La llamada desesperada de la abuela de Desirée: «Miña neta morreu, veñan rápido, por favor...»

André Siso Zapata
André S. Zapata LUGO / LA VOZ

GALICIA

Ana Sandamil Novo, acusada de asesinar a su hija Desirée Leal.
Ana Sandamil Novo, acusada de asesinar a su hija Desirée Leal. Alberto López

Su defensa pide una pena de internamiento psiquiátrico y dice que Sandamil «ya ha sufrido bastante». La fiscal: «El asesinato fue, en una pequeña parte, una mente afectada pero, en gran parte, pura maldad». Muchas pequeñas certezas, pero aún grandes interrogantes

14 feb 2022 . Actualizado a las 23:40 h.

Este lunes, Ana Sandamil Novo salió por sexta vez en la Audiencia de Lugo. Podría ser, además, la última ocasión en la que lo hiciera como presunta y no como asesina condenada. Para ello, habrá que esperar a la deliberación del jurado popular, que podía llevarse a cabo este mismo lunes, aunque la previsión es que se alargue hasta el martes.

La madre de Desirée Leal, acusada de haber acabado con la vida de su hija de solo siete años el pasado 3 de mayo del 2019, se sentó este lunes  frente al tribunal de la Audiencia Provincial de Lugo para contar su historia. 

Sexta y última sesión

Lo que pasó este lunes en la Audiencia Provincial de Lugo no fue un juicio: fue una partida de ajedrez. A un lado del tablero se encontraban las acusaciones y la Fiscalía. Al otro, la defensa. Los primeros jugaban con ventaja, ya que tenían muchas más piezas con vida en el encuentro, mientras que la segunda tenía que agarrarse como pudiese a la figura clave, el rey: la salud mental de Ana Sandamil en el momento de los hechos. 

Lo primero que tuvo que presenciar la acusada en la sesión de este lunes fue la reproducción de la llamada que realizó su madre y abuela de Desirée, María Novo, a emergencias. El relato, terrorífico, provocó el desagrado de todos los presentes en la sala. «Miña neta, está morta!», se escuchó decir a la abuela. Eran apenas las 8.00 horas de la mañana de aquel día cuando la madre de Sandamil telefoneó al 112. Sus palabras, que apenas podían salir de su boca debido a la situación de tremendo estrés, se repetían, entre balbuceos, intentando expresar que su nieta no respiraba: «Miña neta morreu, veñan rápido, por favor...». 

No hay mayor demostración de que la abuela de la niña estaba totalmente desesperada que la respuesta a una simple pregunta, realizada por el operador del 112:
— «Dígame os datos da nena, para avisar ao pediatra»
— «Desirée Sandamil Novo, ten sete anos, veñan por dios»

La abuela, como se evidencia en la llamada, estaba tan nerviosa que se equivocó al decir el nombre de la niña. La pequeña se llamaba Desirée Leal Sandamil. Sandamil Novo son los apellidos de su hija Ana, la acusada.

Informes de las partes

Como estaba previsto, el tramo clave de la sesión de este lunes fueron los informes de las partes. Los cuatro protagonistas indirectos del juicio expusieron su versión al jurado popular, tratando de convencerlos de que la apoyasen en su turno de deliberación. 

El Ministerio Fiscal, en una intervención durísima, anunció en el juicio que mantendrá la pena de prisión permanente revisable para Ana Sandamil, al considerar que la clave está en el «odio» de la única acusada al padre de la niña, su expareja José Manuel Leal, y, a la vez, en la «cosificación» de la menor. «Le recuerdo al jurado que yo soy una parte imparcial. No vengo a conseguir una condena, vengo a llegar a conocer la verdad», arrancó la fiscal.

En las exposiciones finales, la representante de la acusación pública indicó que la víctima falleció por asfixia mecánica por compresión y luchó por su vida y, si bien su presunta verdugo tenía sus facultades afectadas «en lo mínimo», esto era «no más allá de lo mínimo», pues en modo alguno estaba «anulada». 

