolonga mucho más, se transformará en un bien de lujo: caro y escaso. Los panaderos alertan de la escasez de harina y, al mismo tiempo, los problemas para distribuir sus productos más allá de los mercados locales. Entre los afectados está Manuel Da Cunha, gerente de una de las empresas panaderas más importantes de A Coruña y su área metropolitana.

Explica, desde su fábrica en Carral, que ya ha tenido que prescindir de dos de los tres turnos de trabajo que normalmente tiene en marcha, afectando a un total de 22 empleados. «A situación é crítica. Claro que é critica!», exclama. De hecho, de sus líneas de negocio, la única que sigue funcionando con normalidad es la del reparto local. «Porque o facemos en furgonetas, non en camións», explica. Dice que para esta línea de negocio tiene suficiente harina, procedente de campos de trigo o maíz propios o, al menos, de ámbito regional. «O problema está en que non chega fariña de Castela», indica. 

En este sentido, el empresario explica que, por un lado, no puede fabricar para distribución nacional porque no entran camiones con la materia prima y, por otro, no puede vaciar las cámaras frigoríficas, que ya llevan días llenas con productos elaborados para mandar a mercados de España, debido al parón en el transporte. «O prexuízo máis importante que estamos tendo é non poder mandar o noso produto fora de Galicia. Esa liña da produción está parada dende hai máis dunha semana, e coa xente parada, claro. A situación é esta: non vendemos e non podemos fabricar, porque o espazos de almacenaxe está cheo». Aunque es producto perecedero, Da Cunha explica que en las cámaras frigoríficas podrá aguantar dos o tres meses. Pero las pérdidas comienzan a acumularse: «Cada día mandamos 30 palés nun tráiler para o mercado nacional. É dicir, deixamos de vender 10.000 bolos de pan ao día. E levamos máis dunha semana nesta situación...», comenta sin ocultar su desesperación.

Explica que si la situación se prolonga más tiempo, llegará un momento en que tampoco tengan harina para elaborar el pan del día. «Por sorte, onte chegou un camión de fariña e temos para tirar uns días máis. Pero esta situación, se se prolonga máis, levará a que haxa unha escaseza de pan e á suba de prezos», dijo. Aunque sigue suministrando a centros de día, colegios y otros colectivos sociales: «Si, de momento, seguimos con ese reparto. E tamén nos supermercados das proximidades. Pero hai moita preocupación sobre o que pasará nos próximos días», indicó. También quiso aclarar que la harina que se utiliza en Galicia para la fabricación de pan nada tiene que ver con los cereales que se importan desde Ucrania. «No noso caso, o 40 % da fariña é orixinaria das nosas fincas e o 60 % restante ven de Castela, pero os camións xa nin entran a Galicia», denuncia.

Javier García, gerente de La Napolitana en A Coruña: «Tenemos unas pérdidas de 10.000 euros diarios desde el pasado martes»

CESAR QUIAN

Javier García, responsable de Carnicerías García, con una tienda en la Avenida de Finisterre y otra en Pla y Cancela, en A Coruña, explicó que a pesar de estar viviendo una situación «dramática», por el momento tienen todo tipo de género: «Cerdo, pollo, ternera... pero no está llegando la cantidad de mercancía que debería. No podemos tapar el sol con un dedo». En declaraciones al programa Voces de A Coruña, de Radio Voz, Javier García explicó que el lunes, martes y miércoles de la semana pasada vivieron momentos de incertidumbre, porque muchos camiones que les suministran se quedaron parados y fueron blanco del boicot de los piquetes. «Tuvimos que ir nosotros con furgonetas al encuentro de los tráileres que estaban en la zona de Lugo. A uno le pincharon 14 ruedas y tuvimos que descargar la mercancía para traerla por nuestros propios medios. Dentro de una situación tan complicada nosotros tenemos mercancía, aunque sabemos de compañeros que no están teniendo tanta suerte», explicó.

La empresa también tiene una línea de comida preparada que se llama La Napolitana y que desde la semana pasada tiene que estar parada por falta de materia prima y la imposibilidad transportar los platos elaborados. «Tenemos unas pérdidas de 10.000 euros diarios desde el pasado martes y con 12 personas que están sin poder trabajar», explicó. García añadió que otra parte del negocio está orientada hacia la gran distribución y presta servicio a hospitales, geriátricos o colegios así que también tienen las cámaras llenas de productos, en muchos casos sin poder entregar al cliente final y, a su vez, no pueden elaborar nada más porque no les entra materia prima. «Así que, aunque quisiera fabricar, tampoco podría». Teme que si esta situación se prolonga en el tiempo se corte esta parte del servicio. Añadió que muchos clientes les preguntan por cómo evolucionará la situación a corto plazo: «La gente tiene miedo. En las carnicerías se hacen más pedidos y, si antes encargaban un kilo de carne, ahora lo hacen de tres. Hay más ventas por temor al desabastecimiento», confirmó.

