Narcolanchas, del todo vale al asedio actual

Javier Romero Doniz
javier romero VIGO / LA VOZ

GALICIA

Imagen de archivo de una planeadora en la ría de Arousa en el año 2000
Imagen de archivo de una planeadora en la ría de Arousa en el año 2000 No disponible

Las semirrígidas son las más usadas en Galicia tras dejar atrás las rígidas a principios de siglo

17 may 2022 . Actualizado a las 22:45 h.

El big bang creativo de las narcolanchas en Galicia se moldeó en fibra de vidrio en un recuncho de la ría de Arousa. Astilleros Facho, en Cambados, de Sito Miñanco, parió la primera planeadora artesana cabinada. Su padre ideológico la bautizó Sipra —acrónimo de Sito Prado, en alusión José Ramón Prado Bugallo, la persona que asume al personaje Miñanco—. Era 1989 y la probaron en aguas de la ría de Vigo. Una patrullera de Aduanas la interceptó y, al abordarla, descubrió en su interior una tonelada de sal. Era el ensayo general de una descarga inmediata de otra sustancia blanca. «Sito fue un visionario, nadie como él para eso. Era el mejor y apostó siempre por innovar, pero con lanchas rígidas, nunca le gustaron las semirrígidas. Es más, las que decomisaron en el 2018, en su última detención, se hallaron también en O Facho y eran rígidas. Sito se quedó estancado en ese formato», explica un excolaborador suyo que pasó años en la cárcel por narcotráfico.

Miñanco, el primer gran narco de la coca en España, se rodeó igualmente de los mejores pilotos. Hoy jarrones chinos del negocio, pero en su momento auténticos fitipaldis de las rías. Un equipo de virtuosos al timón formado por Kubala —fallecido en un accidente a bordo de una lancha en Aguiño— o del considerado el número 1 en este oficio: un tal Moncho que, además, creó escuela. Manuel Abal Feijoo, Patoco, vecino en Cambados de Miñanco, fue el mejor alumno de Moncho y está considerado otro visionario del negocio. Lo explica el mismo excolaborador de Miñanco y testigo de todo en aquellos años: «Él acabó marchándose de la organización de Sito con otro compañero que se llamaba Toño. Viajaron a Algeciras, a Italia, a otras zonas calientes del narcotráfico y comprobaron que las semirrígidas eran el futuro. Entendieron que navegaban mejor y apostaron por ese modelo».

Ocurrió en los primeros años del nuevo siglo y cristalizó hasta constituirse la organización de narcolancheros más importante nunca vista en Galicia. Se desmanteló en la operación Tabaiba y situó a Patoco al frente del emporio. «Hizo construir la mayor planeadora nunca vista en Europa para el narcotráfico y decomisada. La mítica Patoca, se la fabricaron en Milán, medía casi 20 metros y tenía siete motores fueraborda», explica un conocido funcionario de Vigilancia Aduanera con tres décadas de experiencia persiguiendo a narcos por las Rías Baixas y Portugal. «Analizar la evolución de las planeadoras en Galicia resulta sencillo. Mejoraron la línea, las medidas en función de las necesidades, pero lo que más evolucionó es la tecnología que se instala. La estructura base es siempre la misma, al principio eran todas rígidas de 14 metros, incluso de 12, y con tres o cuatro motores. Ahora, desde principios de siglo, son mayoritariamente semirrígidas».

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El teniente del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil de Pontevedra, Abel Rodríguez, integra la última generación de mandos que lideran la lucha contra el narcotráfico en Galicia. Recuerda que la ilegalización en España de estas embarcaciones en el 2018, con una eslora superior a ocho metros, ha hecho de Portugal el paraíso para quienes las siguen construyendo. Ya en Galicia, su diagnóstico resulta certero: «Depende del uso que necesiten: para salir a 20 millas, a 60 o para llegar hasta las islas Azores. En función de la distancia serán más pequeñas o grandes, lo único seguro es que si vas a las Azores te hace falta una cabinada para soportar las condiciones de navegación; incluso necesitarán la ayuda de un barco para repostar combustible».

Estos modelos, añade el teniente del EDOA, son menos comunes hoy en día por las limitaciones que implicó su ilegalización en el 2018. «Ahora se hacen más pequeñas, manejables y, sobre todo, fáciles de transportar. Eso implica que las distancias que navegan sean más cortas. Pero tampoco hay nada escrito, incluso detectamos que una narcolancha puede estar hasta dos meses en el agua... van cambiando la tripulación para jugar al despiste». En lo que coinciden todos los cuerpos consultados es que Galicia sigue siendo una tierra de insanas oportunidades: sus rías son perfectas para esta práctica ilegal, por eso, añaden, nada como manejar información policial para adelantarse a los pasos de quienes maquinan descargas.