«La quería mucho, sí. Pero bien, no», dijo la fiscal este lunes en la última sesión de la vista oral, en la que enumeró varias conexiones con la realidad, como que Ana Sandamil diese el número de su tarjeta sanitaria, como que se negase a entregar el móvil, a firmar una declaración por no tener membrete oficial o al hecho de que el pijama con sangre de la cría apareciese envuelto debajo de la cama. «Todo encaja. Es mucho más sencillo de lo que parece». Insistió la fiscal en que la acusada «urdió un macabro plan con el objeto de acabar con la vida de su hija», tal y como «relaté en mi escrito de acusación, del cual no he cambiado ni una coma porque todo lo que se decía ha resultado ser cierto». 

Aludió al «relato edulcorado de sus familiares y allegados» durante el juicio, quienes insistieron en que «era muy buena madre y quería mucho a su hija» para intentar evitar una pena mayor.

La clave de su intervención —y de la del resto de partes— fue el aspecto psicológico de la acusada. «Hizo creer a los médicos que estaba peor de lo que estaba, y varios de ellos la creyeron porque la trataron como a una paciente que busca curarse, y no como una acusada de un delito gravísimo», afirmó. 

Afirmó que su estado mental, ya que padecía un trastorno psicótico y de personalidad «moderado», en ningún momento «tuvo nada que ver con la niña», ya que «en sus delirios nunca aparecía Desirée», lo que prueba que «no se puede decir que matase a la niña por su enfermedad».

Nombró a los médicos forenses del Instituto de Medicina Legal de Galicia (IMELGA), quienes, en un informe exhaustivo, concluyeron que la enjuiciada muestra «simulación» de síntomas psicóticos. «Una pequeña parte del asesinato fue producto de una mente afectada. La mayor, pura maldad. Con sentido común van a llegar a la misma conclusión», dijo, refiriéndose al jurado popular.

«Les pido que no sientan pena. Les pido que no tengan compasión. Les pido que no tengan clemencia. Porque nadie sintió pena, ni compasión, ni clemencia por la pequeña Desirée aquella noche», terminó, en un alegato demoledor, la representante del Ministerio Fiscal. 

«El estado mental de la madre no estuvo relacionado con que asesinase a su hija»

En la misma línea, Manuel Ferreiro, abogado de la acusación particular mantuvo su petición de pena. Incidió en que «no hace falta explicar lo evidente», y que «es obvio que su madre, la única persona que estaba esa noche con la pequeña, acabó con su vida». Relató, de nuevo, los testimonios de testigos, agentes de la Guardia Civil y facultativos. Las cuales, según sus conclusiones, «se resumen en que planificó la muerte de Desirée» y que «murió estrangulada por la única persona que estuvo con ella esa noche». 

Quiso hacer hincapié, también, en que «la defensa ha querido enturbiar el proceso intentando engañar al jurado, haciéndoles creer que los actos de Sandamil fueron de una forma cuando las evidencias señalan la contraria». Insistió en que el estado mental de la acusada «estaba solo parcialmente afectado, como dijeron los forenses, que además añadieron que fingía y exageraba síntomas». Ferreiro instó al jurado a creer «a los peritos médicos, que son los que más saben, y que acreditaron que ella no tenía delirios con la niña, lo que descarta que su enfermedad estuviese relacionada con el asesinato de la pequeña».

En su turno de palabra, el abogado de José Manuel Leal, padre de Desirée, le pidió al jurado popular que no le creyera a él, «sino a todos los expertos que han pasado por aquí, y que dicen, en su grandísima mayoría, que la madre de Desirée la estranguló hasta la muerte y que era consciente de ello».

«¿Hay algo más indefenso que una niña de siete años durmiendo en la cama con su madre?»

Con respecto a la coartada de la madre y a la posición de su defensa, dijo «no poder» creerse «nada» de «una persona que se ha probado que fingía y exageraba sus síntomas para engañar a los psiquiatras». Insistió en que los momentos previos a la muerte de la niña y los posteriores «evidencian que ella fue la autora de la muerte». Ferreiro se refería a las búsquedas de estricnina de la madre, a la entrega de fotos de la pequeña a sus familiares paternos pocos días antes del crimen y la actitud pasiva que tenía cuando los sanitarios intentaban reanimar a su hija muerta ante sus ojos. 