En cuanto a los pecios, Javier García indicó que todo está subiendo y, también el precio del canal en las lonjas. «Si hay una subida en origen derivada de la situación en Ucrania y la escasez de cereal, esto repercute en el resto de la cadena. Vienen momentos duros», avanzó. En todo caso, aclaró que entiende los motivos de la huelga del transporte, «pero lo que no entiendo es que no se solucione el problema y que llevemos tanto tiempo alargando esta situación. Hay que coger el toro por los cuernos, porque estamos en una situación delicada. Estamos perdiendo de vender», dijo. «Del sector de la logística y del transporte dependemos muchas empresas. Por favor, que se sienten a negociar y que solucionen el problema. Pero bueno, no hay mal que mil años dure», concluyó con cierta esperanza.

Rosario Boga, ganadera de Santa Comba que regaló leche: «Quedei asombradísima coa xente que veu e co solidaria que é»

Los dueños de la explotación,  Juan Lois Cancela y Rosario Boga
Los dueños de la explotación, Juan Lois Cancela y Rosario Boga PACO RODRÍGUEZ

La explotación ganadera Os Agros de Frieiro de Santa Comba cumplió sus peores expectativas y tuvo que derramar miles de litros de leche al no ir el camión cisterna a recogérsela el domingo, a causa del paro en el transporte. No obstante, esta experiencia desoladora para los titulares de la explotación, Juan Lois Cancela, de 47 años, y su mujer Rosario Boga, de 45, les ha dejado una parte positiva: la solidaridad de numerosas personas que, desde diversos puntos de Galicia, han ido hasta su granja para buscar la leche, después de que los ganaderos asegurasen que la regalaban para no tener que tirarla toda. «O domingo e o luns foi un ir e vir de xente, un tras outro e, ás veces, coincidía máis dun», ha explicado este martes Rosario Boga, quien también ha confirmado que de madrugada le han recogido la leche con normalidad, al igual que esta mañana con la producción de hoy. 

«Veu moitísima xente e de moi lonxe, de sitios como Arteixo, A Laracha, Razo, A Coruña, Coristanco...», cuenta esta ganadera de Santa Comba, quien añade que «quedei asombradísima coa xente que veu e co solidaria que é». Lo dice porque muchos quisieron darle dinero por la leche y otros, a cambio, le llevaron productos caseros, desde licores a conservas. «Foi unha experiencia moi bonita, dentro do malo que estamos vivindo, e agradézollo moito á xente que veu», afirma la vecina de Santa Comba. Rosario Boga cuenta con pena que, en el caso de las personas que fueron desde Arteixo, le comentaron que iban porque en su lugar de origen no había leche a la venta en los supermercados. «É unha pena que pasen estas cousas», dice la ganadera una vez que, pese a toda la leche regalada, la granja tuvo que derramar miles de litros. «Eu xa non quería nin ver como se tiraban; doume moita pena», afirma afectada la mujer.

También elaboró quesos para no tener que tirar toda la leche e incluso regaló alguno. Sobre quienes le querían pagar la leche, cuenta que «dábame reparo coller os cartos porque eu o leite tiña que tiralo de todos modos». Rosario Boga espera que el paro de transporte se solucione lo antes posible para que el camión cisterna pase con normalidad a recoger la producción de la granja y también para recuperar el suministro de piensos para sus animales, que ha visto reducido desde el inicio de la huelga. 

Manuel Otero, del Virxe dos Mares, en la lonja de Bueu
Manuel Otero, del Virxe dos Mares, en la lonja de Bueu M.G.

Un marinero de Bueu: «Non estou saíndo ao mar porque cada vez que imos traballar, quedo empeñado»

Las cuentas no le salen a las gentes del mar en el puerto de Bueu. El descabellado precio del gasoil ha logrado algo que ni siquiera consiguió el chapapote del Prestige: que la bajura amarre. Al menos en la marea negra, los buenenses lucharon como leones y recogieron el fuel hasta con las manos para salvar su ría. Ahora toca enfrentarse otra vez a un grave problema causado por el combustible, pero que en vez de galletitas de chapapote, se ceba con la flota a modo de abultadas facturas del gasoil. Y tan destructivo está resultando el primer problema como el segundo.

