Anuska Lago, mayordomo en Londres: «Cuando empecé, en mi casa me decían de todo, que iba a hacer de chacha o a trabajar para ricos»

GALICIA

Wim Hollemans

Hija de cedeirenses, dice que lo principal en su trabajo es la discreción y la flexibilidad. Y en cuanto puede, vuelve a Galicia

04 mar 2022 . Actualizado a las 15:12 h.

Dicen que los de Bilbao nacen donde les da la gana pero en este caso es lo contrario. Anuska Lago (Bilbao, 1972) nació en la mayor ciudad del País Vasco, pero se siente de Cedeira, que es el origen de su familia. No es su única singularidad: trabaja como mayordomo para una familia en el Reino Unido.

—Anuska, un nombre poco frecuente.

—Realmente me llamo Ana. Me cambié a Anuska por un trabajo que tenía en Mallorca. La jefa se llamaba Ana también, pero me pasaban todas las llamadas a mí. «Ana, hay que hacer algo», me dijo: «Y yo no me voy a cambiar el nombre por que soy la jefa». Así que, como mis hermanos me llamaban Anuska de pequeña, me lo cambié. Pero no hice el cambio legal.

—Este año le caen los 50.

—Sí, sí. Cuando cumplí los 40 hicimos una fiesta en Cedeira que duró tres días, de viernes a domingo. Esta vez no lo voy a poder repetir porque tengo muchísimo trabajo.

—¿Hace mucho que vive en Londres?

—Cinco años.

—Esto de ser mayordomo suena un poco anacrónico. ¿Cómo se le ocurrió?

—Yo llevaba 15 años como directora de hotel, pero estaba quemadísima por la situación laboral en España. Cada año más responsabilidad y menos sueldo. Estuve un año investigando qué hacer. Encontré un trabajo en Londres que encajaba con mi currículo pero para trabajar en un domicilio. Y la verdad es que yo soy muy anglófila, lo victoriano me gusta mucho, pero nunca había servido en casas. Las agencias a las que llamé me dijeron que tenía buen currículo, pero no experiencia. Así que busqué dónde formarme. Me decidí por una escuela en los Países Bajos y al final salió bien, pero ha sido muy duro.

—¿Qué le dijeron en casa?

—De todo, que si iba a hacer de chacha, a trabajar para los ricos... Comentarios de todo tipo. Eso me dio energía para afianzarme en mi posición.

—¿El mayordomo es el que gestiona a todo el servicio?

—No. La estructura es muy parecida a la de un hotel. Está el departamento de limpieza y los camareros (butlers, mayordomos en castellano) y luego hay un house manager, que es el director de toda la orquesta. Si existe esta figura de director, el butler lo que hace básicamente es servicio en mesa.

PILAR CANICOBA

—En la casa en la que trabaja ¿cuántos son en el servicio?

—No somos muchos para el movimiento que hay en la casa y para el dinero que tienen. Entre 15 y 17 en turno. Por lo que somos unos 25 en total.

—Le compensa económicamente.

—Bueno, yo creo que tendría que cobrar más, ja, ja. Pero no me quejo. Y vuelvo a lo de antes, los principios fueron muy duros, pero una vez que tomé la decisión ya me dije que no había hecho todo ese plan para tirar la toalla.

—La discreción es una de las cosas más importantes...

—Sí. En todas las entrevistas de trabajo te exigen discreción y flexibilidad. La discreción se aprende también. Si tú ves algo, lo primero es no poner cara de asombro pero ya estás pensando qué hacer con lo que acabas de ver. Y procurar que nadie vea lo que acabo de ver. Eso es privacidad.

—¿Y la flexibilidad?

—Yo para eso agradezco no tener hijos, ni perros, ni gatos, ja, ja. Solo tengo a mi pareja. Porque hay que estar disponible las 24 horas del día de lunes a domingo. Y si hay cambios en la agenda, los asumes. Hay que gestionar bien cualquier cambio de última hora porque, si no, al final te mina.

—Pongamos un ejemplo. Usted está en una casa y ve que uno de los hijos, consume cocaína. ¿Se lo dice a los padres o la discreción se lo impide?

—Depende de la edad del niño.

—Digamos que es mayor de edad.

—(Se lo piensa) Es un tema peliagudo. Depende del puesto que tengas. Si tuviera el puesto más alto, se lo comentaría a los padres pero indirectamente. Igual les diría: «Tengo constancia de que su hijo consume drogas». No sé. Igual se lo dices y te contestan mal y, si se lo comentan al hijo, al día siguiente estás en la calle, seguro.

—¿Tuvo algún caso así?

—Una vez. Eran cinco hijos y una de ellas, que era menor, cada vez que sus padres estaban fuera, salía, volvía hiperborracha con las amigas, iban a la piscina y la dejaban hecha una sanjuanada. Me alarmé, porque pasó más de una vez. Pensé que alguna podía caer al agua o producirse algún accidente. Así que se lo conté a los de seguridad. Ellos son como la mano derecha de la familia. Hay que ser muy sutil, porque los niños tienen mucho poder dentro de la familia y si alguien les cae mal es posible que acabe en la calle.

—¿Qué es lo más raro que ha visto en su trabajo?

—Fue en la casa más impresionante en la que he trabajado. Vino una furgoneta de una empresa, porque el propietario debía mucho dinero. Venían a llevarse todo lo que tuviera valor. Avisé a seguridad y me pidieron que los entretuviese todo lo que pudiera, Y fue lo que hice. Entonces salieron los de seguridad, en chándal con unas bolsas de basura. Parecían obreros. No sé qué había en las bolsas: armas, diamantes, drogas... no lo sé. El caso es que el propietario hizo unas transferencias y al final nadie entró en la casa.

—Trabajar de lo suyo en España es imposible, ¿no?

—No, no. Lo que es imposible es llegar al empleador. Aquí hay un montón de agencias y salen vacantes a diario. En España hay muchos millonarios, pero no sé de dónde sacan al personal.

—¿Viene a Galicia de vez en cuando?

—Todos los años. Tengo previsto volver en mayo. Tengo casa en A Coruña y en Cedeira.

—¿Qué es lo que más le gusta de Galicia?

—Más que la gastronomía, el paisaje. Y las playas. Y que muchas cosas siguen igual. Al venir de Londres donde todo es tan profesional y tan moderno, cuando llego a Cedeira es como un alivio ver que todo sigue igual.

—Dígame cuatro palabras que tengan que ver con usted.

—Calidad, exigencia, honestidad y resiliencia.

—Un sitio donde se sienta feliz.

—Cedeira.

—¿Qué le gusta hacer cuando tiene tiempo?

—Esta pregunta es muy fácil. A mi pareja y a mí nos encantan los años 60. Así que me gustan las fiestas, la música, la decoración de la casa... todo lo que tiene que ver con esos años.

—Una canción.

—Suspicious minds, de Elvis Presley.

—¿Lo más importante en la vida?

—Pasárselo bien. La salud es muy importante pero, sobre todo, la actitud es vital.