«En sus delirios no aparecía Desirée. No tiene justificación posible defender que la mató por algún motivo desconocido y relacionarlo con su trastorno, el cual, ha quedado acreditado que en ningún caso era grave ni la privaba de estar totalmente conectada a la realidad», sentenció el letrado. 

Finalizó su intervención explicándole al jurado por qué defiende la pena máxima para la acusada: «No pedimos la PPR porque matase a su hija. La pedimos porque la asesinó con alevosía, aprovechándose de una niña indefensa y planeándolo previamente. ¿Hay algo más indefenso que una niña de siete años durmiendo en la cama con su madre? La mató a sangre fría, señoras y señores del jurado».

La acusación popular, representada por Francisco Lago, abogado de la Fundación Amigos de Galicia, no quiso salirse tampoco de ese tablero de ajedrez. «No se duda de la autoría del crimen», empezó el letrado, «pero creemos necesario que el jurado entienda que la acusada tenía un plan premeditado para matar a su hija». Lago quiso hacer hincapié en el testimonio del tío de Ana Sandamil, que declaró ante la Audiencia que había sido él quien había buscado el veneno, estricnina, en la tableta de la acusada, y no su sobrina.

«Lo que dijo el tío de Sandamil no se corresponde con la realidad. Él no declaró ante la jueza de Vilalba esta versión y sí ahora, ya que ahora sabe que no tenemos forma de comprobar quién buscó el veneno, ya que no se supo que se había buscado hasta tres meses después del crimen. Sabemos que no fue él porque ni siquiera recordaba el nombre del veneno, y está acreditado que la búsqueda fue explícita. Ademas, ¿por qué iba a buscar 14 veces en un solo día el término 'estricnina'? Él sabía que era una sustancia prohibida, y jamás la compraría», afirmó. Esta «compulsividad» en la búsqueda, denotada por la cantidad de veces que se buscó el término en poco tiempo «demuestra que fue la acusada la autora, ya que todos los médicos afirmaron que ella tomaba decisiones compulsivas y obsesivas». 

Alberto López

Repitió, al igual que sus dos compañeros, que la mujer «tenía las facultades parcialmente afectadas», y que, aunque sí supone un atenuante, «eso se compensa con el agravante de parentesco», por lo que siguen pidiendo la prisión permanente revisable (PPR) 

«En las pruebas específicas realizadas por los psiquiatras forenses, se acreditó que la acusada fingía y exageraba síntomas de su trastorno psicótico y de su amnesia. Además, en sus delirios jamás se hacía referencia a Desirée, lo que descarta una posible vinculación con el crimen», resumió.

Recordó el abogado, finalmente, una sentencia del Tribunal Supremo (TS) del año 2014. En ella, un caso «muy parecido», en el que el padre de dos niños «mostraba síntomas similares a los de la acusada», fue condenado a la PPR tras acabar con la vida de los pequeños. 

«Tenía sus capacidades totalmente anuladas, y ese es el único motivo por el que hizo lo que hizo»

Entonces, llegó el turno de la defensa de Ana Sandamil. Luis Rifón, su abogado, expuso durante más de 20 minutos todas las razones por las que él consideraba que su clienta tenía las facultades «anuladas» en el momento de los hechos, por lo que le preguntaba al jurado «si no sería más justo que evitara la prisión y fuera internada en un psiquiátrico»

El letrado afirmó que la madre de Desirée Leal «tenía su juicio totalmente cegado», amparándose en las declaraciones aisladas de algunos de los psiquiatras que comparecieron en el juicio, y obviando la gran parte de los testimonios de los facultativos, que señalaban en la dirección opuesta. Insistió ante el jurado que el trastorno que padece Sandamil «está acreditado», y afirmó que «fue el único móvil que tuvo para asesinar a su hija».

«Ana merece un castigo por lo que hizo, sí, pero congruente»

Llegó a negar los informes de los forenses, que acreditan que Sandamil fingió y exageró síntomas, y también rechazó que estuviese probado que su clienta no tuviese las capacidades anuladas. Lo hizo amparándose en la declaración de la psicóloga de la cárcel de Monterroso, que, en el juicio, confirmó que no tenía más información que el testimonio de la acusada durante una entrevista privada. Incluso, llegó a desdecirse a sí misma al final de su declaración, afirmando que la acusada «no tenía su capacidad volitiva anulada».

