El armador del barco que acudió al rescate del Villa de Pitanxo: «Es terrible recoger en el mar a compañeros que han desaparecido»

GALICIA

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Juan Barreiro relata cómo el Playa de Menduíña participa en las labores de rastreo de los desaparecidos del naufragio de Canadá

29 jun 2022 . Actualizado a las 00:09 h.

«Estamos allí desde el minuto uno y continuaremos hasta que se considere oportuno», acierta a decir Juan Barreiro, armador del arrastrero congelador Playa de Menduíña, también de O Morrazo como el Villa de Pitanxo. Remiso a manifestarse sobre el naufragio, qué pudo haberlo provocado o el estado de los supervivientes, el empresario señala que su barco está siguiendo las órdenes que transmiten las autoridades de Canadá. «Son ellos los que organizan», indica sobre el operativo en el que participan pesqueros gallegos y portugueses que se encontraban en Terranova. El suyo cuenta con una tripulación similar a la del hundido. «Todos los barcos españoles que faenan allí tienen una tripulación de 24 o 25 personas», concreta.

Notablemente afectado por la suerte de los marineros del pesquero de Marín y por la experiencia que están viviendo los suyos en estos momentos, Barreiro advierte: «No hay ningún mar en el que sea fácil de pescar», aunque para él «una de las circunstancias especiales de trabajar allí, en Terranova, son las aguas frías, porque temporales los hay en todos los lados, desgraciadamente. Para nosotros es una desgracia lo que ha pasado».

Sobre su propia tripulación transmite lo que esta le está contando: «los marineros que trabajan en el Playa de Menduíña tienen gente conocida, compañeros que han desaparecido y son ellos mismos los que los están buscando. Esto es terrible, tener que buscar..., recoger en el mar a compañeros, es algo que nadie querría hacer, pero que le puede pasar a cualquiera», mantiene convencido de que el destino en el agua es una lotería que afortunadamente toca cada vez menos, pero que en menos de lo esperado puede volver a suceder, como ha sido el caso del siniestro del Villa de Pitanxo. «Esto es rarísimo que pase, pero desgraciadamente pasa. A veces pensamos que ya esto se olvida y que ya no puede pasar hoy en día porque los barcos están muy equipados y muy preparados, pero accidentes, por desgracia, siguen ocurriendo», lamenta Barreiro. 

 

Sobre la dureza del mar, el armador cuyo barco participa en las labores de rescate argumenta que «cada uno elige lo que puede y lo que quiere y cada trabajo tiene su parte mala. Yo nunca sería minero y otro nunca sería marinero o del mar. Cada uno tiene que elegir lo que pueda y a veces no se puede elegir siquiera y tienes lo que te toca. Yo vivo la mar de toda la vida, he andado a la mar años, es un oficio que me ha gustado siempre y es el que conocemos, no hay más», concluye defendiendo un oficio duro pero que estima sobremanera, incluso cuando el mar se deja sentir como ahora con sucesos que hacen volver la vista a los que cada día arriesgan su vida para pescar.