Manuel Otero, del Virxe dos Mares, fue uno de los muchos armadores y marineros que acudió a la asamblea extraordinaria en la lonja. Al salir, ya con el acuerdo unánime de seguir amarrados hasta el martes, este buenense expuso el desánimo al que se enfrenta el sector. «Non estou saíndo ao mar porque cada vez que imos traballar, quedo empeñado». Lo explica con desolación porque recuerda que en su barco son «catro persoas a bordo». En más de treinta años de trayectoria profesional, jamás se había encontrado en una situación semejante. «Nunca», recalca.

Del Gobierno central, como sus compañeros, espera que «nos baixe o gasoil, aos prezos que tiñamos antes». Sostiene que si no se consigue despejar esta situación a corto plazo, la alternativa será dolorosa y extrema. Con pesar remacha: «Teño catro familias que manter e terei que botalos ao paro. Non podemos seguir así, porque ao saír ao mar, en vez de gañar, perdo cartos», concluye. Y ninguna empresa, por muy pequeña que sea, tiene un futuro si solo recoge pérdidas.

Con el gasoil batiendo sus propios récords —1,10 euros el litro en el puerto de Bueu este jueves—, las gentes del mar se revuelven contra un acuerdo que consideran que no responde a su urgente y acuciante necesidad. Así que mientras no haya más novedades, la flota polbeira más grande de la provincia de Pontevedra seguirá amarrada a sus pantalanes, en principio, hasta el martes.

Xaime Ramallal

«Nunca vivín nada igual en 50 anos, con 70 empleados parados por falta de material»

La empresa del constructor mariñano José Saa es una de las más afectadas directamente por el paro del transporte y como ella las demás constructoras. Saa explica que llegó a un acuerdo con los casi 70 trabajadores para que cogiesen vacaciones ya que no estaban recibiendo material de obra y tuvieron que parar las que estaban realizando, obras públicas en varias localidades de A Mariña (Cervo, Foz, por ejemplo) y de Asturias (en Pola de Liena). «Nunca me pasou nada igual en 50 anos que levo traballando; que conste que apoio totalmente aos transportistas, as súas reivindicacións, pero esto estanos afectando a todos ata o punto en que temos que parar a actividade». Les falta sobre todo hormigón.

BASILIO BELLO

«Cada día soportamos uns mil euros en sobrecustes»

Xusto Sánchez es socio en A Devesa de Langueirón. La granja tiene 750 cabezas de ganado vacuno, lo que la convierten en la más grande de la comarca. «Cada día véñennos recoller uns 17.000-18.000 litros de leite. O noso problema non é tanto de subministro, senón de sobrecustes». Y argumentó: «Cada día gastamos cinco mil quilos de penso. Se lle engadimos que tiñan que pagarnos o leite a 40 céntimos en lugar de a 36, estamos a falar de mil euros cada día en sobrecustes».

ANA GARCIA

«Nunca fixemos un expediente, nin sequera no peor do covid, e non o imos facer agora»

José Antonio Alonso es propietario de San Juan Aislamientos y Embalajes, empresa con sede en Bértoa. La firma carballesa genera una veintena de puestos de trabajo directos. Alonso comentó ayer que tienen pedidos «sen entregar para máis dun mes». Y añadió: «Estamos a traballar normalmente porque antes desta crise fixemos moito aprovisionamento de materia prima e agora xa temos as naves cheas de produto sen entregar». Sobre la posibilidad de tramitar un expediente de regulación de empleo temporal si el paro del transporte persiste, José Antonio Alonso lo descarta por completo: «Nunca xamais fixemos un ERTE, nin sequera na peor etapa do covid, e non o imos facer agora».

 Óscar Riveiro, agricultor de Castro de Rei: «Tirei 3.000 quilos de nabizas porque non mas recolleron»

Óscar tiene una explotación agrícola en ecológico en Castro de Rei y vende a tiendas y hosteleros
Óscar tiene una explotación agrícola en ecológico en Castro de Rei y vende a tiendas y hosteleros Óscar Cela

En el caso de los agricultores, hay ciertas verduras que no pueden esperar almacenadas y lucenses como Óscar Riveiro, de Castro de Rei, tuvo que tirar 3.000 kilos de nabizas. «Estaban recollidas das últimas dúas semanas, pero o transportista avisoume de que non ía traballar», explica. Eran las tandas finales de la campaña, tal y como explica el agricultor, que cultiva en ecológico desde el 2009.