Con respecto a la autoría, el abogado llegó a afirmar que «Ana merece un castigo por lo que hizo, sí, pero congruente». De esta forma, admitió que su clienta mató a su hija, pero con una matización: «la coherencia nos dice que debemos tener en cuenta su estado mental en aquel momento, que le nublaba el juicio y hacía que no fuera consciente de sus actos». El letrado terminó su intervención diciendo que «Ana ya ha sufrido bastante. Primero, por su enfermedad grave y crónica; y segundo, por la muerte de su queridísima hija, la cual sabe que provocó ella misma y eso le produce un dolor insoportable».

El letrado afirma que su clienta «mostró unos cambios significativos en su comportamiento en los día previos al crimen, como irse de vacaciones sin avisar, darles las fotos de la niña a sus familiares, hacerse más reservada...». Esta actitud probaría, según él, que el trastorno de Sandamil empeoró a marchas forzadas en las jornadas anteriores a la muerte de Desirée, y terminarían por coartar «de forma total» su capacidad volitiva. 

Terminó explicándole al jurado la importancia de que entendiese que «la madre de la pequeña solo le hizo daño porque contaba con un trastorno grave la noche de los hechos, la cual ni siquiera ha podido recordar hasta ahora con claridad». Que se intentase quitar la vida fue el último signo de que «no hizo lo que hizo por su propia voluntad», concluyó.

La última palabra la tuvo Ana Sandamil. Por última vez, la acusada se sentó en el banquillo y no junto a su abogado. Lo hizo para ejercer su derecho a ser la última persona en intervenir en el juicio. Una vez más, volvió a aludir al amor que sentía por su hija para explicar que «nunca le habría hecho daño a la niña de mis ojos si mis facultades mentales fuesen las normales». Añadió la madre que «crie a la niña lo mejor que pude», y que «solo quería que fuese feliz». 

Añadió la acusada que no se explica «cómo pasó lo que pasó» aquella noche, insistiendo en que «solo cuando me dijeron que estaba muerta me lo creí». Terminó, visiblemente emocionada, diciendo que «nos adorábamos», y que «aún no me creo que no la voy a poder ver nunca más».

Este mismo lunes, los diez miembros del jurado popular fueron citados en la Audiencia para recibir sus últimas indicaciones de cara a la deliberación final. Serán ellos quienes, presumiblemente a lo largo del martes, decidan si Ana Sandamil es culpable de haber asesinado a su hija Desirée. La pena será un encargo para el tribunal de la Audiencia, y puede tardar varios días más en trascender. 

El padre de Desirée, José Manuel Leal, a la entrada de la Audiencia Provincial de Lugo, esta semana
El padre de Desirée, José Manuel Leal, a la entrada de la Audiencia Provincial de Lugo, esta semana ALBERTO LOPEZ

El padre de Desirée: «Nadie tiene derecho a arrebatarle la vida a otro ser humano»

El padre de Desirée, José Manuel Leal, sostuvo este lunes, antes de que comenzase la última jornada del juicio por el crimen de Muimenta, en la que las partes expondrán sus conclusiones, que en la vista oral ha quedado «suficientemente claro quien fue la autora y como cometió este brutal asesinato».

A la espera de la conclusión de la vista oral, para que el jurado comience a deliberar, insistió en que Ana Sandamil «no merece otra cosa que la pena de prisión máxima estipulada en este país a día de hoy, que es la prisión permanente revisable».

De hecho, opina «jamás pagará lo que hizo», porque «nadie tiene derecho a arrebatarle la vida a otro ser humano. Y estamos hablando de una niña que era su propia hija».

«Le diría al jurado que tengo en el cementerio, en una cajita, a una niña de siete añitos, llena de alegría, llena de vida. Con toda la vida por delante. Eso es lo que le diría al jurado. Estamos hablando de una vida humana. Una niña de siete añitos que fue brutalmente asesinada, aunque trató de defenderse todo lo que pudo», dijo el padre.

En cuanto al estado mental de la madre, una de las claves de este juicio, opina que «hubo forenses que fueron muy claros. Que tenía una afectación parcial, pero que no tendría que haberle afectado para hacer lo que hizo».

«En último caso, sería una afectación parcial. Y en el test que le hicieron para saber si estaba mintiendo, salió que lo estaba exagerando todo. Que estaba mintiendo», concluyó.

Declaraciones previas a la sesión

El abogado que ejerce la acusación popular, Francisco José Lago, confirmó que, por su parte, va a seguir reclamando una condena de prisión permanente revisable para la madre de la pequeña Desirée Leal, porque aún admitiendo una afectación parcial de sus facultades, considera que esa atenuante se ve también solapada por el agravante de parentesco.

«Vamos a apreciar una alteración no grave, moderada, de sus facultades mentales. Lo que da lugar a la aplicación de una atenuante, simple, que se compensaría con el agravante de parentesco y la petición de pena va a seguir siendo la misma: prisión permanente revisable», dijo Lago a los medios de comunicación, antes del inicio de la última jornada de la vista oral por el crimen de Muimenta.

En cuanto a sus conclusiones, la acusación popular defenderá que la «acción se desarrolló en dos actos», por una parte «la ingesta del líquido con trazodona que la madre le dio a beber a la niña» y, una hora después, cuando «se ejecutó la acción», con Desirée «adormecida y somnolente».

En ese sentido, el letrado precisó que, a su juicio, existe alevosía, desde el primer momento, pero también «una alevosía sobrevenida, en la segunda acción», porque «la niña está indefensa».

Con respecto a los informes médicos, «desde mi punto de vista los únicos que concluyen la falta de capacidad», que son los de «la psiquiatra que la atendió en el HULA y de la psiquiatra de Conxo, adolecen de ciertos defectos».

«No conocían cómo era la tramitación de la causa, no conocían cómo se había producido la muerte de la niña», de modo que sus apreciaciones sobre la supuesta amnesia de la madre, «fallan un poco».

«Desde mi punto de vista, falta rigor científico. Estoy plenamente de acuerdo con lo dicen las psicólogas del Imelga, los médicos forenses y el informe psiquiátrico, también del Imelga, que creo que es contundente», terminó.

Manuel Ferreiro, abogado de la acusación particular en el Caso Desirée Leal.
Manuel Ferreiro, abogado de la acusación particular en el Caso Desirée Leal. ALBERTO LÓPEZ

El abogado del padre: «Sandamil sufría una afectación leve»

El abogado que ejerce la acusación particular en el juicio por el crimen de Muimenta, Manuel Ferreiro, espera que los miembros del jurado atiendan «a la conducta que presentaba la acusada» el día de autos, porque, según su criterio, ese comportamiento demuestra que Ana Sandamil solo padecía «una afectación leve» de sus facultades mentales.

En declaraciones a los medios de comunicación, antes de participar en la última jornada de la vista oral por el asesinato de la pequeña Desirée Leal, Ferreiro dijo que su intervención para exponer las conclusiones de la acusación particular se centrará en explicarles a los miembros del jurado que «la niña fue estrangulada» y que «la única que pueda hacerlo fue la madre», de acuerdo con la prueba practicada.

«La única concesión que voy a hacer, porque tengo que ser justo con la prueba de los psiquiatras», dijo el letrado, es reconocer que «sí que hubo una afectación de sus facultades, pero fue una afectación leve, por la conducta que presentó la acusada ese día».

De hecho, recordó que «lo que vinieron a decir los psiquiatras forenses es que ellos podían concluir que tenía las facultades superiores conservadas, pero sí hubo una afectación parcial por el trastorno que tenía».

«Insistimos mucho en si nos podían precisar si esa afectación leve o grave, porque -el matiz- puede influir en la pena, pero reconocieron que no podían decirlo», lamentó. Por ello, considera que, a la hora de emitir un veredicto, «el jurado tendrá que atender a la conducta que presentaba la acusada ese día, ya que es la defensa la que debe demostrar que estaba severamente afectada, algo que no ha hecho».

En ese sentido, confirmó que seguirá pidiendo prisión permanente revisable para Ana Sandamil, porque esa afectación de las facultades operaría como atenuante, pero se compensaría con la agravante de parentesco.