«Menos mal que estamos en inverno e hai pouca variedade, se chega a pasar en verán tiñamos que tirar quilos e quilos de froita e verdura». Ahora Óscar se encuentra con su almacén repleto de patatas que no pueden repartirse, pero al menos no se estropean: «Hai clientes de tendas ou hostaleiros que están vindo ata aquí a recollelas de xeito particular». Aun así, el agricultor asumirá las pérdidas de este mes porque apoya la causa, de hecho, acudió a alguna de las manifestaciones. «Que baixen o gasóleo é necesario para todos». También continúa en esta línea la asociación de Ganaderos Agromuralla, que soporta la entrega de pienso «a cuentagotas» y pierde leche porque «estamos no mesmo equipo dos transportistas».

Las tiendas de cercanía se recuperan del desabastecimiento: «Facturamos un 50 %»

Marta Pérez, de la tienda de productos de cercanía y ecológicos Bico de Grao en Lugo
Marta Pérez, de la tienda de productos de cercanía y ecológicos Bico de Grao en Lugo Óscar Cela

Los camiones llegan esta semana a las tiendas de alimentación con más frecuencia que los primeros días de huelga. Aun así, ni los locales que no dependen de productores foráneos se libraron del desabastecimiento: «Pasamos a facturar o 50 %», asegura Marta Pérez, de la tienda de la sociedad corporativa Bico de Grao.

Los pequeños comercios de alimentación se quedaron «bajo mínimos» y ahora empiezan a remontar, pero para ellos las pérdidas pesan más que «para as grandes superficies ter os lineais baleiros». En Bico de Grao mantienen la mercancía de seis productores cercanos a Lugo que todavía tienen nabizas, calabazas, grelos, limones o kiwis y que, además, tiene distribución propia. Sin embargo, todos los productos de fuera de la provincia, no consiguen llegar: «Os transportistas coméntannos que aquí non queren vir porque é onde máis problemas hai». Entre ellos están gran parte de las frutas y verduras, ya que actualmente la producción en Galicia es baja y también los productos de nevera. Pérez destaca que apoyan totalmente el parón, pero recuerda que las tiendas pequeñas de cercanía tienen una resistencia mucho menor.

 «Tenemos más de mil coches pedidos pendientes de ser servidos»

Ana Garcia

«Estábamos empezando a recuperar sensaciones similares a las que teníamos en el 2019, es decir, antes de la pandemia y ahora nos movemos en un escenario completamente plano», apuntó el máximo responsable del grupo carballés Dimolk, Camilo Díaz Molk, quien añadió: «Con este paro del transporte, los plazos de entrega aumentaron de 15 días a mes y medio o dos meses, según el modelo de coche».

En Dimolk y Antamotor, las dos empresas del grupo que dan empleo a 116 personas, se siguen vendiendo vehículos, «pero no se facturan porque no hay entregas, lo que hay es una amplia cartera de pedidos», argumentó Díaz Molk. Y esgrimió: «Desde el pasado día 14 no hemos recibido ni un solo vehículo en los concesionarios y estamos tirando de stocks. Antes de esta huelga teníamos una flota de unos quinientos vehículos en stock, ahora andamos en torno a los doscientos. No hemos recibido un solo coche nuevo en un mes. Es más, en Dimolk tenemos más de mil coches pedidos pendientes de ser servidos y tenemos unos 300 pendientes de entregar a nuestros clientes entre los cuatro concesionarios repartidos en la provincia y en nuestra red de agentes comerciales, doce en total».

Los problemas no radican solo en la compraventa. También están en los talleres: «Tenemos recambios, pero como la incidencia afecte a una pieza muy concreta que no tenemos en el taller, el cliente tendrá que esperar porque no nos sirven recambios desde que empezó el paro. Le pongo un ejemplo, tenemos un camión parado en Oviedo desde el día 14 por parte de los piquetes. Este camión va cargado con piezas y hace una ruta de reparto. Pues bien, desde que empezó la huelga quedó inmovilizado».

Sobre la posibilidad de que el grupo Dimolk presente un expediente de regulación temporal de empleo, Camilo Díaz Molk dijo que es una opción que descarta por el momento: «Como sucede en todos los sectores y en todas la empresas, estamos a la expectativa de ver qué pasa. En principio es una opción descartada, pero se lo digo ahora. Los acontecimientos se suceden día a día y si me apura, de hora en hora. Hoy le digo que no hay un ERTE, pero si me pregunta mañana, a lo mejor le digo otra cosa».